Aburrimiento

Se oían voces por toda la plaza, se podían algunas incluso reconocer, de hombres, mujeres, y niños que merodeaban de un lado a otro con una sonrisa en su rostro jugando felizmente. Extrañamente había menos gente que de costumbre, sobretodo por el hermoso día que hacia, una ligera brisilla que hacia oscilar los cabellos rubios y desordenados de Naru, y el cielo igual de despejado y azul que sus ojos.

Se encontraba andando con su típica ropa de siempre, y sus padres seguramente se habrían ido a casa de alguno de sus amigos para hablar... ¡Qué aburrimiento! No sabía que hacer, su mente vagaba en pensamientos banales. Su mirada estaba en ningún punto fijo y sus manos se contoneaban de un lado a otro. Una mano suya fue hacia su boca para disimular aquel bostezo que se escapó no intencionadamente.

Nadie se daba cuenta de su presencia, pasaba al lado de gente y ninguno se dignaba siquiera a mirarlo, eso le molestaba, le gustaba en el fondo ser el centro de atención pero era demasiado orgulloso como para admitirlo en condiciones normales.

Anduvo de manera perezosa y despreocupada hasta llegar a una pared en la que apoyarse y resopló dirigiendo su mirada hacia el suelo ¿Es qué no había nada divertido en esa ciudad? No le interesaba leer, ni escuchar historias de caballeros y sus hazañas, tampoco ver los espectáculos...no le parecían para nada entretenido, más bien una perdida de tiempo.

Vaya... qué rápido pasaba el tiempo, y que difícil era aceptarlo. Y pensar, que hacía un poco más de medio siglo, caminaba por esa plaza junto a su amo, volaba a su al rededor con sus esplendorosas alas, e incluso lo llevaba a él tambien así. Pero eso había sido hacía mucho... Y lamentablemente, el tiempo no curaba el tipo de heridas que tenía Allen con tanta facilidad.

Ese día había sido llamado al Olimpo, para hablar directamente con Zeus sobre un asunto que no podía esperar. Y él le había dicho que ya le habían encontrado un nuevo amo. No muy gustoso, Allen sólamente asintió con la cabeza y se dispuso a regresar a la ciudad, para buscar al dichoso humano a quien tendría que proteger... por el resto de la vida de éste.

¿Por dónde debía buscar primero? ¿El poblado, en Olimpia o, tal vez, la Plaza? Le habían dicho que sólo era un niño, así que seguramente estaría en el último lugar nombrado, jugando con sus padres o algo así. Se sentía impaciente... no, más bien ansioso por ver a quién tendría que acompañar por el resto de su existencia. ¿Qué tipo de persona sería? Ojalá amable, como su amo anterior... anterior; ¡Maldición, debía dejar de pensar en el pasado! ¡¿Cómo podría servirle a otro si seguía pensando en alguien ya fallecido?! Pero... no era tan fácil.

Se paseaba por el parque, hurgando con la mirada en cada rincón, detrás de todos los árboles, en todos los bancos. Iba caminando como cualquier persona normal, y todos a él podían verlo, aunque era algo llamativo ya que su calzado oscuro, vestimenta negra, con cruces de plata y demás 'agregados' reveldes no tenían nada que ver con la "moda" que se usaba en aquella época... generalmente togas claras.
A pesar de parecer un humano, él podía ver a todos los ángeles de la guarda de las personas allí presentes; por lo que suponía que su humano sería el que no tuviese. Y así era... aquel niño rubio alejado de todos estaba completamente solo. ¡Bingo!. Aunque no era precisamente lo que se esperaba.
-Oye.. -Dijo acercándosele, con las manos en los bolsillos. ¿El pequeño le creería? Después de todo tenía más pinta de demonio que de ángel, y no tenía alas para demostrar algo. A demás de que podían verlo todos. -...¿Eres Naru, no? ¿Crees en los ángeles?.

