Cumpliendo El Jodido Castigo *Libre*

Relamio sus labios,en busca de aquel elixir dulce y delicioso que era el chocolate.Ya no sabia cuantas barras se habia comido (4 o 5).Pero ignorando eso,tomo otra barra,le saco la envoltura hasta la mitad y comenzo a comer.El chocolate era una de sus pocas cosas favoritas.El chocolate lograba hacerlo olvidar con su sabor.Por eso,combinar chocolate con volar,era simplemente sublime.Aun seguia sin recordar cuantas barras se habia comido en el aire.

Doblo en una esquina y continuo caminando.Era de noche ya y debia cumplir su estupido y ridiculo castigo.Habia ido esa mañana a cumplirlo,pero por una u otra razon,el Dios no estaba en su habitacion.-Debe de haber ido con uno de sus tantos amantes.-Ese era la solucion simple y al mismo tiempo dolorosa,que se daba asi mismo.A el no le importaba ser sincero y cantarte las mil y un verdades a la cara,por mas que esto te lastimara.Y lo mismo se aplicaba a el.¿Para que engañarse pensando que Zeus estaba trabajando?.¿Para que soñar que estaba triste pero aun asi lo queria?.¿Para que ilusionarse con que el mayor algun dia lo amaria tanto como el amaba al Dios?.Era simplemente ridiculo,el preferia la verdad,por mas dolorosa que fuera.Porque una mentira...una mentira simplemente no tiene perdon.

Una vez llego a la habitacion del anciano,golpeo la puerta 3 veces,con firmeza y espero.Mientras esperaba,sacaba otra barra de chocolate y nuevamente,iniciaba el ritual.Mientras el elixir se derretia en su boca,se dispuso a pensar.Ultimamente habia estado observando a los humanos y sus angeles guardianes.Era cansado y molesto tener que cuidar dia y noche a tu protegido.El no lo entendia,¡¡no podias hacer nada!!.Solo seguirlo a todas partes y procurar que se encuentre bien y toda la cosa.El realmente detestaria cuidar un humano,porque ya no podria volar sin preocupaciones,ni perderse bajo la lluvia o deleitarse con su codiciado chocolate.Eso para el,era como una carcel.

Necesitaba rebelarse,romper las reglas,gastar bromas a los demas y hasta hacer algunas travesuras pesadas.El era alguien libre que con solo el simple pensamiento del encierro (como era cuidar de los humanos) lo molestaba a niveles impensables.El jamas,jamas de los jamases,aceptaria cuidar a alguien que no fuera el mismo.Eso sonaria egoista,pero siempre a estado solo y la soledad ya se ha hecho su amiga.Un humano no estorbaria en su vida y por mas que lo obligaran,no lo protegeria.

Se sentía cansado, había sido un día largo y pesado. Las ninfas habían hecho un gran alboroto en los bosques cercanos y se había visto obligado a salir de su cama en medio de la noche anterior para calmar la situación y allí pasó el resto del día junto con algunos ángeles más para arreglar los destrozos causados. Pequeñas problemáticas, siempre lo hacían trabajar horas extras. Había dormido poco y además estaba algo estresado por el escándalo que se había montado, demasiado ruido para su gusto y además… Se encontraba sentado frente al gran espejo ubicado en una de las paredes, tenía una venda colocada con cuidado que rodeaba su cabeza en forma vertical cubriendo así su ojo izquierdo, un pequeño accidente en la tarde le había hecho en el una herida sin mucha importancia pero que fastidiaba bastante. Se quitó las vendas y observó el corte que cruzaba su parpado de forma diagonal, parecía estar sanando, y seguramente estaría bien en un par de días, pero resultaba molesto ver solo con el derecho.

-Que día…-murmuró para si mismo para después escuchar los golpes en la puerta, no esperaba a nadie así que le resulto extraño, con todo lo ocurrido había olvidado por completo el castigo de Tamashi, así que no sabía con quien se encontraría cuando dijo “Adelante”: Volvió la vista hacia la puerta con cierta curiosidad y se sorprendió al comienzo al ver al angelito entrar en la habitación llevando una barra de chocolate entre sus manos, entonces recordó el asunto del castigo y suspiró largamente. Le diría que con esa noche era suficiente, aquello era una tortura para ambos y no tenía deseos de continuar con eso, pero por ese día dejaría que lo cumpliera, pero procuraría apenas hablar con el pequeño para no acabar en otra dolorosa discusión. Tal vez era una buena oportunidad para comentarle su idea, no iba a enviarlo contra su voluntad con un humano a pesar de que ese era su trabajo, si quería dedicarse a vagar en el olimpo no iba a oponer resistencia, tenía muchos otros ángeles bien dispuestos a cumplir su trabajo.

