Bajo apariencia...

Bajo la apariencia de un simple mortal que portaba su túnica, decidió mezclarse con todos aquellos mortales, avanzando despacio y sigilosamente, entre los peregrinos que llevaban ofrendas insulsas y carentes de interés. Uno a uno los observa. El listón de plata que sale de su boca, las suaves canas de los ancianos, las arrugas muy pronunciadas de los viejos, la efímera belleza de las sacerdotizas, el aroma rancio de los hombres y el insulso y dulzón aroma de los jóvenes.

las velas de cebo se extinguían, las flores se congelaban a su paso y cuando trataba de ser discreto únicamente se marchitaban, y aquellas ofrendas, a los ojos de los mortales pasaban desapercibidas; quienes creían que otros habían movido de sitio su arreglo floral, que las sacerdotizas se lo habían llevado al altar mayor donde se lo ofrecerían... Caminó hasta el altar con paso sereno, con la capucha café sobre el rostro, mirando un tumor negro inexistente que crecía en la garganta de un hombre con una mujer encinta. Chocó con este y le palpó la espalda, este señor se disculpó como si él fuese uno más de los peregrinos, más las arpías ya habían posado sus ojos en aquel mortal. Por último llegó hasta el umbral, donde se detuvo detrás de un anciano que oraba, quién al sentir frío en la nuca, se volvió y aterrado comenzo a llorar.

-Oh señor, señor mío, perdóneme! Perdóneme! Yo no quiero morir aún señor, aún tengo cosas que hacer!! -Súplicaba al rostro impasible de aquel que con suavidad colocó la mano en su hombro. Entonces el anciano cayó desplomado y su familia corrió a socorrerlo, pidiendo disculpas por las incoherencias que el senil anciano había hecho a un muchacho cualquiera.

*Tranquila la noche en que los humanos decidieron hacer sus ofrendas...y una maravillosa oportunidad para ver que podría tomar para su supervivencia....siempre era así, robar la comida y la bebida de el que tiene para el nescesitado, él mismo. Caminaba entre la multitud guiándose por las humaredas producidas por las velas...y aunque fuese una ofrenda...el ambiente le resultaba algo tenso....pero no podía dejarse llevar por las apariencias ni sus instintos en ese momento, sería problemático.

Un joven, piel blanca y bien cuidada, ojos azul escarlata que mostraban un brillo de vida por el fuego de las velas que yacían aún prendidas....finos y suaves cabellos azules que daban rastros andróginos a su rostro, cual rasgos finos decoraban este; sus ropas...pantalón negro algo pegado y camisa negra igual, cuales cruces de plata diminutas decoraban las puntas de el cuello de la prenda....sus manos estaban ocultas en sus bolsillos y sus sentidos alertas....aunque no se exhedía en estos, pues en ese momento ocultaba lo que verdaderamente era tras una facha de humano común y corriente.

Llegó donde esas ofrendas hacía sus Divinidades....observó cada una de estas....¿podría tomar algo sin que nadie se percatase?...había bastante gente...pero aún así la nescesidad superaba con creces la preocupación de que lo viesen, pero; tuvo una buena oportunidad, gracias a un anciano que caía al suelo y atraía atención no solo de sus familiares...sino de los curiosos, y una vez que las miradas estaban canalizadas sobre el vejete, sin más, tomaba un pedazo de pan...ciertamente sería suficiente, no comía mucho y además, si tomaba algo más podrían darse cuenta y así estaría en problemas.

