La Villa de marmol

Aurus cerró los ojos, obnubilado por aquel delicado toque sobre sus labios, aquella lengua que daba ligeros toques que lo encendías más si aquello era posible, Aurus estaba seguro que si lo pusieran sobre una montaña de nieve la fundiría. Su cuerpo dorado onduló, sinuosamente, estaba sintiendo que aquella boca sabía cuál era sus puntos débiles, Zaq atacaba justo donde era vulnerable y la maravillaba que a pesar de ser un hombre inexperto se estuviera comportando maravillosamente en aquel primer encuentro, no lloriqueaba ni se comportaba con el pudor de una doncella, sino que lo desnudaba y lo tocaba como él deseaba.

El esclavista sonrió y sacó su lengua para que enrollara con la de Zaq en el aire, alzo aquellas manos hábiles de largos dedos y las posó sobre el pecho del joven, le acarició los pectorales con suavidad, notando su firmeza y la sedosa epidermis bajo sus yemas, lampiña y tierna. Sus manos dibujaron los abdominales con la habilidad de un escultor y se abrieron como las alas de una mariposa para rodear la breve cintura de Zaq posesiva y firmemente.

Inclinó la cabez, eludiendo los labios de Zaq, jugando, buscó su cuello y enterró su boca en él, mordiendo con suavidad, halando de la epidermis y lamiendo el sudor que ya la perlaba, notando su sabor salado contra el paladar. Llegó hasta la clavícula, trazando un camino ardiente y de repente apresó un pezón con sus gajos heridos y la lengua comenzó a jugar con la sensible punta.

Lamió su lengua efusivamente cuando este la sacó, abrazándole con fuerza para que no pudiera separarse. Un hilo de saliva empezaba a descender desde la comisura de sus labios hasta su mandíbula. Nunca hubiera pensado que todo aquello pudiera ser tan adictivo. Las manos del otro empezaron a descender por su cuerpo, dejando una sensación de fuego en cada célula que tocaba. Su propio miembro se vio apretado contra los el pecho bajo de Aurus, causando una caída de su cabeza hacia atrás mientras abría la boca para coger una bocanada de aire.

- Ah... ah... - su rostro enrojeció, ya que nunca había sentido semejante sensación, ni siquiera en las ocasiones que él mismo procuraba darse placer, aunmentó ligeramente su respiración cuando el otro le mordió el cuello, poniéndose este aún más sensible a poder ser-.

Sintió como el otro hacía a placer lo que quería con su cuerpo, pero esto era una pelea de dos, y no podía dejarse ganar en este campo. fregó la palma de las manos contra los hombros de Aurus, haciendo fuerza para tumbarle a un lado y situarse él encima. Podía sentir el roce de ambos cuerpos y como aumentaba el calor en esa estancia. Puso las manos encima del lecho y bajó la cabeza, pasando sus labios por los alrededores del ombligo del esclavista, dejando salir su aliento caliente y haciéndolo chocar contra esa parte del cuerpo. Abrió lentamente la boca y dejó salir su lengua, que se hundió en esa pequeña cabidad, mojándola por completo y dejándola ahí expuesta al cambio de temperaturas entre el frío de la habitación y el calor de su músculo degustativo. Fue bajando lentamente desde ahí, llegando al miembro de este, el cual observó lentamente, deteniéndose a examinarlo.

Antes de hacer nada debía pensar en que era lo que le gustaba a él mismo, y así, si intentaba reproducirlo, quizás el otro sentía lo mismo, pero negó mentalmente, pues cada persona era distinta, y Aurus era unos planos nuevos por comprender. Bajó su boca y la pasó rozando pero sin tocar por el tronco del esclavista, dejando salir su aliento lentamente, que ahora era algo más frío que el calor de esa zona, debido a su excitación.

Aurus parpadeó y se apoyó sobre sus codos, las sorpresas no paraba de sucederse aquella noche, sus abdominales se endurecieron y su pene terminó de ponerse completamente erecto cuando sintió el aliento de Zaq sobre él, era una falo de tono oscuro, más que el resto de la piel del cuerpo de Aurus, era ancho y de buen tamaño, nacía de un lecho de rizados cabellos casi dorados que formaba un cono circular, extraordinariamente su glande era de un llamativo tono rosa y que ahora se mostraba brillante por estar exudando aquel líquido preseminal.

No podía creer que Zaq fuera a hacer aquello y más sabiendo que nunca había estado con hombre alguno, no sabía de dónde sacaba el valor y el atrevimiento. Sobretodo teniendo en cuenta que no creía que nunca hubiera posado sus labios sobre el sexo de otro hombre. Se apoyó sobre sus codos para mirarlo, lo deseaba, deseaba que hundiera su boca en su goteante miembro que estaba más que preparado para dar guerra.

Alargó una mano y cogió su propio falo con tranquilidad, rozando los labios de Zaq con el capullo-lámelo-le pidió con voz suave, dorados, de deliciosa entonación-y después yo te lameré entero a ti, cada rincón de tu cuerpo-sus ojos dorados buscaron los del otro hombre.

