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| Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial | |
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Gael W. Amadeus Demonio
Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 27/01/2010
| Tema: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Miér Ene 27, 2010 5:00 pm | |
| Allí estaba él. De pie frente al manantial que esos descarriados humanos, dioses, semidioses y todos los seres que se le pudieran pasar por la mente adoraban. Já. Gael se reía de todos ellos. ¿Pero de qué se reía exactamente? ¿Hasta que punto se mofaba de ellos por alabar tan hermosa imagen cuando él no podía verla? ¿Era una simple vendetta a sus fantasmas del pasado? Su compleja mente vibraba de forma espasmosa cada vez que le daba por pensar en esas cosas que su inteligencia e integridad no alcanzaban a comprender. Seguía allí. De pie frente al supuesto manantial de la sabiduría. ¿A qué? No lo sabía, tampoco le importaba lo más mínimo. El silencio que le rodeaba le daba pistas. Estaba solo, aparentemente. Solo podía oir sus cansadas inhalaciones de aire y los latidos de un marmóreo corazón. De fondo podía apreciar el goteo del agua mecerse lentamente. Sí, de no ser como era se le enterneceria la mirada. ¿Qué mirada? Una mirada perdida en un azaroso punto del manantial. Sus ojos eran de un color ambarino pero no relucían como los de la gente normal. Parecía como si yacieran escondidos tras una fina membrana blanquecina. Sí, era ciego. ¿Y? | |
| | | Zeus Admin
Mensajes : 291 Fecha de inscripción : 06/01/2010 Edad : 36 Localización : En alguna nube del olimpo~
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Miér Ene 27, 2010 5:12 pm | |
| ¿Hacia cuanto no hacía una incursión a Atenas? Normalmente cuando necesitaba agua de aquel majestuoso manantial enviaba a algún ángel o Dios menor a buscarlo, ellos nunca se negaban, y al contrario, encantados estaban de seguir sus órdenes y cumplir sus deseos. Pero o fue la necesidad de esa agua de mítico poder lo que lo llevó a acercarse a aquel sitio por el que los mortales desfallecían por encontrar. No. Simplemente sus memorias, viejos recuerdos, lo indujeron a visitar una vez mas esa gran fuente de mármol que una vez el mismo construyo, siglos atrás. Paseó la vista por el lugar, que como siempre estaba solitario, apenas algunas criaturas lo habitaban, y ningún alma mortal se percibía cerca. Ningún corazón bombeando sangre tibia y humana había pisado esa tierra en años, y tal vez nunca lo haría.
Sus ojos azules se detuvieron en una figura opaca y difusa, que estaba a pocos metros del agua, le sorprendió pues sólo seres inmortales podían aproximarse tanto sin que sobre ellos recayera la ira de su guardián. Entornó la vista, pero sólo pudo distinguir su nuca y no pudo reconocerlo, claro estaba que no era alguien común, pero tampoco se trataba de un Dios ya que los conocía a todos.
Se aproximó unos pasos, llevado por la curiosidad, hasta quedar a escasos metros del joven, no estaba seguro si había notado su presencia, pues no se preocupó por ocultarla. Al verlo de espaldas tenía escasa información sobre su apariencia, y si lo conocía, no había recuerdos de su figura en su memoria por el momento. –Es extraño encontrar a alguien más vagando por estos lugares, ¿Qué te trae a este manantial? ¿Es el agua con místicos poderes y alimenta tu ambición? ¿O sólo se trata de un ingenuo paseo? | |
| | | Gael W. Amadeus Demonio
Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 27/01/2010
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Miér Ene 27, 2010 5:25 pm | |
| Sin saber porqué, parpadeó. Una sola vez. Sus párpados bajaron a modo de persianas por delante de sus ojos, sumiéndolo en una intimidante pero preciosa oscuridad con la que él se deleitaba las 24 h del día dada su condición, para seguidamente alzarse en un elegante movimiento inconsciente por su parte. Sí, sus parpadeos eran menos cuantiosos que lo usual entre los seres conocidos y por conocer, pero eso no restaba que las pocas veces que parpadeaba, lo hacía con soberana elegancia innata que le otorgaba, en parte, su naturaleza demoníaca. Exactamente, sus parpadeos eran como batidas de las alas de un hermoso, pequeño y delicado colibrí. La soledad era su mejor amiga. Y lo peor de todo, no se avergonzaba de ello. Es más, le enamoraba la idea teniendo en cuenta que esa soledad era lo que le brindaba la oportunidad de rodearse por ese aura de misterio que lo hacía tan atractivo a ojos de terceros y que, además, potencíaba su poder de tentación, que a su vez era el más desarrollado que tenía.