Tras tomar el pedazo de pan, dio la vuelta, guardándo el alimento urtado en una servilleta que igual tomaba, para que el pan no se ensuciase y lo guardaba en sus vestimentas...bajo la camisa que a diferencia de el pantalón era algo floja a su complexión delgada, sin contar que había una bolsa oculta dentro de la prenda que le facilitaba las cosas. Caminó para alejarse de la gente acumulada en preocupación por el caído, para alejarse de aquel sitio, manteniéndo sus distancias; era desconfiado de los seres vivientes...se metía entre un par de casas, un pequeño rincón sin salida, un callejón....sin gente, sin botes, sin nada....solo las ventanas de los edificios que eran los muros de dicho lugar, creía que estaría ahí seguro mientras ''cenaba''...pues era un lugar oculto, oscuro y contaba con que nadie se hubiese dado cuenta; ¿su aroma?...no le preocupaba, pues pensaba que en ese lugar/convento solo habían humanos y el sentido del olfato de estos no era tan hábil para percatarse de que el sobresalía entre todos.*

-¡¡Es un milagro!! -Gritó una voz- el todo poderoso le ha acogido en su seno en su propio templo!!
-¡¡Que terrible! ¡Ha muerto!! Y en el templo de su señoría Hades! -Sollozó una voz femenina de una mujer.- Bien sabe aquel que Hades ha venido a recogerle en persona...


Mas aquel caballero o chico a quién todos buscaban ahora para preguntarle como había muerto el señor, que había gritado antes de morir, había desaparecido de la sala, el pánico comenzaba a sembrarse entre los peregrinos que atemorizados, salían del templo para encomendarse a Zeus.
-No cabe duda que... aún cuando es una experiencia natural y lógica, el temor de los seres por la muerte continua haciéndoles correr hacía el otro extremo; más ni el mismo Zeus podría salvarles cuando su cuerpo ya viejo y decrépito no soportase el rigor de los años, ni el atrofio de las enfermedades. -Murmuró con suavidad para sí mismo, cambiando su apariencia por la de un niño de seis años, un crío igualmente hermoso con aire melancólico; que vagaba por allí mientras con mano discreta tomaba un dulce de aquí, una rosa de allá; pan, vino, carne... Y por último una canasta. Daba la impresión de ser un chiquillo enfermo que ofrendaba al dios de los muertos para que no se lo llevase pronto; sin embargo, para cuando el niño atravesó la puerta de salida, era un anciano decrépito el que llevaba en una bolsa de tela aquellos comestibles.

Bajó por la avenida, atravesando, ayudado de una joven, a cruzar la calle; y así fue andando. Un hombre de 40 años llevando una caja con comestibles, un mozo de 14 años portando una bolsa de tela con lo mismo; hasta que un pequeño niño llegó con la cesta a un callejón oscuro donde entrando de buenas a primeras, le extendió la canasta al peli azul.
-Mi amo te envía a de comer.

*Los gritos de las personas....sus afirmaciones sobre la Deidad de los infiernos andando entre los vivos, seleccionando a sus almas para llevarselas...otros alejándose para encomendarse a Zeus, el Dios Olímpico.

Sin embargo, no daba mucha importancia a aquellos gritos y palabrerías de los humanos....después de todo ¿un monstruo podría tener una Divinidad...?...¿con esa naturaleza?....llevaba la diestra a donde el bolsillo oculto en el interior de sus prendas, tomó el pedazo de pan para poder olfatearlo primero...era un callejón...nadie vería si sacase un poquitín de sus instintos. El aroma de el pan era bastante bueno, como si recién calientito estuviese hecho.

Dispuesto a tomar el pedazo de pan con su boca para morderlo, abrió la boca y pretendió morder el alimento, apenas estaría ''rodeando'' con los labios la mordaza de pan cuando una voz...joven, y unos pasos, lo hicieron voltear de golpe, como alerta, mismo acto le hizo casí, casí mostrarse como lo que era, un Híbrido, pero logró mantener el control de momento, manteniéndo aquel aspecto de un humano común y corriente.

Las palabras de el chico, el cual le extendía lo que parecía un cesto con....asomó el rostro apenas un poco, con completa desconfianza....alimentos, al parecer. Sus escarlatas se giraron hacía el menor...¿su amo?....¿cómo se supone que debía confiar?...¿y si ese ''amo'' sabía lo que era y aquel cesto no era más que una trampa para dañarle? a saber, probablemente el alimento estuviese intoxicado o algo similar; no era que no tuviese hambre, de comer, comería...el problema era la confianza que era de 0% en ese momento hacía donde el chico....le miró fijamente.*

-¿Tu amo?...¿Por qué?...¿quién es?....

