Descanso

Sus pies lo habían sacado del palacio, llevándolo de forma inconsciente hasta los jardines, donde curiosamente, había uno que otro ángel por el lugar. Estaba casi desierto.
El día era especialmente agradable, sin embargo la luz le molestaba. Era demasiado brillante. La suave brisa que parecía tener cierto color dorado soplaba apenas en una caricia sutil. Con un suspiro grato, cerro sus ojos azules, dejando que el viento pasara entre su cabello rubio o por las plumas de sus alas, de la cual solo un par cubría sus pies desnudos que pese a caminar descalzo parecían impecables, como siempre.

Con una risa cantarina, se dejo caer en la hierba ayudándose de las alas para evitar golpearse y caer suavemente. Estas desaparecieron cuando la hierba ligeramente húmeda toca su ropa. –Esto es maravilloso- susurro poniendo su brazo derecho sobre sus ojos para evitar la luz; mientras que el izquierdo tanteaba las hojas que habían caído de un árbol cercano. –Fantástico- musito muy suavemente de forma adormilada. Los parpados le pesaban.

No quería dormir, pese a que tenía sueño. Se irguió con rapidez, poniéndose boca abajo antes de empezar a tararear una canción, mientras jugueteaba con una catarina, la cual revoloteaba entre hoja y hoja, pasando por sus largos dedos. Volvió a reír.

Ya hacia tiempo que no disfrutaba de algo tan banal como una simple siesta, eso si una buena siesta solo se podía tomar en 2 lugares, en el mismísimo Eliseo o en los jardines del olimpo, definitivamente nada podía superar eso… bueno solo había un lugar que para Quinn era mejor que aquellos pero ya no era posible, y eso era dormir junto a su amado.
Tal vez era un poco pretencioso decir que solo dormía siestas en lugares que solo dioses y pocos humanos podían ir pero no le importaba que los demás pensaran así, después de todo eran lo únicos lugares de donde podía escapar de su realidad, en donde se sentía efímero ante ese mudo que le rodeaba ya que aquellos lugares, además de ser muy bellos, nunca se alteraban al paso del tiempo.
Entonces allí estaba un ave envuelta en llamas de rojizo plumaje volaba sobre el cielo del olimpo, la cual no tardo demasiado en aterrizar en el centro del jardín, seguida por destellos de fuego rojos y azules. Mientras agitaba sus alas por ultima vez, el fuego iba desapareciendo dejando tras el un curioso espectáculo, puesto sus plumas antes rojas se tornaban azulinas conforme el fuego desaparecía para finalmente tomar un hermoso y brillante color rosado.
-hace tiempo que no venia…-
Comento al aire viendo con calma a sus alrededores, observando a los “pequeños” ángeles sorprendidos ante el espectáculo que acababa de dar, sin embargo aquello no era por presumir, era algo que no podía evitar… un proceso natural al desvanecer su fuego.
Pero lo que mas le llamo la atención era un ángel de melodiosa voz tarareando una canción, su voz era tan bella que de inmediato le hizo desear oírle cantar.
Se acerco con tranquilidad, tomando su forma humana para hacer el acercamiento final.
-tienes una voz muy agradable… de seguro cantas de forma hermosa…-
Comento con una suave sonrisa en sus labios, olvidándose por completo el principal motivo por el que había ido allí.

Hizo un mohín al ver al animalito volar. Así que ya no quería jugar con él. Bien, entonces jugaría solo. Soltó una risita ante ese pensamiento.
Pero la curiosidad le picaba ¿Por qué se había ido? Miro por sobre el hombro para ver lo que había causado tantas exclamaciones entre los ángeles. Y el mismo se quedo un instante maravillado. Era hermoso. Bellísimo. Algo… no tenía palabras para poder describirlo.

Embelesado, lo contemplo. Y como solo ocurrir con frecuencia, pensó que aquello era la mismísima prueba de amor de los dioses. Permitir que un ser tan hermoso como aquel viviera en un mundo donde el afecto se quedaba rezagado para dejar pasó a la violencia; aquel Fénix era prueba de que pese a eso, el amor seguía existiendo y que no quedaría en el olvido. Si no, aumentaría su solidez, tal como el fuego el cual se alimentaba de maderos para subsistir.