-Buenas noches –lo saludó regresando la vista a su reflejo en el espejo para después buscar unas vendas limpias en un cajón y algo de desinfectante para limpiar la herida, claro que podía pedirle a alguien más que lo hiciera por él, pero detestaba esa clase de cosas, siempre se ocupaba el mismo de sus heridas, después de todo había sido su descuido. Escuchó los pasos del menor cruzar la habitación, seguramente dirigiéndose al cajón donde guardaba el peine para tomarlo y cumplir con su castigo lo más pronto posible y no tener que soportar su compañía por mas tiempo.

Una vez escucho el permiso para entrar,se dirigio al cajon donde sabia estaba el cepillo.Termino de comer la barra de chocolate y saco su pañuelo blanco,se limpio las manos y la boca.No tenia sucio ni nada por el estilo,sino sentiria aquella incomodidad,al saberse sucio.Pero aun asi se limpio y una vez listo,dejo su pañuelo sobre aquel mueble donde antes estaba el cepillo.

-Mmh...-Ese fue su saludo.Corto,sencillo y eficaz.Se acerco al rubio y cuando estaba a punto de comenzar,noto una venda obstruyendo su camino.Pero su curiosidad era mas grande.¿Como se habia hecho eso el anciano?.-Oye,vejete...la venda impide que te cepille el cabello.-Dijo el tenshi.Ningun ratro de enfado o nada por el estilo se denotaba en su voz.El chocolate hacia maravillas.

Mientras esperaba alguna respuesta del mayor,se dedico a enredar sus dedos en la cascada dorada que tenia por cabello su Dios.Era divertido y al mismo tiempo reconfortante,sentir esos sedosos hilos de oro,acaricias de forma lenta y constante,sus dedos.Se le antojaba otro chocolate,pero no podia comerlo ya que primero debia cumplir su castigo.

Pudo ver los movimientos de Tamashi a través del espejo, lo siguió con la vista por la sala gracias a su reflejo mientras se acomodaba la venda correctamente en el mismo sitio de antes. Una vez el joven estuvo detrás suyo escuchó su comentario y notó que tenia razón. – Ah… es cierto –afirmó para después llevar las manos hacia atrás apenas rozando las del otro para buscar el nudo del vendaje el cual encontró enseguida y desató para así poder quitarse lo que cubría el corte en su rostro. Dejó las vendas limpias sobre el mueble frente a él y simplemente esperó a que el otro comenzara su tarea, no lo fastidiaría, no lo haría hacer eso por demasiado tiempo, pero no podía tampoco olvidarse de aquel castigo y dejarlo ir sin más, su deber era tratar de que fuera un ángel correcto, aunque su personalidad le gustaba de aquel modo rebelde. ¿Qué importara lo que a el le gustar? Debía hacer lo mejor para todos y ya.

Suspiró largamente y volvió a fijar sus orbes azules en el reflejo en el espejo, observando como el castaño comenzaba con su labor. Se quedó en silencio por un rato, pensando un poco en si era el momento más adecuado para decirle aquello o no…. ¿pero cuanto mas esperaría? ¿No sería más difícil y doloroso cuanto mas se extendiera toda aquella inútil agonía? Bien, basta de vueltas y más tonterías hablaría de una vez y terminaría ese asunto, eso es lo que debió hacer hace tiempo, pero sus sentimientos egoístas no se lo habían permitido hasta ahora.

-Tamashi, he pensado que lo más correcto será que te asigne un humano bajo tu protección, creo que y estas listo para afrontar esa responsabilidad –su voz fue sorprendentemente serena, él mismo se sorprendió de que sonara así teniendo el cuenta el malestar interno que sentía, pero se alegró un poco de lograr disimularlo con tanta eficacia. - ¿Qué piensas al respecto? – tal vez esa pregunta estuvo de más, era su jefe podía simplemente obligarlo, pero no quería eso, por el bien del ángel e incluso del humano que estuviera a su guarda él debía desear hacerlo, o simplemente acabaría todo el asunto en desastre.

Cuando la venda ya no se interpuso en su camino,comenzo a cepillar el largo cabello rubio.No se habia fijado porque motivo utilizaba aquella venda,tenia curiosidad y mucha,pero no estaba de animo para escucharlo decir sobre que no era su problema y toda la cosa.

