La Oficina de Castigos *Libre*.

Le gustaba tener a Tama entre sus brazos, su cuerpo delgado y tibio parecía amoldarse al suyo en aquel abrazo. Nunca había estado así con él y aunque lo veía seguido nunca había tenido la oportunidad de sentirlo tan cerca. Podía sentir el latir veloz de su corazón y su respiración que al comienzo era agitada pero que poco a poco iba recuperando el ritmo habitual. Le hubiera gustado estar un buen rato así con él, solos y en silencio, disfrutando del simple placer de la cercanía del otro, no pediría más de él, no por ahora, pero el ángel pareció reaccionar y se apartó un poco. Él no estaba sosteniéndolo lo suficientemente fuerte como para que no pudiera liberarse, así que lo dejo alejarse cuando el otro quiso hacerlo, aunque sintió cierta tristeza cuando ese cuerpo tibio desapareció de entre sus brazos.

Lo vio tomar el cepillo y sus ojos volvieron a encontrarse, aquel silencio lejos de ser el ambiente callado y relajado de hace unos momentos, parecía ahora algo tenso y cargado de incomodidad, sabía que debía decir algo, pero no estaba muy seguro de que fuera lo más correcto, o que esperaba el ángel. Era como si aún no pudiera reaccionar del todo a lo que estaba pasando allí dentro. Cuando el chico volvió a hablar, y dijo aquello… no pudo evitar dar su opinión, sin siquiera detenerse a pensar en eso, impulsivamente, como solía hacer todas las cosas.

-¿Olvidarlo? Aunque quisiera no podría hacerlo Tama…-se recargo en el escritorio mas cómodamente y apoyó una mano en este, con sus ojos fijos en el joven castaño frente a él Se pasó una mano por el cabello suave y negó- Creo que ya esta bien peinado…pero antes de que salgas corriendo, tengo una duda –tamborileo con los dedos sobre la madera lisa del mueble mientras hablaba, pero se detuvo, tal vez se sentía algo nervioso y por eso lo hacía. -¿Por qué me besaste?

Sintio que su mundo se venia abajo al escuchar esa pregunta."¿Por qué me besaste?".Esa pregunta...¡¡¡Esa estupida pregunta es la que habia querido evitar!!!.¿Que por que lo beso?.Muy facil,¡porque lo amaba!.Estaba loquito por el desde que tuvo memoria.Porque se moria de celos y rabia cada vez que se enteraba de otra de las aventuras del Dios,o cuando lo veía coqueteando con otros.

Porque anhelaba sus besos,sus abrazos,sus palabras de cariño y sus caricias.Simplemente lo queria todo de el.Hasta su parte mala.Porque amar no es solo querer a alguien,es aceptarlo tal cual es,no importa como sea.Y el lo amaba demasiado y aceptaba que fuera asi.Por eso necesitaba rebelarse,gritar,romper.Ir encontra de todos y todo.Para sacar aquella frustracion que llevaba dentro.Porque lo necesitaba o sino caeria en llanto.Y llorar era una opcion que jamas tomaria.

Apreto sus puños con fuerza y se dispuso a mentir.Los angeles no mienten,pero el era un angel rebelde y le importaba un pepino las reglas.Sonrio con suficiencia y se dispuso a soltar una de las mentiras mas grandes que a dicho.-Simplemente me deje llevar,no te ilusiones vejete.-Sus palabras sonaron tan reales,que le sorprendieron a el mismo.Dejo el cepillo sobre el asiento que antes utilizaba el Dios y se dirigio a la salida.-Y debes olvidar,porque yo lo hare tan pronto como salga de este lugar.-Ahi estaba otra gran mentira.

Ese beso lo recordaria siempre.En parte para saber que por un momento,aquel rubio fue suyo (si,suyo,de nadie mas) y por otra parte,para recordar que jamas volveria a suceder.Eso fue una simple casualidad,una que no volveria a repetirse.Pero el angelito rebelde no sabia,que a veces las casualidades se empeñan en aparecer nuevamente,hasta lograr su objetivo.

Se dedicó a observarlo en silencio, notando que se detenía un poco a acomodar sus pensamientos para articular una respuesta, eso de por si no le gustó mucho pues ¿Por qué tenía que pensar tanto? Había sido una pregunta demasiado simple, o aparentemente no. Si a el caso hubiera sido al revés, y el fuera quien tuviera que responder le habría resultado muy fácil. Su respuesta no fue en nada lo que esperaba, y mucho menos lo que hubiera deseado. Debió suponer que no había “motivos ocultos” tras un simple beso, era lógico, incluso sus ángeles tenían esa clase de deseos después de todo. ¿Qué era lo que esperaba cuando la formulo? ¿Qué se lanzara a sus brazos y le dijera cuanto lo amaba? Era total y completamente descabellado, Tamashi nunca había mostrado ningún signo de tener un interés especial por él, y aquello debió ser como él dijo “ un impulso, nada más” y como aquello debería recordarlo.