Pasó su lengua plana por la parte de atrás del miembro, donde se juntaban bastantes arterias importantes y hacía forma de pico al entrar en el glande- Estaba caliente, salado, y palpitante. Alargó una de las manos que estaban apoyadas en la cama y lo cogió con decisión, acariciando la mano del otro, antes de metérselo completamente en la boca todo lo que su mano le permitía meter. Usaba la lengua frenéticamente, dando pequeños golpecitos en el glande de este y moviéndola en círculos para tocar toda la superfície de ese enorme falo, algo más grande que el suyo, aunque tampoco se quedaba atrás. Fue reculando hasta sacarlo de su boca, solo acariciando con la lengua la punta de este mientras miraba fijamente a esas orbes doradas que le hipnotizaban para que hiciera todo lo que esa noche estaba haciendo.

No sabía si eso duraría siempre, dos meses, una semana o esa misma velada, pero tampoco era algo que en ese momento tuviera que pensar, pues si lo hacía acabaría amargándose y no disfrutando lo que estaba haciendo. Cerró los ojos para seguir bajando hasta los testículos de su acompañante, besándolos dulcemente y abriendo la boca para capturarlos en ella con suma suavidad, pues era una parte muy delicada y podía hacerle daño. Con su lengua los acariciaba dulcemente mientras que movía la mano lentamente, empezando a masturbar al esclavista que ahora se veía atrapado en medio de sus acciones.

Aurus echó la cabeza hacia atrás, suspirando, apretó los labios pero le fue imposible porque comenzó a gemir, eran gemidos profundos, que comenzaba justo cuando aquella boca se comió entero su falo que estaba vibrando, muy caliente y lleno de sangre, pareciera que estaba a punto de reventar-ahhh..asíii..Zaq-el placer subía en oleadas, haciendo temblar sus muslos torneados y sus labios que palpitaban, su lengua asomó sobre ellos y se los repasó mientras exhalaba largos quejidos desfallecidos. Le importaba muy poco que lo escuchara toda la posada o la ciudad entera, Zaq lo estaba haciendo gozar y no iba privarlo de que escuchara todo lo que conseguía cuando estaba realizando aquellas acciones deliciosas y atrevidas.

-Mmmm..ahh-ronroneó cuando sintió como se movía sobre sus testículos, aquella lengua que parecía que estaba ganando maestría a cada segundo que iba pasando, se le estaba cargando, parecía que bullían porque el esperma se acumulaba y se arremolinaba en ellos. Bajó la mano y la metió entre los cabellos, halando de ellos.

Dejó escapar los testículos de su boca, abriéndola suavemente para que al salir no se hiciera daño y volvió a subir, lamiendo desde la base hasta la punta ese miembro palpitante y deseoso de atención, para luego volvérselo a meter en la boca. Todo eso derrochaba erotismo, placer, pasión... Iba moviendo la mano al compás que movía la cabeza, realizando una especie de doble masturbación en el falo de Aurus, una fuerte con la mano que se deslizaba con facilidad gracias a la saliva, y la otra con la boca y la lengua, que iban acariciando todo el recorrido que hacía la cabeza al bajar. Soltó el miembro de su boca, causando que el glande rozara por el paladar y los labios del astilleto, y se fue un poco para adelante, consiguiendo juntar su propio miembro y el del esclavista en una sola mano, empezando a moverse para que causara un roce suave mientras que con la mano masturbaba a ambos.

- Ah... Aurus... - se dobló hacia adelante, sin poder evitar morder con un poco de fuerza el pezón del rubio, acariciándolo luego con su lengua, haciendo elipses alrededor de este- Aurus... - le miró fijamente, quería besarle pero no alcanzaba a hacerlo del todo si quería controlar la mano encima de ambos miembros, era una decisión difícil, ya que los labios del esclavista estaban muy dañados, y él necesitaba besar, lamer, morder, como un animal en celo-.

-ahh dioses...-Aurus creía que estaba rozando el paraíso con lo que estaba haciendo aquel hombre, aquella felación había de las mejores que había experimentado, parecía que Zaq ya no conocía de vergüenza o pudor alguno y eso lo encendía. Aquella masturbación había sido gloriosa, sintió como su mismo esfínter se calentaba, abrazando toda aquella zona, notando que aquella oleada de fuego hasta su pecho, jadeó porque le dio la impresión qu su pecho se calentaba hasta el punto que dolía el corazón, era como si una lanza lo estuviera atravesando y él que no sentía miedo de nada ni de nadie, percibió como una especie de grieta se estaba formando en su dorada armadura.

Inspiró y sus nalgas se tensaron, movió las caderas arriba y abajo para unirse al bamboleo que estaba ejerciendo Zaq sobre ambos miembros, logrando una imposible analogía con el coito, con una penetración profunda y salvaje. Alargó el cuello y besó a Zaq con fuerza, sin importarle desgarrarse el labio por completo, solo satisfaciendo aquel ansía que los estaba colmando a ambos.

Subió una de sus manos y rodeó la de Zaq, aumentando el ritmo, sintiendo las sacudidas de ambos miembros mientras estos se mecían soltando chispitas en todas direcciones que pintaban los abdominales moreno de Aurus.

