En busca de la nube escurridiza ~Pivado Zeus *O*~

El joven peliblanco,habia estado persiguiendo nubes toda la mañana, ya que no tenia demasiado que hacer sin un humano a su cuidado.
Primero jugueteo con una color naranja, que eran las que aparecian en el amanecer y cuando atardecia, despues persigio una grisacea muy escurridiza que se encargaba de nublar los dias,y por ultimo encontro a la mas linda una color lila con rosa, que se encargaba de dar hermosura a las puestas de sol.
Rio alegremente al verla y volo jugueton detras de ella, internandose por los majestuosos pasillos del palacio.
Se lanzo sobre ella, apretando su contextura esponjosa y mordisqueandola un poco divertido; miro a su alrrededor y reconocio aquella majestuosa habaitacion, era la de Zeus y habia ido a parar allí por seguir a la nube.
Respiro ondo algo nervioso, atrapo a la nube entre sus menudos brazos y se dispuso a salir sin que nadie le viera, escuchando un ruido detras de el, volteando rapidamente.

-Y-yo..e-este...-tartamudeo y luego se calló al no saber que decir apretando a la pobre nube en sus brazos.

Zeus dormía placidamente en su habitación, la noche anterior se había celebrado una gran fiesta en el olimpo, había sido realmente divertido, bebió y rió con el resto de los dioses, Apolo los deleitó con su lira, y Dioniso bebió a su lado, había sido maravilloso, pero ahora sólo deseaba dormir un poco antes de levantarse para comenzar otro largo día de obligaciones. Estaba acurrucado ente las sabanas limpias de la cama amplia, sin que le molestara la luz que se filtraba del exterior, o las nubes que cada tanto entraban por las ventanas. Su sueño solía ser profundo, al menos cuando le pedía a Hipnos que le ayudara a sumirse en él, pues sino le costaba mucho trabajo aquietar la mente para poder huir al mundo de las fantasías. Tenía muchas cosas en que pensar, demasiadas, y su mente no descansaba en ningún momento del día, por eso cuando el dios Hipnos le daba el regalo del seño reparador estaba profundamente agradecido.

Pero la presencia de un angelito lo despertó de aquel maravilloso sueño y le hizo abrir lentamente los ojos, aguzo el oído y se dedico a percibir los sonidos de la ropa del pequeño cuando este se movía, rozándose contra su cuerpecito delgado. Se incorporó lento y con parcimonia se llevo su cabello dorado hacia atrás y fijo sus profundos y antiguos ojos azules en el angelito que estaba en medio de la sala abrazado a la traviesa nubecita rosada que se retorcía un poco buscando huir. Se lo veía algo nervioso, ¿asustado? Pero sus creaciones no le temían, el amaba a todas ellas, y jamás les haría daño alguno.

Sonrió con suavidad y se talló un ojo aún con cierta pereza, y su voz sonó suave pero con algo de modorra. –Buenos días Suny, ¿jugando por aquí tan temprano? –se cubrió la boca escondiendo un bostezo inevitable.

Vio como el Dios se despertaba y los nervios recorrian aun mas rapido por su cuerpo, respiro algo agitado y apreto a la nubecita en sus bracitos escualidos.
-Buenos dias...y-yo..perdone Zeus, no queria despertarle-Hizo una pequeña reverencia ante el mayor en señal de respeto.-Es que la nubecita se me escapaba-hizo un pequeño puchero,mirando al rubio.
-Este..le puedo servir en algo, ya que le desperte?-sonrio alegre y algo nervioso,mirando al mayor sin moverse un centimetro de donde estaba en un principio.
-Si gusta le traigo el desayuno hasta sus aposentos, es lo menos que puedo hacer luego de despertarle de forma tan abrupta-sonrio ya mas tranquilo, dejando que la nube siguiera su curso natural.

Aún estaba adormilado, siempre le costaba algo de trabajo acabar de despertarse, por lo que la dulce vocecita de Suny le llegaba algo lejana, procuró concentrarse para escucharla mejor y prestar atención a sus palabras para comprenderlas. Se desperezó con calma y se llevó el cabello ligeramente revuelto hacia atrás para volver a mirar al pequeño angelito que parecía estar realmente apenado por haberlo despertado.

-Tranquilo, no es tan grave –le dijo para que dejara de preocuparse pues tenía muchas cosas que hacer ese día y era bueno que se deportara temprano. Se acomodó mejor en la cama acomodando un poco la almohada de modo de apoyar la mitad de la espalda en ella y acaricio la suave tela del cubrecama. Siguió con la vista a la rosada y pomposa nube rosada que había sido la causante del problema y ahora escapaba airosa por la ventana.

-Te agradecería que me trajeras el desayuno, buena manera de comenzar el día –afirmó de buen humor a pesar de haber sido interrumpido en mitad de su sueño, era verdaderamente extraño verlo enojado o con malhumor, era de esas personas que suelen ver el lado positivo de las cosas.