Unas pisadas felinas lo despertaron de su tedioso trance. No movió ni un solo músculo. Sus ojos ambarinos siguieron mirando de forma inescrutable la oscuridad en la que se suponía que los demás podían ver ese bello pero demasiado ruidoso manantial, a su parecer. Arrugó suavemente el puente de la nariz cuando la voz se dirigió supuestamente hacia su persona. Tardó en responder. No corría prisa, no para un ser aparentemente inmortal. No se molestó en ladear la cabeza cuando los pasos se detuvieron a su derecha, dado que de hacerlo, tampoco lograría ver nada más que terroríficas malformaciones de la realidad reflejadas en una relativa pero ensombrecida realidad. Era todo cuanto su ceguera la permetía ver. - el destino traza caminos que resultan inescrutables a mi entender - Eso fue todo cuanto salió de entre sus pálidos pero apetitosos labios varoniles. | |
| | | Zeus Admin
Mensajes : 291 Fecha de inscripción : 06/01/2010 Edad : 36 Localización : En alguna nube del olimpo~
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Miér Ene 27, 2010 5:57 pm | |
| Detuvo su andar a unos metros de esa figura opaca, de pie, estática cerca del manantial pero que no parecía tener intenciones de moverse para nada. Ni para beber aquella mágica agua, ni para marcharse intimidado por su voz. Nada. Aquello lo sorprendió, pues normalmente su voz invitaba a que, cuando menos, volvieran el rostro hacia su persona, reconocieran o no al dueño de su particular tonalidad. Pero aquel sujeto, que comprobar que era un desconocido al verlo de perfil, no lo hizo. Y aquello lejos de molestar al padre de los Dioses creó en el una voraz curiosidad. Enseguida percibió que no era alguien común y corriente. Humano estaba descartado, Dios también, ángel obviamente… ¿Qué opciones restaban? ¿un demonio? ¿Cumpliendo allí alguna orden de Hades? Parecía la hipótesis más viable, poro no deseaba sacar conclusiones apresuradas.
Sus palabras hicieron que casi de modo inconciente sus labios se curvaran en una sonrisa, algo irónica, pero sin maldad. -¿Crees en el destino..? –dejó que las palabras flotaran en el aire hasta que la brisa de deshizo de lo que quedaba de ellas, volviendo a sumir a aquel sitio en el mismo silencio de antes- Si así es, entonces puede que nuestro encuentro sea obra del mismo, o tal vez un simple azar…-se encogió de hombros, porque aquello le parecía banal y sin importancia, los motivos por los que aquel encuentro se llevaba a cabo no venían al caso, sino las consecuencias.