Su mente vagaba en pensamientos cuando una voz se interpuso y despertó de aquel trance. Alzó la mirada para encontrarse con la de aquel individuo. Aquel muchacho tenía una mirada diferente a la demás gente, y torció la cabeza la cabeza al mirarlo, haciéndolo con curiosidad e inquietud. No pudo evitar el tener que examinarlo con la mirada de arriba a abajo, sin duda llamaba la atención su atuendo, era bastante extraño. Tras eso su mirada fue a su rostro…no, no era nadie a quien conociera, por mucho que se esforzará no le sonaba para nada.

Pestañeó varias veces antes de asimilar todo lo que decía aquel muchacho. Tardó en contestar ya que estaba bastante desconcertado….Un momento…había dicho ¿ángeles? Quizás lo hubiera entendido el mal..pero el chico parecía que hablaba en serio, y que no fuera una clase de bromas.

-Si, soy Naru-afirmó ante su primera pregunta. Si sabía su nombre sería por algo, quizás fueran amigos de sus padres, o al menos, eso pensó ya que no entendía porque lo buscaba, obviamente si preguntaba por él.

-¿Ángeles?-preguntó un tanto incrédulo antes de contestar-pues..-puso cara pensativa colocando su mano en la barbilla acariciándola-no es que no crea- a la vez que hablaba encogía los hombros-simplemente, me da un poco igual que existan o no-explicó quitándose la mano del mentón y cerrando los ojos.

Seguidamente abrió los ojos volviendo otra vez a analizarlo.
-¿y tú eres….?-preguntó esperando una respuesta.
A lo mejor si le decía el nombre, podría al menos hacerse una pequeña de idea de quien era.

"Me da un poco igual que existan o no"... La piel se le erizó, y no pudo evitar apretar un poco los puños; pero disimuladamente. No se había molestado, no. Solo que...
-Qué cruel, ¿Estás diciendo que yo te doy igual?
¿Qué tenía de malo delatarse a sí mismo? Ese era su amo, quisiera o no; y el creer o no era problema del humano. De todas formas tenía que protegerlo, y le daba igual decirle su verdadera indentidad.

Caminó unos escasos pasos hasta pararse a su lado y respaldar la espalda en la pared tal como el niño lo hacía, aún con las manos en los bolsillos.
-Yo soy Allen Alexis Sakya, ciento ocho años de edad. -Se presentó, ahora en voz baja. No deseaba que los demás lo escucharan, después de todo, las otras personas debían seguir creyendo que era un humano.

-Y soy ángel de la guarda del humano Naru Uzumaki, que, se supone, tiene la edad de 17 años. -Lo miró de arriba a abajo con una ceja arqueada. -Aunque... estás algo bajito para tener esa edad. ¿Eres otro Naru? Tal vez te confundí.

Al escucharlo lo miró un tanto asustado. ¿Le estaba tomando el pelo? ¿Cómo que ser cruel?...y lo más importante…. ¿COMO QUE BAJITO?

Miles de pregunta asomaron su cabeza, y se negaba a creer lo que escuchaba…y Naru Uzumaki..Sólo era él, que él creyera. Agitó su cabeza intentando hacer desaparecer todas esas preguntas y acallarlas de una vez. E intentó expresarse lo mejor posible….algo como…

-¡¿¡QUE!?!?!-chilló histérico sin poder dejar de contemplar lo atónito que se encontraba en aquellos instantes. Al ver que ese grito llamó tanto la atención tosió posando una mano sobre su boca e intento contenerse casi siendo imposible. Cogió aire y expulso relajándose un poco.

-Si, soy Naru Uzumaki, y tengo 17 años…y…NO soy bajito-recalcó aunque después continuo hablando yendo al tema principal-oye…si es una broma no tiene gracia-mira a su alrededor-y ¿por qué yo?-preguntó mirándolo interrogante.