Estaba en su tarea cuando su Dios dijo eso y el cepillo fue aparar al suelo.Su cuerpo comenzo a temblar de ira mezclado con algo de dolor.Se aparto del mayor,porque estaba seguro que con los gritos que daria lo dejaria sordo.-¿Que,que pienso?,¡¡¿Que,que pienso?!!.¡Pienso que te has vuelto totalmente loco!,¡¿como se te ocurre pensar que yo cuidare de un estupido humano?!.¡Los detesto!,¡por mi podrian irse al lugar mas alejado de la galaxia!.¡Lo unico que hacen es destruir,matar,robar,secuestrar,hacer guerras sin sentido y un largo,etc!.-Comenzo a caminar de un lado a otro,mientras movia sus manos en todas direcciones,expresando su gran enfado.

Suspiró resignado y se masajeó las sienes con la punta de los dedos, sus gritos le perforaban la cabeza, bastante cansado estaba ya como para escuchar tanto escándalo por algo tan simple como pedirle que cumpliera su trabajo… era culpa suya, había sido siempre muy condescendiente con él, le había permitido hacer lo que quisiera y ahora estaba pagando las consecuencias de consentirlo demasiado. Suspiró y se inclinó para tomar el cepillo del suelo y dejarlo sobre el mueble nuevamente. El ángel parecía haberse realmente alterado por su comentario, no esperaba que lo tomara tan mal, incluso había tenido la ilusión de que la idea le agradara como a él, al menos como una forma de alejarse de él… pero aquel no parecía ser motivo suficiente, tal vez se daba mas importancia de la que en realidad tenía.

Se giró en su asiento de modo de poder verlo ir de un lado a otro de la habitación como si al gastar sus energías en caminar lo ayudara a tranquilizarse un poco. Esperó unos momentos a que se tranquilizara un poco y suspiró antes de hablar. –Si no es cuidar a un humano, que es para lo que fuiste creado, ¿Qué harás Tamashi? –nunca, en todos esos años habían tenido aquella conversación, al menos no con esa seriedad. Quería saber que era lo que el otro deseaba hacer entonces, pues si no era eso…alguna ocupación debía encontrarle. Lo miraba ir de un lado a otro aguardando por su respuesta mientras el mismo pensaba que era lo que podría gustarle hacer a Tama, en que podría sentirse cómodo y feliz, pero no se le ocurría nada.

Se giro y abrio su boca para contestarle,pero ningun sonido salio de el.Sus ojos estaban fijos en la linea diagonal que cruzaba por el ojo izquierdo del mayor.Sin decir nada,se acerco a el rapidamente y con su dedo indice,acaricio muy lenta y suavemente aquella herida.

-¿Como diablos te hiciste esto..?-Pregunto con un tono tranquilo y preocupado,todo lo contrario a lo que era segundos antes.Realmente estaba intrigado,nadie,absolutamente nadie de ese lugar,ademas de el,se atrevia a hacerle algo a Zeus.Por eso estaba curioso y preocupado,cosa que no pudo disimular por mas que quiso.El corte no era muy profundo,pero si lo suficiente como para hacerlo sangrar y dejar una cicatriz,si no se curaba adecuadamente.

A pesar de que sintió una pequeña molesta al momento en que su dedo delineo el corte superficial notaba que estaba teniendo cuidado y no se quejó ni un poco, tampoco se movió o cambió su expresión. Mantuvo el rostro impávido y serio, y aunque no apartó su mano tampoco hizo comentario sobre ese gesto. Su ojo herido se cerró un poco más como reflejo al toque del otro pues mantenerlo abierto claramente le producía un dolor innecesario, con el ojo sano mantuvo la vista fija en el ángel que ahora tenía enfrente. –No es grave, trabajo –respondió con sinceridad pero sin entrar en detalles, después de todo había sido un accidente y no tenia intenciones de echar culpas, sabía que una herida como esa se curaría muy pronto, solo era cuestión de soportar las molestias por un par de días, nada de lo que preocuparse en realidad, aunque la expresión de Tama indicaba lo contrarió lo cual le dio cierta curiosidad pero no la suficiente como para preguntarle por eso.

Finalmente tomó la mano de Tama para apartarla con suavidad de su rostro, hubiera deseado agradecerle su preocupación pero era mejor no hacerlo, seguramente sólo empezaría a gritar que eso no era cierto y demás, prefería quedarse con la ilusión de que le importaba un poco. –Hueles a chocolate, ¿Cuántos has comido? –comentó con cierta diversión, sabía cuanto le gustaban al angelito así que se volvió al mueble buscando algo en uno de los cajones, finalmente encontró una barra de chocolate y se la extendió al menor para que la tomara.