Se acercó al manantial con pasos tranquilos, despreocupado como andaba de costumbre, pero siempre secretamente vigilante a cualquier movimiento del otro, sobretodo porque no lo conocía. Metió sus dedos dentro del agua fresca y se humedeció los labios saboreando su gusto único, tan particular. Así, a poca distancia, y con la posibilidad de verlo de frente lo miró suavemente, estudiando sus rasgos y facciones, notando su mirada vacía, perdida en un abismo sin nombre ni tiempo. Y pudo comprender porque no se había vuelto como todos los demás a verlo, habría sido algo completamente inútil. | |
| | | Gael W. Amadeus Demonio
Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 27/01/2010
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Miér Ene 27, 2010 6:29 pm | |
| ¿Que si creía en el destino? Menuda fatídica pregunta. Se guardó el derecho de volver a tardar en responder, luego ya sabéis que era un hombre que cumplía el típico tópico de 'digo lo que pienso pero pienso todo lo que digo'. ¿Debía responderle o no era más que una simple pregunta retórica cargada de ironía? A ver... ¿y eso qué más daba? Se limitaría a responder, y así lo hizo una vez más. Entreabrió los labios suavemente y un gélido aliento salió de entre ellos para transportar sus palabras al oído del Dios supremo. - creo en todo aquello que me sirva para alimentar el alma, llámalo destino llámalo azar. Me motiva y excita el simple hecho de creer que tengo la opción de intentar romper esa fina línea que alguien trazó por mí previamente -. Vale, a lo mejor había alargado un tanto la frase, pero carecía de importancia mientras hubiera logrado dar a entender lo que le pasaba por la mente sin ambiguedad alguna.
Sus palabras reptaron viperinamente de entre sus carnosos labios relucientes de relamérselos y surcaron el aire como los pájaros surcan el virgen cielo o los peces surcaban las profundidades del negro y profundo mar. Acabaron recostándose de forma sensual en los oídos de esa imponente figura, a la que con un poco de razonamiento, había clasificado como persona de importante rango políticosocial. Hablaba de forma solemne, andaba como si sus pies volaran entre nubes, no se excedía en cuanto a explicaciones. Hm.. un buen partido. Un dios talvez. Sí, pondría la mano al fuego por que era un Dios. Poner la mano en el fuego. Añoraba la sensación de las llamas lamer su cuerpo desnudo sin llegar a poder consumirlo. El fuego no le dolía, no le quemaba, solo le masajeaba un magullado cuerpo maltratado por las circunstancias. Adoraba el fuego, viviría y moriría por arder de nuevo en el fuego del infierno del cual había sido exiliado.
Algo logró sacarlo de su ensoñación. El simple crugir de las rodillas al flexionarse a su derecha. El hombre se acababa de agachar, y a juzgar por ese detalle dedujo que se trataba de una imponente figura. ¿Cómo serían sus ojos? ¿Sería tierna u obscena su mirada? Todo un misterio. Un misterio que regía todos y cada uno de sus movimientos y maniobras. Quería saber más de él y no limitarse a justificar su casual encuentro, que por cierto, había sido obra del destino, en caso de que en realidad existiera. | |
| | | Zeus Admin
Mensajes : 291 Fecha de inscripción : 06/01/2010 Edad : 36 Localización : En alguna nube del olimpo~
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Jue Ene 28, 2010 8:54 am | |
| Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa producto de esas palabras, pues coincidía plenamente con su reflexión. Las líneas estaban trazadas, no tenía duda de eso, pero con un movimiento podían desviarse de su camino, creando uno nuevo, muy lejano incluso del trazado originalmente. Así le gustaba pensar, pues, ¿Qué sentido tendría la vida si ya toldo estuviera previamente determinado? Sus dedos jugaron sobre la superficie perfecta del agua, le agradaba ver cómo cuando rozaba el líquido se formaba en consecuencia aquel círculo perfecto que no hacía más que crecer. Le parecía un fenómeno de una simpleza y belleza, maravilloso.
-Causas y consecuencias….-murmuró más para sí mismo que para su interlocutor, reflexionando, perdido entre sus propios pensamientos por unos vagos instantes. Las causas eran muchas veces inexorables, y las consecuencias impredecibles, ¿que quedaba entonces para la predicción? Nada. Ni el más poderoso de los Dioses podía saber que sería lo que ocurriría, dichosamente, de otro modo la existencia se tornaría demasiado aburrida.