Obviamente aquello no debería importarle tanto, y muchos menos lastimar su ego, después de todo había miles de angelitos, dioses y semidioses que deseaban estar con él, compartir su lecho… que uno de sus pequeños lo rechazara no debía ser algo tan grave… ¿pero por que entonces dolía tanto? Recargó ambas manos en el borde del escritorio cerrando los dedos alrededor de este mientras miraba al casto que estaba ya encaminado hacia la salida de su oficina. ¿Debía detenerlo? ¿O hacer igual que él y simplemente olvidarlo ni bien el otro cruzara el umbral?

De repente se le ocurrió algo y se puso de pie, se acercó al ángel y le cortón el camino, parándose justo frente a la puerta, anulándole la única salida que tenía del despacho. Lo tomó del rostro con ambas manos, descansándolas en las mejillas del menor y lo miró atentamente a los ojos, como si buscara algo en ellos. Se mantuvo así por unos instantes para finalmente sonreír con cierto aire triunfador. Rozo el labio inferior del chico con uno de sus dedos y luego simplemente lo soltó y se incorporó con aquella sonrisa pícara iluminando de nuevo su rostro.

-Mientes –dijo sin más apoyando después una mano contra la puerta de madera, inclinándose un poco sobre él para verlo otra vez más de cerca, acorralándolo un poco contra la misma- Los ángeles no pueden mentir Tama, ¿sabías que sus ojos cambian de color cuando lo hacen? – Se sentía sorprendentemente feliz de que se tratara de una mentira, y auque ignoraba la verdadera razón le era suficiente con saber que había mentido antes, por lo que no insistió en que le diera otra respuesta.

Estaba a punto de cantar victoria y cruzar esa puerta,cuando el Dios lo detuvo y lo miro fijamente.Penso que era para intimidarlo,pero cuando escucho lo que decia,un sentimiento de temor,junto al panico,invadio su mente."Mientes.Los ángeles no pueden mentir Tama, ¿sabías que sus ojos cambian de color cuando lo hacen?".

¡¡¿Como pudo habersele olvidado eso?!!.¡¡Estaba tan distraido por ese beso,que habia olvidado ese jodido detalle!!.Gruño con enfado y empujo con fuerza al rubio.Sus ojos chisperon con furia,ocultando asi el miedo y nerviosismo que sentia.¿El queria la verdad?.¡Debia estar soñando!.Jamas le diria que lo amaba,por mas que lo castigara no dejandolo volar.

Calculo y penso muy rapidamente lo que podia decir para no revelar el verdadero motivo.Si decia la verdad y al mismo tiempo una mentira,sus ojos no cambiarian de color.Y pensando esto,se dispuso a sacar todo el enfado que en esos años habia acumulado.-
Esta bien,te dire la verdad.Solo tenia curiosidad por saber porque motivo,todos los que se acuestan contigo alardean como si hubieran recibido el mejor premio de todos.¡Estoy hasta la coronilla de que lo unico que escuche de esos estupidos angeles,sea que se han acostado o besado al "Gran" Zeus!.¡Pues te tengo una noticia,no eres nada!.-Sus mejillas se sonrojaron,pero por la furia que mostraba con un brillo peligroso y atrayente en esos ojos carmesi.

-¡Tu provocas en mi lo mismo que un resfriado o una patada en el trasero!.De seguro te preguntaras "¿Y el jadeo,los sonrojos y los estremecimientos?".¡¡Te lo dire,estaba actuando!!.Tuve que pensar en todo lo que me gustaba para poder resistir la tentacion de vomitar todo mi desayuno.Felicitame y sientete orgulloso Zeus,tienes un gran actor frente a ti.-Se volteo y abrio la puerta con mas fuerza de la necesaria.-Y no creas que yo soy como esos estupidos de alla afuera,no me siento orgulloso,sino asqueado y decepcionado de tener un lider tan..promiscuo.Lo unico que te interesa es ir de cama en cama.Te informo de algo,vejete.Yo no sere una mas de tus absurdas conquistas.¡Y me importa un cuerno que no te guste!.Si tanto te molesto,hazme un favor y eliminame,asi ya no tendre que ver tu rostro y avergonzarme de tus actos.-Toda la frustracion,la ira que le causaba escuchar a los demas alardear de haber pasado por el lecho del rubio,al fin se liberaba.Pero no del todo,ya que el dolor y la tristeza aun estaban encerrados en su corazon.