Penso durante un momento la respuesta.-Creo que...35...si no es que mas.-Dijo como si nada,Al ver la barra de chocolate sonrio con felicidad y le quito la envoltura hasta la mitad,para luego iniciar a degustar de tan delicioso manjar.¿Porque el chocolate no era un ser con vida?.Si fuera asi,hace mucho que se hubiera quedado con el dulce y no tendria esos problemas sentimentales.

Miro la herida y luego al Dios.-Te curare eso y ni se te ocurra decir que no lo necesitas,porque lo hare igual.-Su mano libre (la derecha) se poso muy suavemente en aquella fina linea y el brillo esmeralda se hizo presente.Sabia que no le hacia sentir dolor,solo un pequeño cosquilleo que no era incomodo.Una vez listo,aparto su mano y noto como aquella herida casi ni existia.-Tienes una casi invisible cicatriz,en 1 o 2 dias desaparecera por completo.-Y continuo disfrutando del chocolate.

Sonrió algo divertido por esa respuesta, ¿35 chocolates? Eso debía ser un record o lago así… Era realmente adicto a esos dulces, tal vez tanto como él al vino, lo cual no era poca cosa. Al menos no parecía ser una adicción grave, después de todo no le causaría ningún daño físico. –Tienes suerte de ser inmortal –comentó con algo de diversión, pues de ser un ser humano esa cantidad de dulces seguro le habría dado como mínimo un ataque al hígado. Lo vio quitarle el envoltorio y comenzar a disfruta del pequeño manjar que le había obsequiado. No hizo comentarios ni opuso resistencia cuando dijo que lo curaría, sabía que cuando algo se le metía en la cabeza a Tama era casi imposible hacerlo cambiar de idea, y quejarse o decirle que no era necesario sería una perdida de tiempo.

Sintió un cosquilleo cuando la herida cerró, dejando una casi invisible marca, lo hubiera hecho el mismo, podía solucionarlo, pero no tenía deseos de gastar energía en algo que simplemente el tiempo podía curar, de todos modos aquello le ahorraba responder preguntas inútiles cuando otros dioses lo vieran. –Gracias – se inclinó apenas y le dio un beso en la mejilla sin importarle que al otro le fastidiara este gesto, simplemente hizo lo que quiso y fue luego a su ropero en busca de su pijama, consideraba el castigo de Tama mas que cubierto por esa noche, así que buscó la ropa de seda celeste con la que dormía y luego de dejarla sobre la cama comenzó a quitarse la ropa que llevaba con tranquilidad, sin sentirse intimidado para ello por la presencia del menor. Lo más probable es que simplemente se fuera de allí, dando por terminado su deber esa noche.

Cuando sintio ese leve rose en su mejilla,incluso despues de que el mayor se habia alejado,llevo su mano instantaneamente ahi.Sus dedos rozaban suavemente aquella zona,sintiendo aun el cosquilleo que dejaron aquellos dulces labios.No lo comprendia,habia creido que estaba enfadado con el por todo lo que le habia dicho.Pero al parecer se equivocaba.

No sabia cuanto tiempo se habia quedado pensando en ese pequeño beso,pero cuando volteo su mirada para ver que hacia Zeus,casi le da un ataque al corazon.¡El muy jodido se estaba quitando la ropa como si nada!.Por mas que quiso,no podia apartar su vista.Esa ancha espalda,esas fuertes piernas y..¡oh,dios!,¡ese jodido trasero!.Su respiracion se agito un poco y el sonrojo en sus mejillas era increiblemente alto.

Debia decirle algo,¡lo que sea!,para que se vistiera y dejara de hacer aquel espectaculo,donde solo el era espectador.Pero por mas que lo intentaba,no podia decirle nada.Queria gritarle que se detuviera y se pusiera aunque sea un misero boxer,pero ni una sola palabra coherente se formaba en su cabeza.Hasta que no pudo aguantar mas y al fin,hablo.-¡¿Q-Que demonios estas haciendo?!...-Ok,no habia sonado como queria,ya que estando tartamudeando asi,era imposible.Aunque al menos le pudo decir algo.

Estaba de espaldas a la entrada de la puerta de entrada y también del menor al que ya no veía y del cual parecía haberse olvidado por completo. En realidad pensó que apenas el se alejara el angelito saldría rápidamente, y aunque le pareció un poco raro no escuchar el ruido de la puerta la cerrarse hizo caso omiso a ese detalle y se quitó las prendas una a una dejando su cuerpo desnudo totalmente a la vista del castaño, desconociendo el hecho de que el menor no parecía poder apartar la mirada de él Dejó todas las prendas sobre la cama doblándolas cuidadosamente, tomándose el tiempo de dejarlas sin una arruga sobre el fino cubrecama para después tomar la camisa del pijama. Cuando iba a colocársela escuchó la voz de Tamashi tartamudeara aquello y giró solo un poco la cabeza buscándolo con la vista, descubriendo que permanecía inmóvil en el mismo sitio donde lo había dejado.