Le gustaba el tono de su voz, la cadencia de sus palabras, tenía una forma particular de hablar, y eso lo notó enseguida. Dicen que cuando, por alguna razón, uno de tus sentidos se debilita, otro se fortalece, y no había duda de que aquel sujeto tenía grandes aptitudes para el discurso. Ya no tenía duda alguna, aquél aroma, su forma de moverse, los movimientos de sus labios…era un demonio, pero uno claramente diferente al resto. Lo cual despertó su nata curiosidad. Le pareció imprudente, de todos modos, hacer preguntas referentes a su persona, tales como su nombre, sus motivos. Era aún demasiado pronto.
Se levantó y movió la mano quitando los últimos restos de agua de sus dedos largos antes de llevarlos a su cabello acomodándolo hacia atrás mientras su vista se posaba una vez más en el desconocido. Bueno, si quería ciertos datos debía ser él quien comience con las explicaciones. –Zeus, un placer…-se presentó sin más rodeos, estaban frente a frente, y la distancia eran apenas unos metros, si estiraba la mano podría tomar la suya y saludarlo como hacía con la mayoría, pero se abstuvo.
Última edición por Zeus el Jue Ene 28, 2010 9:55 am, editado 1 vez | |
| | | Gael W. Amadeus Demonio
Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 27/01/2010
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Jue Ene 28, 2010 9:31 am | |
| El destino. Un tema que daría para hablar horas y horas de forma incansable pero total y completamente banal. No serviría de nada tratar de averiguar si existía o no ese utópico destino del que tanto les gustaba hablar y en el que tantas veces todos nos refugiábamos como el que no quiere la cosa. ¿Un desafortunado encuentro? El condenado destino. ¿Unos sucesos no deseados? El maldito destino. ¿Unas realidades sin aparente razón de ser? El azaroso destino. Todo tenía que ver con el destino. ¿Pero qué era en sí el destino? El destino no era más -a su parecer- que una enorme telaraña. Una telaraña que los unía a todos los indivíduos en un mismo todo mayor. Ya fueran Dioses, semidioses, héroes, humanos, ángeles o demonios. Todos eran unos meros títeres a manos del destino. Los humanos se empeñanban en creer que el destino lo trazaban los Dioses. Pero entonces ¿quién trazaba el destino que incluía a esos dioses? Esa y muchas otras preguntas fusilaban sin pudor alguno la mente del demonio cada noche y cada día, cada mañana y cada tarde, cada minuto y cada segundo... Demasiado tiempo libre.
El caso es que algo lo sacó -otra vez- de sus constantes reflexiones y monólogos internos. Esta vez no fue el crujir de sus rodillas o el rozar de sus fuertes manos en la superficie ondulada del agua. No, ésta vez pudo volver a deleitarse con su varonil voz. Oh, la voz de un Dios. No había errado, pero una cosa no quitaba a la otra y el demonio no podía salir de su asomo aunque no lo revelara. Zeus. Había deducido que era un Dios, pero jamás pensó que se trataría del Dios supremo, el antagonista por exceléncia de Hades, Dios del averno. Analizó por un momento su modo de hablar. No había sido un firme 'Zeus. Un placer.' No, había sido más bien un suspiro inacabado, una frase con puntos suspensivos, una simple exhalación metamorfoseada en presentación. Y eso, lo peor de todo, era que le encantaba. - Mi nombre es Gabriel, pero se me conoce por la vox populi como Gael, el demonio ciego - se presentó sin mayores florituras. Sus párpados no se molestaron en abrirse más de lo normal. Su cuerpo no se molestó en temblar de excitación. Sus labios no se molestaron en dibujar una media sonrisa que rebelara unos pequeños colmillos de lo más simpáticos pero letales. Total. ¿Para qué? | |
| | | Zeus Admin
Mensajes : 291 Fecha de inscripción : 06/01/2010 Edad : 36 Localización : En alguna nube del olimpo~
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Jue Ene 28, 2010 10:55 am | |
| Su nombre le resultó vaga y lejanamente familiar, tenía la impresión de haberlo escuchado de boca de alguien más pero no podía recordar de quien ni bajo que circunstancias. De todos modos poco importaba aquellos, pues seguramente los datos habían sido sumamente irrelevantes para que su mente prescindiera de atesorarlos. Que mencionara su discapacidad, seguida de su nombre, como si aquella fuera su principal característica le llamó la atención. Cierto era que no se trataba de algo común, y la verdad era la primera vez que oía sobre un demonio ciego, pero de todos modos le pareció extraño que lo incluyera en su presentación, ya lo había notado y no hallaba la necesidad de resaltarlo, como si formara gran parte de su identidad. Lo escrutó con la vista, paseando sus ojos profundos por aquel rostro llamativo, queriendo obtener más formación con sólo analizar su expresión, la forma de sus pómulos, la pesadez de sus parpados, o sus carnosos y particulares labios. No cabía duda, ahora que lo veía bien, que se trataba de un auténtico demonio, aquellos nacidos en el oscuro y pútrido inframundo para servir a Hades por el resto de la eternidad.