*Sus ojos mostraron una anomalía, pues las pupilas de estos estaban rasgadas en vertical, completamente alerta; no faltaba mucho para terminar mostrándose tal cual como era.*

-Tienes hambre no? ¿Que más da de donde provenga, si tu instinto te dirá si está o no bueno? ¿Si tu olfato te dirá si puedes o no comerlo, no? -Comentó aquel crío avanzando decididamente hacía el chico, depositándo la canasta en sus pies. Tomó una manzana roja y reluciente, mirándola con un poco de indiferencia y fría expresión; después de todo, no comía cosas tan frescas pero aún así; un vaporcillo brotó de tal fruta, misma que se congeló al instante y fue secándose hasta quedar podrida sobre sus manos; convirtiéndose en polvo y elevándose con la primera ráfaga de aire.

Los alimentos eran buenos y de excelente calidad, más de buenas a primeras se notaba por los dedos morados y labios purpureos en aquel rostro tan blanco como el márfil, que aquella criatura acababa de morir hacía algunas horas; estaba frente a un cadáver animado, no cabía duda de quién se trataba en esos momentos, o al menos uno de los allegados a tal deidad.

-Aún no llega tu hora, por lo que puedes comer sin reservas; mientras recuerdes agradecer a aquel que te ha protegido al alimentarte, por que el no hacerlo, implica que has hurtado de su mesa y tu castigo será por lo tanto, severo.- Observó con aire frío e inexpresivo ese pequeño niño sentado a un lado del otro observándole con cierto interes simulado.- Tan pequeño y lindo Ikuto...

*Sus escarlatas iris mantenían la mirada sobre aquel crío que seguía ahí, y dejaba aquella canasta con alimentos a sus pies, como insistente en que comiese...y por las palabras de el chico pálido y aparente de marfil; parecía que en verdad insistía....¿Por qué un desconocido insistiría en ayudar a un ..¿vago??...no sabía...y por más que intentaba pensar...no le llegaba una respuesta.

Sus párpados se abrieron a más no poder...con una suma impresión cuando el chico tomaba aquella fruta y esta...tras un vapor que soltó se congeló terminando por hacerse polvo en manos de el muchacho y disiparse con la primera ráfaga que se presentó en aquel callejón oscuro....y la impresión por parte de el chico, seguía ahí....algo ya le quedaba claro, ese aparente humano no podía ser un simple humano...su piel, su aspecto...y lo que había hecho al fruto que había tomado de la canasta....si el mensajero no era un humano, con mucha más razón el ''amo'' de este no lo era.

Un escalofrió lo recorrió completamente con aquellas palabras...''Aún no es tu hora''...resonaron en su cabeza un par de veces....su instito era algo que jamás lo engañaba pero ahora estaba confundido....''no intentes escapar....'' ...''cuidado...''...como si advertiera y le dijese al tiempo que no había problema, y luego otro escalofrió que lo recorrió completamente, helándole la sangre....¿Cómo sabía su nombre?...¿cuándo lo había dicho?....con el hecho de escuchar su nombre, no pudo mantener un control en si y aquellas características que lo hacían diferente se mostraban; un par de orejas de un pelaje azul se mostraban en su cabeza al igual que una cola suave y azulada tras de el, ambos rasgos de felino....sus orejas yacían erguidas en su cabeza mientras su cola estaba en una pose de ''u''....e impresionado observó al chico, y luego los alimentos a sus pies.*

-Y-yo....gracias por...la ayuda...pero...¿cómo sabes mi nombres?...

*Su cuerpo lentamente se fue inclinando hasta sentarse en el piso, incándose, su cola apenas mecía de vez en cuando y sus orejas se mantenían erguidas en su cabeza...observó una vez más a donde estaba aquel chico para así, tomar un fruto, una manzana más, la cual frotó a contra sus ropas por costumbre, y luego la llevó a su boca para probarla, mordiéndo un pedazo de esta; las orejas tiritaron suavemente quedándose elevadas en su cabeza por el dulzón sabor que tenía la manzana...cual sin duda estaba no solo en buen estado, sino deliciosa.*

-Sabe bien, verdad? -Susurró aquel crío con expresión suave e indiferente, mientras se levantaba y le acariciaba con suavidad la barbilla y detrás de las orejas, separándose lo suficiente para permitirle comer lo que había en la cesta.