Suspiro, volviendo a la posición anterior. El amor lo hacía todo.
Una voz amable, lo saco de su ensueño. Lo miro con sus grandes ojos azules. Sonrió ante su halago. –Supongo… - se encogió de hombros, aunque sabía que cantaba de forma casi imposible. Y la duda lo asalto. ¿Debería cubrir su rostro? ¿Sería un dios, o un semidiós? Quizás un ángel… si así era, no tenía que ocultarse. Esbozo una sonrisa más amplia. -¿quieres escucharme?- inquirió ladeando ligeramente la cabeza, moviendo mechones rubios, aun boca abajo.

No podía culpar a los ángeles al reaccionar de aquella forma, después de todo el ave fénix no era algo que se pudiera ver todo los días y con suerte se la lograba ver una vez en la vida… el principal motivo de esto era que prefería su forma humana que la real, era más practica y no llamaba tanto la atención.
Sin mucho disimulo, miro el cuerpo de aquel ángel, examinándolo con curiosidad, puesto su cuerpo era muy pequeño y delicado; no pudiendo evitar pensar que su bella pero frágil figura debió ser para satisfacer alguna perversión de Zeus… aquel viejo pervertido.
-¿supones?... deberías ser más orgulloso al respecto, tienes una linda voz…-
Dijo para luego sentarse a su par, aquella propuesta de oírle cantar no era algo que fuera a desaprovechar, además podría ser agradable un hermoso cántico antes de dormir una siesta.
-eso me encantaría pequeño…-
Era costumbre llamar a todos pequeños o jóvenes, aun sabiendo que hablaba con seres que podían tener una vida de varios milenios pero más que la mayoría de los dioses casi ningún otro ser era mayor en edad que Quinn además de que aquellos seres, como el ángel en su presencia poseían cuerpos jóvenes y de escasa edad aparente.
-¿pero antes, me podría decir tu nombre? Después de todo seria una descortesía no saber el nombre de quien me concede la oportunidad de oír su canto-
Inquirió con aquella acostumbrada expresión seria, aunque si se le veía a los ojos se podía ver una mirada verdaderamente gentil oculta tras ese manto de seriedad que siempre tiene.

El calor subió a sus mejillas con fuerza, al notar aquella mirada aguamarina. Bajo el rostro, levemente.
Soltó una breve carcajada, que repiqueteo como las campanillas de viento, elevándose de forma grácil. –Muchas gracias- repuso sonriente. Lo contemplo al momento en que se sentó junto a él. –cantare para ti- acepto, pasando un mechón dorado tras la oreja aun con el sofoco en los pómulos.

Antes de hacerlo, escucho su pregunta; Se sentó, abrazando sus piernas para recargar el mentón en las rodillas sin perderlo de vista ningún momento. Esbozando una sonrisa, respondió. –Luka Arcuri - y pese a haber encontrado una posición adecuada, se reacomodo para besar su mejilla. –todo un placer- susurro a aun cerca de su mejilla

-¿con quién tengo el gusto?- pregunto, mirándole con gesto inocente, pero curioso. Ya había vuelto a su posición anterior, tipo fetal.

Un bonito sonrojo, fue lo único que paso por su mente el verlo sonrojar y pese a que la carcajada fue algo compresiva no dijo nada al respecto pero se alegraba que de alguna forma le halla hecho reír y al mas que aquel ángel le estuviera por cantar.
Era un muchazo encantador, y dulce, algo que confirmo luego de la presentación por parte del menor que sin dudas aquel beso fu por si decirlo una grata sorpresa; con lentitud se acerco a el tomándolo con suavidad del mentón, acercando su rostro al ajeno.
-el placer es mío Luka… yo soy Quinn…-
Dijo con un seductora sonrisa para luego separarse como si no hubiese hecho nada, volviendo a sentarse mirándolo con expectativa puesto no tenia dudas de que el canto de de Luka era hermoso después de todo su voz lo era.
-sabes eres muy lindo pequeño…-
Comento siendo que lo venia pensando un buen rato, Luka era muy mono y obviamente Quinn no era el tipo de persona que no digiera lo que piensa, él no tenia pelos en la lengua y si pensaba algo lo decía, en esta ocasión que Luka le parecía un muchacho muy mono y dulce, en chico muy lindo.