-Y supongo que, estas aquí por un recado de tu amo –lo afirmó, pues, generalmente esa era la razón para que los seres como ese subieran a Atenas, eso o…- O tal vez, sólo buscas diversión, jugar con alguna victima mortal para pasar el rato-lo dijo como si tal cosa, como si le diera exactamente igual cual era su intención allí, aquello no era cierto, quería saber sus intenciones, su trabajo era velar por la seguridad de cada ser sobre esa tierra, y mientras estuviera en sus manos debía impedir su sufrimiento. Era injusto juzgarlo, pues apenas había hecho movimiento o hablado, pero ahora exigía una explicación de su estadía en la tierra mortal.
-Dime, Gael –utilizo aquel nombre pues Gabriel, le parecía uno demasiado santo para un ser de la muerte y las sombras, una nomenclatura que sólo sus ángeles podían utilizar- ¿Qué te trae tan lejos de tu caluroso hogar en las profundidades s mismas de la tierra? –mantenía sus ojos fijos en el rostro de aquel individuo pues sabia bien que sus reaccionen podían hablar más que sus labios, que sus expresiones delatarían la verdad o falsedad de sus afirmaciones. Atento observó cada movimiento, cada respiración. Lo suyo era una inspección de rutina, que tal vez se estaba dilatando demasiado, ese sitio no era de su gusto, y no planeaba permanecer mucho tiempo más allí, por más que la compañía resultara un poco interesante. | |
| | | Gael W. Amadeus Demonio
Mensajes : 16 Fecha de inscripción : 27/01/2010
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Jue Ene 28, 2010 11:40 am | |
| Seguramente os preguntaréis porqué el jóven demonio -o no tan jóven demonio- incluyó el atributo de ciego en su nombre. Sencillamente porque era su realidad y carecía de sentido el hecho de negarla. Era como si una serpiente omitiera el echo de que rapta por los suelos, o como si un pájaro omitiera que tiene un par de hermosas alas. De acuerdo, no se enorgullecía de su condición, pero tampoco encontraba razones de peso para avergonzarse de ello. Simplemente era así y con los años había aprendido a aceptarlo o simplemente a resignarse. Su pasado, su condición, su ideología... todo ello lo seguía siempre y en cada instantes, como una de las múltiples sombras que se proyectaban cuando el sol se dedicaba a iluminarlo de forma acusadora con sus potentes rayos. Como en ese mismo instante, claro está. El sol acariciaba su pálida piel que quedaba al descubierto, acentuándo su macabra belleza que sin precisar ningún estimulante ya era casi perfecta de por sí.