Tomo asiento nuevamente y señalo la entrada del callejón como si allí estuviera su amo, aunque estaba en realidad vacía, jamás se presentaría con su forma normal ante otro ser que no fuese su sirviente o vasallo; pero ello no implicaba que no resolviese la mayoría de sus asuntos por su propia cuenta, quizás por que eran insignificantes, tal vez por que no valía molestar a sus adjuntos por tales pequeñeses y sin embargo; había unos tan curiosos que eran merecedores de su asistencia en persona.

--Mi amo todo lo ve, escucha y sabe. Ha estado presente y sabe que tienes hambre, por ello ha seleccionado lo mejor para alimentarte; pero así como el ayer quedó en el pasado; la comida que tienes ante ti debes comerla antes de que caiga el sol o se engusanará aún la que ya hayas comido; por ello ha dejado suficiente pera saciar tu hambre pero espera que no desperdicies nada.- Allí comenzaba la parte cruda de la historia. Si bien aquel niño le había llevado alimentos deliciosos y bien elaborados, aún selectos al gusto del pequeño Ikuto; este debía terminarlos durante el resto del día.- No podrás regalarlos a nadie, ni ceder un trozo a pesar de que sientas necesidad de compartir, por que si tu regalas de comer aunque sea una migaja, habrás pedido alimento para otro y a cambio, deberás un favor a mi amo.

*Tomaba el alimento y realmente, estaba bueno....casí sentía que su interior se regocijaba, como si este estuviese en el paraíso, y una sensación grata y satisfactoria en su mentón y orejas, estas últimas se hacían al frente un tanto para dar más espacio al otro de moverse, su cola se mecía igual suave y lentamente, gracíl incluso.

Observo al chico, su mano....señalaba a la entrada de el callejón y su escarlata mirar no se hizo del esperar para voltear e intentar ver al ''amo'' de ese ser paranormal, que claramente le había quedado no era humano...sin embargo, no veía nada absolutamente...ni una silueta....un escalofrió sintió en ese momento, era sumamente extraño, ya le caía el veinte que la situación en la que estaba no era algo normal que un humano viviese todos los días.....

La advertencia ¿sería advertencia?....¿o era simple información?....si no terminaba el alimento en el trayecto de el día, este se hecharía a perder, y de paso el no poder dar un trozo siquiera a un nescesitado....puesto que eso le costaría ¿un favor?...¿qué no ya estaba deviéndo un favor con el simple hecho de aceptar esos alimentos?....siguió consumiendo aquel fruto, observándo de reojo a donde estaba el aparente niño.*

-Entiendo...aunque...creo que ya debo un favor con haber aceptado esto....tengo una duda...¿por qué tu amo me esta ayudando?...es decir...usualmente me aventarían rocas y hecharían de aquí pero ni tu ni tu señor lo hacen...¿por qué?...

*Si la curiosidad mató al gato....estaba en líos....*

-Mi amo piensa que aquel que va a su templo es ya protegido suyo, de igual manea, si toma alimeto es por que lo necesita, y no por que desee robar las cosas a voluntad. Por lo tanto no es un favor, sno una gracia que el tiene para contigo a fin de que te alimentes.- Observaba aquel niño con semblante ido, permaneciendo sentado junto al otro observàndole por momentos.- Sin embargo, al ser ese pan y la manzana algo insuficiente para tu estomago, mi Amo te cede estos alimentos, ya que él tiene a voluntad, pero como has sido solo tú los da gustoso, màs si los cedieras a alguien màs; implicarìa que no tienes hambre y que estás desperdiciando su gracia y tú deberás pagar por lo que comiste.