Dio un respingo ante el sonoro chillido, abriendo grandes sus orbes azuladas y observándolo sorprendido. Ah, ¿Con ese cuerpo tan pequeño y ese cuello tan corto, cómo podía gritar tan fuerte?.
Se encogió de hombros retomando la calma y lo miró de reojo, asintiéndo a la cabeza cuando él negaba sobre su corta estatura. Y luego sonrió... rara vez él sonreía, y en ese momento, era una sonrisa burlona y calma a la vez.
-¿Broma? No, no lo es. No suelo hacer bromas seguido y no me tomaría la molestia de viajar hasta aquí solo para bromear.
Comento con tranquilidad, regresando su mirada al frente. Una fresca brisa movía suavemente las ojas, y el canturreo de los pájaros era en todo momento presente. Más a esa hora, en que ya estaba por atardecer y las aves regresaban a sus hogares.

-Porque tú no tienes ángel, y Zeus me ha enviado para solucionar eso. Ahora, yo soy el tuyo y ya no puedo separarme de tí.
Le explicó cerrando los ojos, y quitando las manos de sus bolsillos para cruzarse de brazos.
-El único problema... -comenzó a decir, tras un profuso suspiro- ...es que todos pueden verme y será raro para tu familia que un hombre extraño esté siempre junto a tí en todo momento, incluso en la habitación y mientras estés durmiendo.
Se llevó una mano a la nuca para rascarse. Parecía bastante desinteresado y despreocupado en realidad... pero por dentro maldecía el no ser "invisible" como los demás de su raza.

Espera…espera…¿durmiendo? ¿Qué dirian sus padres? Ya se imaginaba la escena``Papá, Mamá , este es mi angel de la guarda, Zeus me lo ha enviado y no puede volver, y ¿sabeis? Aparte la demás gente puede verle como vosotros, y es muy guapo por cierto´´ Ah! No, no, definitivamente no podía decirles eso..y la última parte¿ a qué había venido?... La cabeza sin duda ya no funcionaba, se había ido de vacaciones dejando a un cuerpo inerte pero lleno de dudas.

Con las manos alzó un dedo moviendolo hacia ambos lados, derecha e izquierda, indicando negación.

-Ah, no! Me niego en rotundo, a estar pegado a un chico al que acabo de conocer, y más que dice ser un angel-explico frunciendo el ceño-aunque fuera verdad-analizandolo con la mirada-que lo dudo…mis padres…les sabría raro, y no se lo creerian, evidentemente-asi que le dio la espalda queriendo seguir su camino-asi que..chiflado..dejame en paz-gimoteó como si fuera un niño pequeño que le acabaran de decir algo que no le gustará.

Observó el dedo siguiéndolo con la mirada, con esa cara que siempre llevaba de despreocupación total; un tanto ojeroso, y aún más si se tomaba en cuenta la pintura oscura en sus párpados que insistía en ponerse para resaltar el, según él, bellísimo color de sus ojos.
-Lamentablemente, ninguno de los dos podemos decidir esto. Fue desición de Zeus y así se quedará; no hay vuelta atrás.
Insistió. Aunque se sentía algo egoísta al pensarlo, al fín y al cabo él no quería regresar al Olimpo. Prefería soportar la odisea de intentar convencer a aquel niño, antes que regresar para olgasanear en las nubes todo el bendito día con libros que ya había leído más de tres veces cada uno. Sin duda era más entretenido cumplir su función, después de todo para eso había nacido.

Cuando el menor comenzó a caminar, volvió a esconder las manos de uñas oscuras en sus bolsillos para seguirlo a paso lento y calmo, mirando fijamente la cabellera rubia ajena. Se veía suave... sentía unas ganas extrañas de despeinarlo. Pero tendría que controlarse o el chico se asustaría... aún más.
-Mmh... podría cuidarte desde lejos, y entrar a tu cuarto por la venana para que tus padres no se den cuenta~ -Canturreó. Lo decía en serio, mas con aquel tono que usaba parecía una broma. -Como sea, tendremos que encontrar una forma de que pueda protegerte siempre, siempre.

Se paro en golpe al oir aquella palabra que resonaba en sus oidos…``siempre´´ Quedó varios segundos de piedra, al fin comenzaba a abrir los ojos, ¡qué iba de verdad!

En un movimiento lento torció su cabeza mientras sus ojos mostraban una mezcla de desesperación, miedo e incluso pánico.