Si, la posición era cómoda pero por un momento. Después ya era bastante fatigosa. Pero al momento en que regresaría a su posición boca abajo, sintió la cálida mano de joven sujetando su mentón, acercándolo a su rostro. Contuvo la respiración, trago saliva al tiempo que la sangre subía rápidamente a sus mejillas. Parecían arder. –u-un gusto conocerte Quinn- susurro muy bajito, mientras sus ojos bajaban de sus ojos hasta sus labios. Sus sonrisa picara lo mantuvo pasmado.

Con un temblor, se acomodo boca abajo, escondiendo el rostro con el flequillo rubio. Aun seguía en trance. Escucho su comentario muy a lo lejos, por lo cual se obligo a escuchar con más atención. Asintió con la cabeza. –Gracias- murmuro, alzando la mirada para buscar sus ojos agua marina y no los labios que momentos antes lo habían puesto absorto. El rubor seguía cubriendo su rostro. No recordaba haberse puesto así de nervioso alguna vez. O por el momento no hacia memoria.

La mirada de Luka no paso desapersivida y por la mente de Quinn paso unaidea, una malisiosa idea de las que no tenia hace ya mucho tiempo, quizas un viejo remanente de la personalidad de su creador.
Nuevemnte tomo a Luka del mentos sonriendo de forma seductora mientars claba sus ojos en los ajenos.
-te pido disculpas por esto...-
Se disculpo para luego besarle, aun sosteniendole con delicadeza del menton, apenas el beso concluyo no se apartyod e inmediato, seguia auna distancia en que su aliento chocaba contra la piel ajena con cada palabra que decia.
-no me pude resistir puesto en verdad eres muy atractibo...-
Comento galante con mirada seductora para luego acariciar con suavidad la mejilla agena.
-no obstante, me detendre ahora si hasi lo deseas...-
Agrego tomandole nuevamente del menton, con actitud seductora nuevamente, mirandole fijo a lso ojos, tan serca de los labiso ajenos que estos se rosaban ante el minimo mobimiento.


________
mil disculpas pro tardar tanto en responder u.u

Retrocedió suavemente. Apenas una milésima. Su cuerpo no parecía querer cooperar con su mente, la cual estaba en una lucha y ninguna de las dos partes quería ceder. Su parte sensata y rozable, insista en que se alejara de él, en que se disculpara y se fuera; mientras que la otra parte, más irracional e impulsiva le sugería que se quedara con Quinn. Ya había estado con demonios antes ¿no?
Pero todo fue insignificante al sentir sus labios presionar los suyos. Entrecerró los ojos azulados. Su labio inferior tembló al sentir la caricia sutil de la respiración del chico.

No sabía que responder. Era un ángel y debía luchar en contra de las tentaciones, más que nada por su rango. No podía permitirse eso, pero… quizás si lo hacía no causaría daño. Un simple roce, un gesto…
Suspiro, sintiendo sus respiraciones mezclarse, antes de acercarse un poquito al joven, sin perder de vista sus ojos aguamarina. Al susurrar sus labios rozaron. –no se…- trago saliva, nervioso crispando las manos. -…lo que quiero- concluyo, temblando.

No podía, realmente no podía sin embargo su cuerpo no siguió sus pensamientos, antes de alzarse un poco, arrodillado para posar con un titubeo sus labios sonrosados sobre los ajenos.

Quinn era impulsivo y eso no lo negaba, lo sabia y bien, devido a esta... pro así llamarla cualidad, se había metidos en muchos problemas antes, pero eso era lo divertido, hacer cosas emocionantes que pudieran acarrear riesgos.
Al escuchar la respuesta no hizo más que acariciarle la mejilla con una suave sonrisa en sus labios, elevando una ceja al sentir nuevamente los labios del menor sobre los propios... tal ves Luka no sabia que hacer pero definitivamente su cuerpo tenia una buena idea al respecto.
-si llego hacer algo que no te gusta dilo y me detendré de inmediato...-
Susurro a su oído, para luego volverle a besar mientras con cuidado le hacia recostarse en la suave hierva.
Era un ángel hermoso, y por lo que pudo comprobar hasta el momento un ser muy dulce y agradable pro lo que lo trataría como a una pieza de cristal, con delicadeza, cuidando de no hacerle el menor daño.
Mientras el beso continuaba, una de sus manos comenzaba a acariciar el pecho ajeno pro sobre la roma, manteniendo una acaricias suaves pero sensuales.
-te gusta?...-
cuestiono tras morderle el labio inferir, mirándole nuevamente de aquella forma seductora y sensual, bajando hacia cu cuello para besarlo, acariciarlo con sus labios mientras su respiración chocaba contra la piel ajena.