Enarcó una ceja, sintiéndose algo sorprendido de verlo ahí, no le molestaba en lo más mínimo que lo viera sin ropa, pues nunca se había avergonzado de su cuerpo, pero se le hacía un poco extraño que no hubiera emitido sonido. Su rostro estaba completamente rojo lo cual le hizo algo de gracia, pero no lo sacó pro completo de su asombro. -¿Aun… sigues ahí? –no se denotaba molestia o enfado en su voz, solo algo de incredulidad, pero para nada era aquella una invitación a retirarse. Se llevó una mano al cabello acomodando un mechón largo detrás de su oreja pues le molestaba para ver al angelito que por poco temblaba de pies a cabeza.

Volvió a girar la cabeza dejando de mirarlo y ahora sí se colocó la camisa de seda de su pijama, abotonándose uno a uno los pequeños botoncitos blancos, la prenda apenas lo cubría hasta el borde de sus muslos, dejándolos ver un poco cuando caminaba, pero ¿Qué más daba? No tenía nada que ocultar. –Lamento haberte dado tan horrible espectáculo –comentó en tono burlón, pues recordaba perfectamente todas y cada una de las palabras que él le había dicho el día anterior, pero la cara de aquella criatura no demostraba precisamente desagrado ante lo que estaba frente a sus ojos.

¿Que decia..?,¡¿Que decia?!.Estaba hecho un manojo de nervios y bochorno.Algo entre sus piernas le molestaba un poco y el hecho de que el Dios se vistiera de esa forma,no ayudaba en nada.Sintio el desbocado latido de su corazon y por un segundo penso que este queria irse de paseo muy,muy lejos.

Sus labios,temblorosos y resecos,pronunciaron palabras que de seguro siempre se reprocharia de haber dicho.-N-No fue....t-tan malo...-Dijo entre murmullos,mientras al fin lograba apartar su vista de ese escultural cuerpo.Se sentia tan idiota,tan indefenso y pequeño.No queria que Zeus lo viera asi,por que sabia que se daria cuenta de que sus ojos cambiaron de color.Claro que el espectaculo no fue malo,¡fue simplemente el mas erotico que habia visto en toda su vida!.

No es que tuviera mucha experiencia en ese tema,ya que jamas se ha masturbado (por asombroso que suene) y mucho menos ha visto cosas asi.Pero sin duda,no importa los siglos que vinieran por delante,ese espectaculo definitivamente se llevaba el premio Oscar.Y que todos los Dioses lo ayuden (que ironico,tenia uno delante de el y no lo ayudaba precisamente) para no dejar ver la enorme ereccion que tenia entre sus piernas.

Las palabras de Tama apenas dichas en un casi inaudible murmullo llegaron como agua clara a sus oídos y lo hicieron sonreír más marcadamente, no entendía a ese chico, definitivamente no comprendía que pasaba por su cabeza, pero no planeaba tampoco ponerse a comprenderlo en ese momento, en el que el menor apenas parecía tener capacidad para articular una frase completa. Notó después como dejaba de mirarlo, seguramente avergonzado cuando el se dio la vuelta para poder verlo frente a frente. Anduvo unos pasos hasta el ángel deteniéndose justo frente a él y estudió su rostro con sus azules ojos, analizando esa apenada expresión, ¿Dónde estaba la ira y todo lo demás que había teñido sus palabras el día anterior? Se atrevió a colocar una mano en su mejilla para hacer que sus ojos volvieran a los suyos, y soltó una pequeñísima risita al ver aquel tenue cambio de color en sus pupilas.

No esperaba que la situación tomara un giro como ese, pero ¿Qué hacer? Tenía a un pequeño ángel allí frente a él que parecía completamente rendido a él, por mas extraño que sonara aquello.. y él se encontraba ante una gran incógnita. Podía arriesgarse, y ver como reaccionaba el menor cuando el lo besara o intentara tocarlo… pero también era, y muy posible, que volviera a gritarle e insultarlo como el día anterior, ¿y si era otra trampa? Bien sabía lo que él quería pero le resultaba imposible estar seguro de los deseos de Tamashi en aquel momento. Al menos eso pensó hasta…. Que sus ojos recorrieron su cuerpo notando un pequeño, pero importante detalle, que hasta el momento le había pasado desapercibido. Aquel bulto que sobresalía en la toga del menor a la altura de su entrepierna no era algo que el jovencito pudiera fingir….Eso le indicaba que realmente se había excitado con sólo verlo sin ropa, ¿tan fácil resultaría?