¿Que qué hacía allí? - Creo recordar, sin faltar al respeto, que ya respondí a esa pregunta. El destino me condujo aquí dado que soy demonio en tierra de nadie. Fuí exiliado del infierno hará muchos muchos años. Esas profundidades me escupieron y se niegan a volver a aceptarme en ellas.- Escupió apenas moviendo los labios cada palabra más dura y resignada que la anterior. Era incomprensible el modo en que una persona podía llegar a odiar de ese modo, pero sencillamente podía defenderse diciendo que él no era una persona, era más parecido a un animal. Un misterioso y oscuro ser de la noche que alimentaba su tedioso odio a base de vitalidad de jóvenes humanos, de amor de los dulces corazones de burguesas del momento, de afán de poder de los más codiciosos nobles de la corte, del valor de los más valerosos caballeros que aún creían en princesas a las que rescatar y de los más interiorizados miedos de esa decadente sociedad ignorante. ¿Ignorante porqué? ¿Acaso se les podía atribuir otro adjetivo a aquellos que creían que el Conde Drácula no era más que un cuento de locos para asustar a las bellas muchachas de palacio? No, sencillamente eran ciegos. Pero no ciegos de nacimiento, sino gente que podía ver pero que se había tapado los propios ojos con una sarnosa venda. Estúpidos humanos. Estúpida condición. Estúpida existencia. - mi única razón de existir es saldar la deuda que dejaron mis antepasados. No pertenezco al infierno. No soy sirviente de Hades. Soy enemigo del Olimpo, de la tierra y del averno. Soy todo y soy nada... soy polvo que va donde el viento le lleva - Se limitó a apostillar con la mirada perdida. Poco a poco, el odio se fué desvaneciendo de su mirada. | |
| | | Zeus Admin
Mensajes : 291 Fecha de inscripción : 06/01/2010 Edad : 36 Localización : En alguna nube del olimpo~
| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial Vie Ene 29, 2010 3:47 pm | |
| Por su respuesta notó que su insistencia pareció molestarle un tanto, es que la primera no le había parecido una respuesta demasiado concreta, y esperaba algo más puntual, pero evidentemente o no estaba mintiéndole, o no planeaba develarle sus verdaderos motivos de encontrarse frente a aquel manantial. Sabía de sobre que no podía confiarse en la palabra de un demonio, mentirosos, ladrones y malvados, siempre hay que tomar precauciones cuando se trata con ellos, y a pesar de que Gael no parecía una amenaza, en ningún momento bajó la guarda. Sus poderes eran incomparables pero siempre podía tener a otros demonios cerca para ayudarlo en caso de que se viera en problemas. Pero a Zeus nunca le había agradado pelear, no al menos que tuviera un sentido la batalla, así que por el momento el clima se mantuvo con la misma paz.
No creyó del todo en sus palabras cuando el dijo que había sido expulsado, exiliado de la tierra donde había nacido, le resultó extraño, aunque no al extremo siendo que Hades era quien mandaba en ese sitio y no perdonaba la desobediencia o el error. Más que posible era que aquel demonio le hubiera fallado, o tal vez simplemente no le fuera lo suficientemente útil como para conversarlo entre sus subordinados. Pensó en que aquello era algo triste pues a pesar de que odiaba el inframundo, era al sitio al que seres como ese pertenecían, su hogar, y nunca era agradable estar lejos. Siguió escuchada sus palabras cargadas con odio y rencor, escupidas cual veneno de entre sus labios. Ningún sitio al que pertenecer, ni al cual volver, nadie al que obedecer, menos al cual amar… era absolutamente triste.
-En todo caso, pienso yo, es admirable que sigas adelante, tu solo –sus palabras fueron sinceras, pues no se creía capaz de soportar algo como aquello si el fuera el protagonista. A pesar de ser fuerte, necesitaba a los seres que amaba a su alrededor, como si se alimentara de su cariño y confianza. No podía comprender a una criatura solitaria como ella, en la que su energía aprecia alimentarse del odio y la destrucción.
Dejó de observar su reflejo en el agua clara del manantial y la volvió al otro, sin analizar su expresión, tan solo, viéndolo. –Y dime, Gael, ¿no hay nada que tu desees? | |
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| Tema: Re: Dichosos los ojos que no te pueden ven, ruidoso manantial | |
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