Asintió muy suavemente, temblando. Debía razonar. Tenía que evitar aquello, tenía que pensar, alejarlo, una excusa ¡lo que fuera! ¿Qué acaso no había ningún ángel ahí que pudiera verlos? ¿Acaso eso no estaba “prohibido”? Y nuevamente una mala jugada de la mente… los dioses eran egoístas, privarlos de eso, de ese exquisito goce, sensual, dulce. ¿Cómo aquello era pecado?
La húmeda hierba hizo que sufriera una escalofrió, sus manos rodearon el cuello del muchacho, atrayéndolo hacia si de forma inconsciente.

Un espasmo recorrió su espalda, erizando su piel. No podía negarlo, pero tenía que hacerlo. Era algo relevante, importantísimo. ¿Qué podía decir para evitar aquello?
Tomando el cabello pelirrojo, alzo su rostro, sin hacerle daño para mirarle. Negó con la cabeza. –por favor…- susurro. No quería que se detuviese, pero una reprimenda más, un error podía arriesgar todo. Tirar todo su esfuerzo por la ventana. –Por favor- repitió con tristeza. No podía y eso lo sabía muy bien, entonces ¿Por qué le dolía decirle que se detuviera?
Como serafín no podía permitirse aquello. Si fuera un ángel cualquiera, quizás si… pero no lo era. Por primera vez se sintió molesto de ser lo que era.

A diferencia de Luka su mundo no se regia pro lo correcto o no, sino era un mundo de deseos, si deseaba lago lo hacia, obviamente siempre y cuando ese algo no lastimara a otros.
Continuo besando el cuello del ángel mientras acariciaba su pecho con delicadeza, mirándole cuando este le tomo de los cabello para sonreírle con dulzura.
-entiendo...-
Dijo separándose del cuerpo ajeno para poco después alzarlo en brazos sonriéndole de forma tranquilizadora para luego besarle la frente.
-no tienes que forzarte... puede ser que lo quieras pero aun es conflictivo para ti...-
Dijo mientras caminaba con el menor en brazos dejándolo con cuidado, apoyado al tronco de un árbol de frondoso follaje, dándole una última acaricia en la mejilla.
-aun no estas listo demo te daré una compensación que espero no rechaces...-
Agrego besándole unas ves más la frente, sentándose a su par, y con cuidado hacer que Luka reposara sobre sus piernas para así comenzar a acariciar sus cabellos de forma tranquila y pausada.
-por el momento solo disfruta si?...-
Dijo continuado las acaricias mientras empezaba a tararear una canción, pese a que su voz no era dotada como la de un bello ángel aun así era melódica y daba cierto aire de tranquilidad, quizás debido al ser un ave que nunca ha lastimado a un ser vivo que su canto era tan tranquilizador, como diciendo que cerca suyo no había peligro alguno.

Lo cargo con facilidad, lo cual produjo un sonrojo notorio en sus mejillas. Sonrió de forma triste al momento en que le beso la frente. –Gracias- musito, cerrando sus ojos un momento, dejándose hacer. No terminaba de comprenderlo, pero tampoco quería hacerlo, pues sabía que si lo hacía encontraría una gran mentira un engaño. Eso al menos sentía.

La caricia suave en su cabello lo hizo suspirar. Era un gesto dulce, íntimo, cosa que le agrado. Suspiro, acomodándose contra él. Dejo que aquellas caricias, que aquella melodía lo envolvieran. No pudo reprimir una lágrima, que quito con el dorso de la mano. -¿Quinn?- llamo suavemente, sintiéndose adormecido, más de lo que ya estaba anteriormente. -¿Qué es lo que eres?- inquirió, mirándole con curiosidad.

Sabía diferenciar, a humanos, ángeles, demonios y dioses, pero no podía encontrar nada en él. –No eres un ángel, y tampoco un dios- lo miro, alzando la mano para pasar la punta del dedo índice por su mejilla. –y muchísimo menos un demonio- eso lo sabía por la forma extremadamente dulce en que lo había tratado. -¿Qué eres?- murmuro adormilado.