Se inclinó apenas frente a él para dejar el rostro a su misma altura y tocó la punta de su nariz con la del chico sin soltar su rostro en ningún momento para que no se apartara. –Ahora… voy a besarte, y no quiero quejas –le dijo en tono dulce pero como si se tratara de una amenaza que no tardó en llevar a cabo, uniendo sus labios rosados a los del ángel para saborearlos una vez más, fundiéndose por segunda vez en un apasionado y acalorado beso. La mano que no estaba sobre su cara fue a su espalda baja para poder apretarlo un poco más contra él, y sentir su cuerpo pequeño y delgado más cerca del propio. No lo sostenía con fuerza, podía apartarse si así lo deseaba, pues no le gustaba obligar a nadie, pero algo le indicaba que no sería así…

Gimio de puro gusto cuando su boca su unio con la del mayor.Y nuevamente estaba con duda,¿debia corresponder aquel beso?.Si lo hacia,demostraria al rubio que todas las palabras del dia anterior,eran casi mentiras.Pero una vez su lengua rozo con la contrario,se olvido de todo y correspondio ese beso como si el mañana no existiera.

Sus caderas se movieron como si tuvieran vida propia,se ponia un poco de puntita de pie y las restregaba contra las del Dios,se apartaba un poco y volvia a repetir la misma accion.Creando una friccion lenta,timida y placentera entre sus miembros.Paso sus brazos por el cuello del ojiazul y aprovecho eso para empujarlo un poco hacia delante y profundizar aun mas ese lujurioso beso.

Ya le daba igual todo,el solo queria que el otro lo abrazara con fuerza y lo besara hasta que sus pulmones no dieran a basto.Olvido que seguramente casi todo el Olimpo habia besado esos labios.Y olvido todas las veces que vio al rubio pasar con un amante distinto.Simplemente,olvido todo y se entrego completamente a ese beso.

Su lengua y la de Tamashi se enredaban y jugaban juntas estremeciéndose en aquel delicioso beso, sus labios sabían exquisitos, y no notaba duda o enfado en ellos. Le gustaba aquello de sentirse correspondido, sin importare ya lo que Tama pensara de él, o lo que le hubiera dicho el día anterior, se olvidó por un rato de sus hirientes palabras y se perdió en la calidez de la boca ajena. La garganta le empezaba a escocer por la falta de aire, pero le dio igual, y no se apartó ni un centímetro de su boca, profundizando más el beso cuando el otro lo tomo por el cuello.

Sintió como el cuerpo de Tama se movía un poco, friccionándose contra el suyo, como si tuviera vida propia y actuara más allá de la mente del angelito, ese movimiento tímido y suave lo incitó a tomar más confianza y llevó sus manos a los muslos del menor levantándolo un poco del suelo invitándolo a que rodeara sus caderas con las piernas para aumentar la cercanía y la comodidad de ambos. Dio unos pasos hacia tras hasta que sus piernas tocaron el borde de la cama, se sentó en el cómodo y mullido colchón sentando al menor sobre su regazo.

Finalmente se separó de los labios del otro, dejándolo respirar y dándose el tiempo también de recuperar el oxigeno que sus pulmones rogaban porque les devolviera, respiro agitado unos momentos y luego comenzó a besar el cuello del ángel saboreando su piel suave y fina con los dientes y la lengua sin dejar marca en ella mientras sus manos paseaban por sus piernas por debajo de la toga que el jovencito llevaba cubriendo apenas su delgado cuerpo. Aún tenía algo de inseguridad, pensaba que el otro podía cambiar de idea en cualquier momento y simplemente empezar a chillar que lo soltara, y no tendría más opción que hacerlo…pero mientras eso no ocurriera disfrutaría de su tiempo con el castaño.

Cuando esas grandes manos se posaron en sus muslos y lo levantaron un poco,al instante rodeo con sus piernas la cintura del mayor.No fue consiente de nada,hasta que sus labios se separaron y sintio esas caricias en su cuello.Al instante se estremecio y sus caderas comenzaron a restregarse nuevamente,creando otra friccion.

-Mmmh...Z-Zeus...nngh...Zeus...-Jadeaba y gemia quedito,al oido del rubio.Ocasionando que su calido aliento chocara contra esa zona tan sensible.Su voz estaba un poco ronca,siendo asi erotica y provocativa.Otro estremecimiento recorrio su cuerpo,a causa de esa humeda y juguetona lengua.Su cuello era un punto demasiado sensible,cosa que le molestaba pero que en esta ocasion,le daba igual.