-¿qué? ¿Siempre? ¡¿Siempre..de siempre!?-exclamó algo agobiado y echandose una mano a la cabeza. Empezaba a tomarse en serio todo lo que decía, si hubiera sido una broma, al menos podría haberla parado, antes de llevarlo tan lejos.

Miró a su alrededor y se hacia siempre la misma pregunta ¿por qué él? Tenía, según él, capacidad suficiente de cuidarse a través de las adversidades, no necesitaba a nadie, e insistía en ello en su mente.

Giró completamente su cuerpo para colocarse frente a él y lo examinó, dando vueltas a su alrededor y murmuró poco convencido.
-¿Y por qué no tienes alas si eres un ángel como dices ser?-lo miró desconfiado y cruzandose de brazos.
También había que tener en cuenta que no iba a mostrar sus alas delante de todo el mundo, eso se le pasó por la cabeza.

-Hasta que mueras, al menos. Y no creas que te dejaré suicidarte o alguna estupidez así.
Dijo con la mayor tranquilidad existente. ¿Para qué exaltarse junto al menor? Con los dos nerviosos, aquello se tornaría un caos inentendible y no podrían llegar a un acuerdo.

Cuando el muchacho se giró, Allen detuvo su paso y dejó que lo examinara. Ya tenía en mente la pregunta más posible que diría el humano. Y así había sido, eso había cuestionado... pero por más preparado a escucharlo que estuviera, seguía doliendo un poco. Tan solo el recordar esa escena en que todo estaba manchado de rojo era un sentimiento que se parecía al dolor más punzante existente.
Sin embargo aquel era ahora su humano asignado; no tenía razón para ocultarle cosas.
-Hace mucho me arrancaron las alas; un par de demonios.
"Arrancar" era la palabra correcta. Había sido brutal, una escena que le dolía recordar. Pero qué más daba.
Se desabotonó los botones de la camisa, tan solo para bajarla un poco y dejar a la vista todo un poco más por debajo de los omóplatos. Dos grandes cicatrices verticales en los lugares correspondientes de las alas, y no eran marcas uniformes... Se notaban más agresiones en aquella parte de la espalda.

Sus ojos se quedaron fijos en aquellas horripilantes cicatrices, ah, dios mío, debió de ser horrible, sin duda solo sabia meter la pata. Acercó su mano deslizando la yema de sus dedos, se agradeció el mismo el no tener las manos congeladas, deslizándolas por las cicatrices con cara de preocupación. Cualquiera que les viera les cortaría la respiración como por ejemplo al mismo.

-siento...el haber recordártelo…debió ser horrible-explicó e inmediatamente quitó la mano y la encogió.

A continuación suspiró y con un gesto con la mano indico que se volviera a abotonarse la camisa

-pero…yo no necesito ayuda, se cuidar de mi mismo, además…-se deprime-me suicidare...si…si...aunque no quieras lo haré-con tono melancólico-yo no puedo estar vigilado así, necesito intimidad…-pensó durante unos segundos-espérate… ¿¡en la ducha también!?-preguntó alarmado

Su piel se erizó y se sintió tenzo durante el momento en que el jovencito tocaba sus cicatrices. Aquel lugar era tan delicado, que hasta podía sentir la temperatura de las manos del otro, la suavidad de la piel ajena... Todo.
-No importa, fue hace añares.
Comentó despreocupado, encogiendose de hombros y volviendo a abotonar la oscura camisa, una vez más llevando las manos a sus bolsillos.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente ante las siguientes palabras del rubio. ¡¿Cómo decía?! ¡¿Suicidarse?! ¡No, definitivamente no dejaría que eso pasara!. Suspiró profusamente e intentó mantener la calma, poniendo una mano en la cabeza ajena.
-Deberías ser un poco menos egoísta. -Murmuró. -¿Qué hay de tu familia? Y es lamentable que alguien tan joven quiera acabar con su vida... Tienes mucho por delante, chico. Demasiado como para hacer una estupidez así.
Revolvió los cabellos del joven y lo miró desde arriba, con una expresión completamente seria. Ese no era un tema sencillo, y la verdad, Allen se sentía un poco más presionado al oír al chico decir eso... después de todo no confiaba en sus "habilidades" para convencer a los demás y temía fallar, de nuevo, en proteger a su humano.