Continuaba con aquellas acaricias que en verdad se sentía nostálgicas, hace ya mucho tiempo no hacia aquello, hace ya mucho tiempo cantaba pero sin dudas era agradable y gratos recuerdos volvían a su mente.
Le mido cuando este pregunto aquello, sonriendo de forma dulce pero sutil mirándole a los ojos.
-soy una criatura casi tan antigua como el mundo, una criatura cual único alimento son las gotas de roció...-
Dijo sin detener sus acaricias retomando el tarareo entre pausar al escúrale, y no le culpaba que no pudiera saber que era, después de todo era el único fénix, una criatura considerada un semidiós pero que en realidad no desea más que ser un simple mortal.
-soy el único Fénix que existe...-
Concluyo con cierta melancolía, había escuchado historias de supuestos fénix en diferentes regiones del mundo, y sinceramente le encantaría que así fuera pero no, era el único de su especie, un ser inmortal.
Sin darse cuenta de a momento su tarareo se había tornado melancólico pero aun así era bello y tranquilizador.

Lo escucho con atención, mirándole a los ojos. Cerrando los ojos y con un titubeo, dejo que su habilidad tanteara el estado de ánimo de Quinn. Frunció el entrecejo con tormento.
Deslizo toda su mano por su mejilla, hasta que su dedo pulgar rozaba su mentón. Era algo más que notorio que estaba triste, desolado, abatido.

Dudando, se acomodo mejor, sentándose sobre las piernas del Fénix. Recargo la frente en su hombro. –No estés así… - rogo, plantando un beso en su mejilla. –Por favor- suplico, mirándole con angustia. –Serás único, pero no vas a estar solo- susurro abrazándole con afecto. No soportaba ver a la gente en ese estado. Era tan triste, algo demasiado doloroso.

Fue una grata sorpresa aquella acaricias, ante la cual solo sonrio continuado su tarareo hasta que el menor se sento en su regaso, sintiendo aquel beso y luego aquel abraso mientars escuchaba sus palabras.
-no te preocupes... eso lo se-
Dice correspondiendo unos segundos el abraso para luego separarce lo suficiente para asi mirarlo a los ojos.
-solo soy un viejo melancolico, no me prestes atencion solo es tritesa pasajera...-
Dijo intentando que no se preocupase tanto, ademas era sierto, por estar un poco triste no se moriria. Le beso la frente tars acariciarle la mejilla para luego mirarle nuevamente a lso ojos con una suave sonriza.
-demo te agradesco tu preocupacion...-
Concluyo sonriendole de forma sinsera, siendoq eu interiormente se reprendia un poco puesto habia sido torpe, se le habia olvidado que lso angeles eran suseptibles a lso cambios de humor ajenos.
-es lindo tener un muchacho tan atractibo velando por los sentimientos de uno...-
Bueno, si queria mejorar su humor, aquella era la forma más rapida ademas no mentia.

Soltó una breve risa. –no es lo mío velar por algún ser, pero lo hare por ti- aseguro, suspirando mientras se acomodaba contra su cuerpo.
Beso su mejilla. Y con un sonrojo en las mejillas, empezó a cantar muy bajito tan solo para Quinn, enredando sus dedos en su cabello, o aferrando su ropa. Había empezado a temblar.

Si, cantaba mucho, pero nunca para alguien que no fuera algún dios o para sí mismo, por eso se avergonzaba de hacer aquello. Había cantado la primera canción que había recordado y era una alegre, pues quería quitarle aquel pesar.

-entonces permiteme hacer lo mismo por ti...-
No haceptaria un no por despuesta, puesto no era lo suyo ser cuidado por alguien y no hacer nada cambio, ademas no seria nada malo cuidar a un muchahco tan dulce como Luka.
Al orile cantar sonrio cerrando sus ojos, disfrutando de la hermosa voz del pequeño, abrasandole, apegandolo a su cuerpo mientars le abrasaba con suabidad.
-no estes nerioso, cantas hermoso...-
Dijo abriendo los ojos mientars le acariciaba la mejilla, para luego hacercarce a su oido.
-escucha... cierra tus ojos y piensa que cantas para ti o algun dios...-
Obviamnete solo queria que Luka se relajara, que estubiera más como al cantar auqneu quizas el estar abrasandole apegado a su cuerpo no ayuda de mucho.