Sus manos recorrieron la fuerte espalda por sobre la tela de aquella camisa.Llegaron hasta el final y jalo un poco hacia arriba,para asi introducirlas y tener contacto directo con aquella tersa piel.Sus dedos recorrieron con ansias cada rincon,memorizando todo.Mientras sus dedos se deslizaban de arriba hacia abajo,hacia pequeños masajes,tocando algunos puntos erogenos que sabia,estaban por ahi.

Sus suaves y cadenciosos gemidos, y la fricción de sus caderas contra ls suyas no hacían más que comenzar a excitarlo, deseaba poder conocer más de aquel cuerpo que se le ofrecía, poder tocarlo y saborearlo por todas partes, conocer todos sus rincones hasta memorizar cada uno de sus recovecos. El aliente tibio que salía de la boca del ángel acariciaba su oreja que era uno de sus puntos sensibles y logró que un suspiro involuntario brotara de sus labios húmedos interrumpiendo el juego cariñoso en su cuello. Ni hablar de cuando escucho su nombre murmurando de aquella forma deseos y sumisa su nombre, sintió como el bello de todo el cuerpo se le erizaba en un estremecimiento y lo mordió en el cuello nuevamente dejándole las marcas de los dientes pero sin llegar a lastimarlo.

Sintió sus manos pequeñas recorrerle la espalda sin ninguna vergüenza, y él se lo permitió pues e gustaba que lo tocara tanto como a él tocarlo. Pero... Tamashi tenía aún demasiada ropa, y aquella prenda que le obligaba a llevar todos los días a pesar de sus quejas ahora se volvía impertinente y molesta. Sus manos que se deslizaban por sus piernas buscaron el borde de la toga y tiro de ella hacia arriba para esperar que el menor levantara un momento los brazos y así quitársela, dejándolo tan solo con su ropa interior. Apartó el rostro, solo lo suficiente para poder examinar el cuerpo del ángel, prestando atención a la forma perfecta y deliciosa de aquel cuerpo que ahora tenia en sus manos, y que podría saborear a gusto.

Regresó a sus labios y lo volvió a besar dejándose caer boca arriba en la cama con el otro encima, recorriendo con sus manos la espalda desnuda del ángel hasta llegar a sus redondos y perfectos muslos que acarició por sobre la única prenda que aún llevaba puesta. –Tama…shi...-le susurro sobre los labios interrumpiendo el beso por un instante, no tenía nda para decirle, aquello parecía un sueño muy extraño, pero lo disfrutaría hasta que despertara. Apretó con sus dedos su trasero y siguió con las caricias en la zona.

Gimio cuando sintio aquella mordida en su cuello y el apreton en su trasero.Sus mejillas estaban sonrojadas fuertemente,sus ojos entrecerrados y dilatados y un halo de jadeos escapaban de sus labios rojos,a causa de los besos.Sus caderas jamas detuvieron aquel movimiento provocativo y sensual,siguiendo asi con la friccion que lentamente lo llevaba a la perdicion.

Se inclino hacia delante (se habia arqueado un poco,a causa de una pequeña oleada de placer) y se acerco al oido del rubio.-T-Tocame...mhm...Zeus....tocame...ahh...-Succiono el lobulo del oido y aleteo con su lengua,aun dentro de su boca.Lo mordio y lo jalo,para nuevamente succionarlo.Se deslizo un poco hacia abajo,en un punto sensible justo debajo del oido.El cual lamio y chupo un poco.

Mientras se entretenia en eso,sus manos quitaron 1 a 1 todos los botones de aquella camisa y una vez listo,sus manos recorrieron cada milimetro de piel,grabando cada forma y cada curva en su mente.Pero sus dedos se entretubieron con los pequeños pezones,los cuales jalo,pellizco y presiono un poco.Todo sin llegar a ser rudo,pero tampoco siendo demasiado suave.Simplemente una mezcla perfecta de pasion y timidez.Curiosidad y ansias,por lo que podria encontrar.Toda una mezcla de emociones y sensaciones que el descubria poco a poco.

Su voz con aquel toque desesperado, presa del deseo que parecía estar quemándolo por dentro lo incitó a liberar su lado malvado, le encantaba oírlo rogarle, por lo que considero la posibilidad de hacerlo sufrir un poco y hacerlo esperar un poco más. Le divertía y excitaba oír sus pedidos susurrados de aquella forma siseante en su oído, interrumpidas esas palabras por los sonidos que inevitablemente el menor producía sin poder contener las sensaciones que crecían en el, como turbulentos tifones de placer. Tamashi apenas llevaba ropa interior, y el resto de su piel estaba disponible para ser recorrida por el rubio quien no dudo en acariciar con sus dedos toda superficie existente de su cuerpo, sintiendo la forma de sus músculos, la suavidad y tibieza de su piel, la forma de sus huesos, sus manos parecían “leer su cuerpo” y su mensaje era muy claro…lo deseaba, tanto como el Dios deseaba tener al ángel.