Pero el último comentario, lo hizo reir por lo bajo. -Mi trabajo es cuidar que no se te acerque ningun ser maligno, o algo así. No que no te tropieces con el jabón. -Se llevó la mano a la nuca, despeinándose a sí mismo los cabellos de aquella parte. -Así que no te preocupes, no te miraré mientras te duchas.

Soltó un suspiro de alivio, bueno, algún momento tendría a solas, que alivio, la verdad. La verdad tampoco tenia intenciones de suicidarse, era…loco, pero no tanto, aunque por un instante esa idea se asomo por su cabeza en un visto y no visto.

Vio que aquel chico estaba completamente preocupado… ¿cómo se llamaba? Hizo memoria, no era muy bueno, ahora que lo pensaba con los nombres. ¿Ballen? ¿Cullen? ¡Allen! Si, creía que había dicho eso. De repente sonrió ampliamente y se rascó la nuca soltando una ligera risita.

-pues vas a tener trabajo, normalmente ando cayéndome cada dos por tres, soy muy patoso, pero aparte de eso, te aburrirás bastante-se encogió de hombros-tengo una vida normal...bueno, la tenía…-aquellas orbes azules se dirigieron a sus ojos fijamente-hasta que has aparecido tú-concluyó bajando la mirada al no poder sostenerla firmemente. Ahora era el momento para preguntar, ahora que todo lo comprendías, o eso creía, y se lo creía.

-y... ¿por que debes ser tú mi ángel?-sin querer parecer tampoco defraudado en esa frase, aunque después de decirla quizás pudiese sentirse herido u ofendido. Haciendo que todo su cuerpo se tensará de manera inmediata.

-Te atraparé cada vez que te caigas, sin duda. -Le aseguró, tras otra risita tenue. Para él no era malo aquello... Mientras más torpe o distraído el humano al que tuviera que cuidar mucho mejor, ya que lo mantendrá más ocupado.
Viró también sus ojos hasta clavar su mirada en la ajena, manteniendo una sonrisa calma, no muy notoria, pero aún así amable.
-Pues no está mal salir de la rutina, ¿No crees?. -Después de todo la vida del rubio ya no volvería a ser como antes. No mucho, al menos, mientras el pelinegro estuviera en su compañía. Desde aquel momento quedaba mucho por conocerse entre ambos, y quien sabía lo que les deparara el destino. Lo que era seguro era que no podrían separarse.

Lo miró extrañado ante la última pregunta. Sin embargo no se enojó ni nada por el estilo, era comprensible que el rubio cuestionara aquello. Solamente le resultaba extraño... su antiguo amo había preguntado lo mismo la primera vez que había visto a Allen.
-Quien sabe... el "jefe" lo decidió. -Era obvio que se refería a Zeus, mientras que se encogía de hombros y suspiraba. Pero en buen momento había sido... sentía que de seguir desocupado moriría de aburrimiento.

Luego de inhalar profundamente, se llevó las manos a la nuca y continuó con su caminata despreocupada, junto al muchachito.
-¿A dónde vamos ahora? -Cuestionó, manteniendo un semblante serio- ¿A tu casa? Quiero conocer a papá y mamá... -Dijo en tono bromista, riendo al llamarlos de aquella manera.

Lo miró cortante ante su última frase.
-claro y les digo, que eres mi angel de la guarda-explico con cierto tono sarcastico e ironico-ya me imagino sus caras…-murmuró molesto-aunque tampoco me hacen mucho caso-siseó aun mas bajo con cierta cara triste. Pero ya estaba acostumbrado a ello, por lo que tampoco le afectaba, tanto como a otros el admitirlo.

-en mi casa sino puedes vivir…¿Dónde vivirás?-preguntó y su tono era…¿preocupado? ¿Se estaba preocupado por un chico al que recien acababa de conocer? Bueno, chico…no, ángel, autoconvenciendose a si mismo de ese hecho.