- Aah... nh... aah... - jadeaba y gemía dentro de la misma boca de Aurus, pues la sensación de tener al otro tocándole le hacía encenderse hasta las mejillas, además que el bombeo que estaba haciendo el otro con sus propias caderas hacía que los miembros se tocaran cada vez más, desde el glande premsado por ambas manos hasta los troncos que debían disputarse el espacio entre ambos, y solo hacían que rozarse cada vez más y más-.

Era su primera vez y ya estaba a explotar, notaba que sus testículos endurecían y los golpes que sentía por las embestidas contra los testículos del otro no hacían más que excitarle aún más y más, llevándole a apretar más el contacto y a besarle más profundamente.

- Aurus... Aurus... me vengo... aaah... me vengo...- empezó a acelerar más y más el bombeo hasta que empezó a sudar de golpe y una especie de escalofrío le recorrió desde abajo hasta arriba, haciéndole soltar un gemido ronco y plancentero mientras un hilillo blanco semicortado iba decorando todo el abdomen y pecho del esclavista- AAAAAaah... - se quedó cogido a la cabeza de Aurus, jadeándole encima los labios, mientras el líquido seminal iba saliendo a trompicones de su miembro, manchando también el del rubio y facilitando el movimiento entre las manos de los dos, porque Zaq aún así seguía moviéndose-.

Aurus frunció el ceño, sintió como aquel líquido caliente manchaba su pecho y el intenso olor almizclado a sexo que se expandió por toda la habitación, sentir que se estaba corriendo de esa manera fulminante, maravillosa y potente lo hizo a él mismo alcanzar el orgasmo con una intensidad que lo golpeó con la fuerza de un rayo. Apretó los dientes y cerró los ojos, notando que su pene se cimbreaba, una cascada blanca fue escupida por su capullo enrojecido, mezclándose con la semilla de Zaq, arqueó la espalda y apretó las nalgas, echó la cabeza hacia atrás.

-AHHHH..Zaq..Zaq..ahhhh-siguió moviendo la mano mientras se corría, manchándolos a ambos. Sintiendo como sus testículos tiraba con cada arremetida, con cada embestida mientas se su glande brotaban arcos de esperma, suspiró, notando que su cabeza se llenaba de cientos de lucesitas y que todo se desdibujaba en torno a ellos.

Fue frenando su mano poco a poco, sus dedos tomaron los de Zaq, los entrelazó y abrió los ojos, siguió besándolo, pero con suavidad, con delicadeza, notando que por primera vez en mucho tiempo sus mejillas habían adquirido un intenso tono rosado-eso..-lo besó un rato más largo-ha sido..-otro-increible-susurró.

Se dejó besar correspondiendo a los besos con algo más de delicadeza, sin ser tan rudos como los de antes. Seguía respirando con dificultad, su miembro aún seguía erecto pero ya no sentía tanta necesidad de bajarlo como hasta ahora. Le puso la mano en un lado del rostro e hizo fuerza con un brazo para volverse a poner encima suyo y besarle con entera comodidad, pero sin dejar de entrelazar los dedos con él. El sol ya había salido, les iluminaba a los dos, resaltando ese color dorado del cabello de Aurus y ese color crema ceniza que tenía Zaq en el pelo. Le besaba muy dulcemente, para no hacer presión sobre sus labios, lamiéndole estos, porque hasta que se curaran no podría volver a hacerlo... un momento... eso significaba que... ¿Quería volver a hacerlo? Esa verdad cayó encima suyo, pero no le supo mal, de hecho, junto con ese sol cálida, la noticia fue muy bien recibida. Dibujó una leve sonrisa en sus labios y bajó hacia su pecho, empezando a lamer el líquido seminal que allí había quedado.

Había sido una noche larga, no habían dormido, no había hecho ningún avance en Orión, pero no creía conveniente ahora irse corriendo a repararlo, lo esencial ya estaba arreglado y en ese momento no tenía ninguna prisa, solo quería quedarse allí, un tiempo más para estar con el esclavista, aunque quizás sería muy difícil que lo reconociera algún día...

Aurus sonrió y cerró los ojos, bajó los brazos y obligó a Zaq a colocarse a su lado, entrelazó sus piernas con las de él y lo rodeó con sus brazos. Continuó besándolo sin descanso, levemente, estaba muy agotado y dentro de unas horas o como mucho aquella noche tendría que zapar de nuevo de Athenas, pero el tiempo que le quedaba quería disfrutarlo con aquel hombre, no quería ver a nadie más, ni hacer nada más que tenerlo a su lado para poder abrazarlo desnudo, consumir todas sus besos para poder llevarse su recuerdo como un diamante atado a su cuello. No sabía si aquello si iba a repetir pero lo deseaba, deseaba tener otros momentos como aquel con Zaq aunque éste quisiera morderlo o golpearlo.

-No dejes de besarme hasta caer dormido..-y siguió con sus besos hasta que cayeron rendidos, desnudos, abrazados en aquel lecho iluminado por los suaves rayos de sol del nuevo día.

(escena cerrada)