Sintió de un momento a otro algo húmedo saborear su oreja, y cuando observó vio que el menor le había desabotonado la única prenda que llevaba y ahora lamía aquella zona sensible, a su vez las manos del castaño procuraban dejar erectos sus pezones, aquellas acciones lo tomaron un tanto desprevenido, en realidad porque nunca esperó que Tama reaccionara de aquella forma, lo tenía desconcertado, pero todo aquello le encantaba. De improviso lo hizo girarse en la cama, quedando ahora él sobre el menor, acorralándolo contra el colchón, pero sin recargar su peso en él. Lo miró fijamente, directamente a sus preciosos ojos que ahora se veían claros y brillantes… aquello había ido demasiado lejos, si quería detenerlo era su última posibilidad… luego no habría vuelta a atrás.

Comenzó por besar sus hombros, bajando lentamente por su pecho, lamiendo mordiendo y succionando primero un pezón y después él otro, hasta dejarlos ambos completamente mojados y duros. Su lengua delineo la línea suave de su veintre hasta llegar a su ombligo pequeño donde la introdujo jugando allí, provocándole pequeñas y seductoras cosquillas. Sus manos entretanto procuraban seguir recorriendo sus piernas y muslos jugando a rozar el elástico de la ropa interior del joven sin amagar aún con quitársela. Sus labios continuaron el descenso hasta llegar a sus boxers, ajustados a su cuerpo pero visiblemente demasiado pequeños para contener su creciente excitación, sonrió con cierta malicia ante sus perversas ideas, y lejos de aliviar las molestias que el ángel debía sentir en la zona de su entrepierna se propuso aumentarlas pues comenzó a lamer su sexo por sobre aquella prenda, humedeciéndola lentamente y acariciándolo a través de ella sin tener aún contacto directo.

Dejo escapar un ronco,largo y lastimero gemido,al sentir esas caricias que lo volvian loco.Lo torturaba y al mismo tiempo lo hacia sentir de forma inexplicable.Esas sensaciones tan nuevas,tan intensas y tan unicas.Esas sensaciones que el rubio provocaba con su boca,por mas que lo estubiera torturando.

La desesperacion hizo presencia,junto con el enfado.Estaba ansioso y su estupida ereccion le dolia horores.Coloco sus manos en el cabello del ojiazul he hizo un poco de presion en su entrepierna.-Ya...mmhh...ya hazlo,de una..jodida,vez!...-Ordeno jadeante.El no queria juegos,el queria que fuera al grano.Solto un pequeño gemido y movio sus caderas,dejandole muy en claro lo que queria y que lo queria ¡YA!.

Sonrió divertido al escuchar sus gemidos lastimeros, y sus palabras en tono de orden, como si él tuviera que obedecer sus caprichos… Sólo le dejaban claro que estaba logrando su objetivo: enloquecerlo, llevarlo al mismo límite. Siguió recorriéndolo con la lengua por sobre la ropa unos momentos más, hasta que decidió dejar de hacerlo sufrir y darle lo que quería. Sus manos fueron hasta el elástico de la ropa interior del menor desprendiéndolo de esta, y dejando su erección totalmente expuesta frente a su rostro. Pasó primero sus dedos por su sexo erecto, acariciando el tronco y dándole un golpecito en la punta húmeda, lo sentía ardiente y duro bajo su tacto, necesitado de liberarse. Pero antes, jugaría un poco más con él, aun era demasiado pronto.

Lo lamió alrededor en la base mientras sus dedos apretaban suavemente sus testículos y su lengua se enredaba alrededor humedeciéndolo por completo para después meterlo finalmente dentro de su boca succionándolo despacio sintiendo como las caderas del ángel se movían instintivamente en busca de más contacto con su cavidad húmeda. Sentía su sexo chocar contra su paladar y lo araño sin causarle daño con los dientes mordiéndolo suave para depuse seguir succionando. Le encantaba su sabor y textura, pero por sobretodo los sonidos que Tamashi hacía al sentir aquel desbordante placer. Notaba que no faltaba mucho para que se corriera, estaba demasiado hinchado y debía dolerle bastante, estimulo el glande mientras sus dedos seguían masajeando sus testículos esperando por aquel momento en que llegara al orgasmo.