A lo mejor la gente que le da igual los dioses…para darles un escarmiento muestran a sus angeles..aunque , eso sería injusto para la gente que cree solendemente el no contemplar nunca a uno, y aunque lo contemplará no supiera que es exactamente.

-Mh... Podría ser un amigo que acabas de conocer en el parque y va a jugar a tu casa~ -Más que en serio, bromeó. ¿Un amigo? ¿Ese chico con pintas de maleante que parecía ya casi un adulto? Más que eso aparentaba ser la peor influencia para aquel muchacho. Definitivamente, los adultos no estarían de acuerdo.

Ante la pregunta del menor se llevó una mano al mentón, deteniendo su caminata una vez más, mirando al cielo, pensativo. ¿Donde viviría? Sin duda era una buena pregunta. No podía regresar al Olimpo ya que si algo le pasara al rubio estaría demasiado lejos para ayudarlo; y no tenía otro lugar a donde ir.
-Ah~ qué problemático es que todos me vean. -Se quejó en voz baja, bajando sus orbes para volver a mirar al menor. -¿Me dejarás dormir en tu habitación si me escabullo por la ventana? Ya que no puedo alejarme mucho de tí, y no puedo entrar a tu casa cuando tus padres me vean. -Canturreó, pues sin duda era la única manera de estar cerca del joven.

Luego de un momento se inclunó un poco, tan solo lo suficiente como para susurrar de manera que solo lo escuchara su acompañante, en referencia al primer comentario que había hecho el chico.
-Yo te haré todo el caso que quieras.. -Aseguró por lo bajo, volviendo a erguirse.

Volvió a suspirar, ya sabía él, que le tocaría dejarle su habitación. Se encogió de hombros ya que no podía elegir, ya que no tenía ninguna otra alternativa.

-bueno, vale, puedes estar en mi habitación…pero no hagas mucho ruido-dijo siendo fácil de convencer y manipular.

-puedo decirles...si, que eres mi amigo, y digo que no tienes donde estar…a lo mejor son mas comprensibles de lo que parece-intentando convencerse a si mismo, en el fondo sabia que no lo comprendería.

Al escuchar lo último, un sonrojo apareció en sus mejillas, y su cuerpo se tensó más a la vez que un escalofrío le recorrió hasta la espina dorsal, no hacia falta que se lo susurrará de esa manera tan extraña.
-n-no hace falta que me lo susurres así-gimoteó muy nervioso.

Se llevó el índice a los labios, apoyándolo sobre éstos y sonriendo un tanto infantil, como sellando sus labios.
-Prometo ser muy silencioso.
La manera en que decía las cosas, las muecas que ponía... parecía que no se tomara nada en serio. Pero obviamente, no era así. Luego del accidente que habia ocurrido con su amo anterior, Allen inclusive pasaba a ser extremista y exagerado. Pobre del rubio... no se podría sacar al ángel de encima.

-¿Crees que entenderán? -Se rascó la nuca y miró a su al rededor. Al darse cuenta, notó que ya había pasado la puesta de sol y ahora eran alumbrados por el cielo enrojecido por los éltomos rayos del sol y por los faroles que encendía un hombre, uno por uno. -Como sea... solo lo sabremos intentando.

No pudo evitar soltar una risa algo maliciosa cuando el menor comentó lo último, tapándose los labios con una mano en un intento por disimularlo. -Bueno, ya vámonos. Casi cae la noche.

Se dio cuenta de cómo caía la noche, era tarde, ni siquiera se habia dado cuenta al estar tan centrado en lo que decía Allen.

-bueno, vamos a ver, que tal va la cosa, a lo mejor ni siquiera estan en casa y ya miras la habitacion haber si te gusta, aunque estará muy desordenada y tampoco es muy espaciosa, es lo que hay-dijó mientras se encogía de hombros mientras volvía andar.

-sigueemee~-se paró un momento para mirarle para luego ponerse otra vez a andar-es por aquí…-al ver que no se movía agarró su mano tirando de el para que se moviera y entrelazando los dedos con uan sonrisa pero sin malicia y totalmente inocente e ingenua.

(Espera, -w- a que Zeus me haga la casita)