Aunque había pasado bastante tiempo en la tierra, habían lugares que aún no conocía, aquel pequeño (no tan pequeño) caminaba sin rumbo denuevo, esperando ser aceptado por alguien... sus manos sostenían quel peluche de retazos que tanto le gustaba y sus cabellos azules se dejaban llevar por el ritmo del viento y sus mejillas ligeramente sonrojadas en aquel pálido rostro se dejaban ver por la luz de la luna.
-Aún así, sigo aqui... Mimiko (El peluche) ¿habrá alguien por fin? Con quien yo pueda jugar con quien yo pueda al menos hablar?