Al oírle cantar de aquella forma no pudo evitar sonreír, era un canto verdaderamente hermoso más de lo que paresia cuando solo era un susurro; solo se dedico a orlo en silencio cerrando lo ojos para concentrarse en aquel canto hasta que este nuevamente se torno un susurro.
-luego el de aura triste soy yo...-
Bromeo refiriéndose a aquella sensación triste que dejaba el canto, acariciando la mejilla donde antes estuvo aquella lagrima, para luego sentir aquellos besos en su mejilla.
-eso es injusto...-
Comento sin explicar a que se refería, para luego acercarse al rostro ajeno dándole un beso en la mejilla.
-el besador también debe ser besado...-
Dijo con una picara sonrisa apegándole más a su cuerpo tomándole del mentón con suavidad, mientras le miraba a sus profundos y azulinos ojos.
-¿me dejas besarte?-
Cuestiono, puesto al estar con el sentía aquella necesidad, sentía deseos de los labios ajenos, de abrasarle y mantenerle a su lado, como si su cuerpo le pidiera que no se alejase de aquel dulce y hermoso muchacho.

-no es eso- murmuro, negando con la cabeza. Al escucharlo, se echo a reír escondiendo el rostro en su hombro.
Una vez más, estaba sonrojado. Sonrió ligeramente, ladeando la cabeza mientras pensaba. Sonriente, respondió. –no lo sé… tienes que convencerme- repuso, con una risa entre dientes.

Con el dedo índice, trazo pequeños círculos en el pecho de Quinn, riendo muy bajito. Pensativo, se detuvo antes de responder sinceramente. –Sí, puedes hacerlo- murmuro con el rostro ardiendo.
Realmente no tenía porque negárselo. Se había portado muy bien con él, además de que el también, en el fondo, y aunque no lo admitiera, el también quería que lo besara. El rubor se hizo mucho más notorio.

Aquel angel era adorable, tudas su reacciones era tiernas y dulces el tipo de muchacho que a quinn le probocaba quererle. Aquella agradable sonriza y aquel hermoso sonrojo valian en verdad la pene, y no se cansaba de verlos.
Al escuhar que podia se aserco con lentitud a su rostro, besandole de froma pacional, prologando aquel beso cuanto podia mientras estaba atento ante las reacciones del angel, despues de todo si veia que queria detenerce o no le gustaba, muy a su pesar se detendria al instante.
Por otro lado, una de sus manos apegaba el cuerpo del angel al suyo mientras que la otra le tomaba de la mano entrelasando los dedos, en un claro jesto de que lo queria a su lado, que no se apartace.

Mientars aquel beso continuaba no se atrevio ahacer nada más, peusto recordaba como se habai sentido anteriormente el angel cundo al versarlo tambien le acariciaba y demas; asi que en esta oacacioon le dejo a hacer al angel lo que quisiera.
Cuando el beso se trasnformo suaves en suaves y dulces roses sonrio lamiendole los labos para luego bersarle en la comisura de los labios.
-tendria que ser aun pecado que sepas tan dulce y seas tan hermoso...-
Dijo para luego con cuidado voltearle abrasandole, apegando sus cuerpo, manteneindo al angel sentado en su regaso meintars se inclinaba para pegar ambas mejillas.
-dime ¿estas ocupado?-
Cuestiono en vos suabe y tranquila manteneidno aquella pose sin deseos de alejarce del cuerpo ajeno.
-porque si no es asi me gustaria llevarte a que conoscas un buen lugar en el mundo humano...-
Conclullo besando su mejilal con cariño.

Pecado. Hizo un mohín al escuchar esa palabra. El también se preguntaba eso. ¿Cómo era posible que aquello fuera pecado?
Se dejo hacer, suspirando. –No soy dulce- refuto con una mueca. Más bien era… exasperante. Soltó una carcajada al pensarlo.

Lo miro con curiosidad, por aquella pregunta. ¿Ocupado? No, no lo estaba. Si se encontraba ahí era porque no tenía nada que hacer.
Lo contemplo un momento, en silencio. Al asimilarlo, dio un respingo y sonriente le miro. -¿A dónde me piensas llevar?- inquirió sin poder evitarlo.