Salio de aquella habitacion y cerro la puerta con brusquedad,pero no se fue.Sino que se recosto contra esta y se deslizo hasta sentarse.Sus rodillas temblaban y su respiracion estaba agitada.Aun estaba asombrado por todo lo que dijo,necesitaba calmarse.Encogio sus piernas y las pego a su pecho,abrazo sus rodillas y oculto su rostro en ellas.La duda de que tanto le habia afectado al Dios,lo que habia dicho,le carcomia,pero luego recordo que no debia de importarle nada al anciano,luego de todo lo que dijo.Pero no volveria atras,si el mayor decidia eliminarlo,bien,lo aceptaria.Tal vez asi descansaria de esa agonia de saberse no correspondido.

Se sobresaltó un poco cuando el ángel lo apartó de un empujón brusco, lo último había esperado era que se enfadara, pero aquella era la única emoción que alcanzaba a distinguir tanto en sus expresivos y brillantes ojos como en el resto de sus facciones. Incluso su postura corporal indicaba que su comentario había hecho enfadar por completo al menor, no porque hubiera sido desatinado, entonces ¿Por qué? A pesar de que, obviamente, era mas fuerte que el castaño dio un par de pasos atrás dejando que lo alejara pues no quería presionarlo más, parecía haberlo sacado por completo de quicio con aquella pregunta que para él mismo había resultado fácil. Sintió que el estómago se le revolvió cuando lo escuchó gritarle todas esas cosas, y aunque intentó disfrazar con una máscara de indiferencia su expresión de tristeza, no estuvo seguro de haber sido capaz de lograrlo.

¿Una prueba? Así que de eso se trataba, de comprobar si eran ciertos los rumores, de “asegurarse” por si mismo de que los demás se equivocaban cuando hablaban de él maravillas, y parecía más que satisfecho con el resultado de su pequeña experiencia, pues parecía haber confirmado la hipótesis que lo había llevado a besarlo. A pesar de que sus palabras resultaban cada vez más hirientes no apartó los ojos en ningún momento de los suyos. Cierto era que lo amaba, como a sus demás creaciones, pero más real era aún que no lo veía como uno más de sus pequeños “hijos celestiales”. Tamashi parecía guardarle un profundo y secreto rencor, al que él no encontraba fundamento, nunca lo había maltratado, ni lastimado en ningún modo, no se creía merecedor de sus insultos…pero ¿podía acaso culparlo si esos eran sus pensamientos? Tal vez no estaba tan equivocado, e incluso pensó que era posible que no fuera el único que lo pensara, pero sí el único capaz de enfrentarlo y decírselo directamente. Eso era lo que lo hacía especial, su descaro y sinceridad, su atrevimiento para manifestar lo que pasaba por su mente…¿Por qué iba a mentirle con algo como es? No, aquello era la plena y fría verdad, y no tenía mas opción que aceptara por mas pesar que llenara su corazón.

En ningún momento dijo nada, porque ¿Qué podía decir en su defensa? Sus palabras eran todas ciertas, pero nunca pensó que su comportamiento pudiera afectar a alguien al nivel de odiarlo de aquel modo, al nivel de apenas soportar verlo… No había lastimado su ego, sino sus sentimientos, y sentía que no le quedaban fuerzas para seguir hablando, o discutiendo con el ángel que parecía tener más que claras sus ideas. Así que tan sólo se quedó parado frente a la puerta, viéndolo salir sin decir ni una sola palabra, apoyando la palma abierta contra la puerta de madera de la misma una vez esta se cerró. Apretó el puño y fijo los ojos en el suelo alfombrado, con los pensamientos agitados y las ideas confusas. Si hubiera estado Hipnos por allí de seguro le hubiera rogado que lo indujera a uno de sus curadores sueños de días para despertarse más despejado, pero no tenía aquella fortuna.

Si Tamashi tanto detestaba ese sitio y a él, tal vez la mejor solución fuera enviarlo a la tierra, asignarle un humano y…dejarlo ser libre. Tal vez allí podría encontrar la felicidad que anhelaba, y sobretodo no volvería a hacerle daño con palabras como esas. En todo caso era lo mejor para los dos, el ángel no tendría que verlo de nuevo y él no sufriría tampoco. Eso haría, cuando las cosas se tranquilizaran hablaría con el menor… y le costaría su nuevo camino. No era odio, enfado o deseos de eliminarlo lo que sentía, su amor por él no había disminuido, sólo era tristeza lo que nublaba su mente dejándolo agotado. Nunca. Nunca en todos esos años uno de “sus niños” le había hablado como él.
-Como me gustaría sentir por ti... el mismo desprecio que tú sientes por mi-murmuró pensando en voz alta.

[TEMA CERRADO]