El cielo empezaba a tener tonos naranjas y rojizos, pues pronto anochecería, los últimos minutos de luz, y una suave brisa hizo que los árboles se movieran delicadamente haciendo que algunas hojas cayeran de las ramas, un color mortecino se dejo ver mesclado con los colores naranjas, para despues dar paso a la noche.
Un joven de cabello castaño caminaba por el lugar, dejando en libertad sus alas blancas, caminaba con absoluta calma, tomando uno que otro fruto de los árboles, sintió la suave brisa y una ligera sonrisa adorno sus labios.
-Que agradable noche- susurro mientras se sentaba bajo un árbol, mirando el paisaje natural que mostraba el lugar, dio un suave suspiro mientras cerraba sus ojos unos momentos, dejando que la naturaleza le arrullara.