Era un verdadero dilema, ciertamente. En esa canasta había la comida exacta para satisfacer el apetito de aquel minino durante el resto del día hasta antes de caer la noche, todo era delicioso y bien preparado, y como tal, aquel niño se pegaría al mayor para asegurarse de que así fuera, y aunque Hades pudiese hacerse saber si aquel minino habìa o no comido lo depositado; era un juego mucho màs divertido estar al pendiente.

-Eso incluye que no puedes perder ni una sola migaja de pan, cuida bien de la canasta y de lo que en ella llevas; nada puede caer al río ni ser pisoteado por otras gentes si se te cae. Debes comerlo todo, Ikuto.

*La respuesta era algo que ciertamente no esperaba....aquella mentalidad de que el que roba no es por gusto o simple hobbie, sino por verdadera nescesidad...como en su caso, ambas orejas se tiritaron, temblaron un poco, sacudiéndose suavemente antes de erguirse en su cabeza, atentas a las palabras de el chico y de los sonidos a su alrededor.

Su cola suavemente onduleaba con el viento y por suaves movimientos que hacía el mismo....Mientras el menor, cual aspecto era uno alelado...como si estuviese pero no estuviera al mismo tiempo, ido en verdad...era la primera vez que veía un ser ''humano'' en ese estado que pudiese andar en pie, almenos creía que en su vida pasada debía ser humano, pues ahora parecía más un zombie o algo semejante; estaba a su lado como vigilándole aunque no lo pareciera.

Sin duda alguna el alimento de la canasta era bastante....¿podría acabarselo durante el día?...y de no poder y llegar a ofrecer a alguien más, perder o algo así...¿qué precio debería de pagar por aquello?...tenía la curiosidad, la incógnita...pero mejor no arriesgarse, se aseguraría almenos de cuidar bien la canasta que tenía a su lado, cual tras escuchar al niño decir aquello, su cola en un movimiento Automático prácticamente, se enrredaba a la agarradera de la canasta, como haciéndo un ''seguro'' de que no le halarían la canasta o algo semejante....solo seguridad, aunque en un callejón oscuro y frió como en el que estaba aún....era difícil que le quitasen el alimento, pues ningún peregrino se daba cuenta aún, que estaba ahí....y eso era bueno...*

-Entiendo...

*Fue la única respuesta que dio al chico, con un gesto entre sereno; deleitándose con los alimentos....cuales internamente agradecía hacía aquel ser que se los había mandado.*

A pesar de que necesitaba protección, dificilmente esta podía brindarse de manos de una persona que deliberadamente entraba a robar a un templo; puesto que teniendo oportunidad de hacerlo en el mercado lo había hecho en aquel recinto sagrado, y ello en sí ya conllevaba a una falta.

-Vamos a caminar, nadie podrá molestar a Ikuto en ese periodo, pues mi amo no desea que este tenga mas contrariedades.- Mas aquello era una prueba. El castigo en sí por robar iniciaba con un juego en el que el chico tenía que comer todo, sin perder ni compartir nada; algo bastante dificil puesto que como primer contratiempo; un perro venía corriendo detrás de un gato, por lógica; nadie pararía al perro y el chico era invisible para este, de igual manera... inmaterial, por verse en la compañía de aquel pequeño títere.

Aquel niño vio como el perro, más fuerte y vigoroso que el gato callejero, le atrapaba entre sus patas, dispuesto a devorarlo a causa del hambre, así que observó discretamente las salchichas dentro de la cesta.

-El gato morirá para alimentar al perro

*Todavía estaba algo duditativo respecto a la situación que pasaba....si el amo de ese chico era el dueño del templo...hubiese sido más obvio que le diese un castigo por haber tomado alimento ofrecido a este....o algo así....estragos, un caos total se comenzaba a armar en la mente de el felino, y sus orejas, algo decaídas, lo demostraban.

Pero las orejas no tardaron en erguirse en su cráneo por unos ladridos, siendo un felino inmediatamente se altero, erizándo por seguridad sus rasgos gatunos, las orejas cola que se había terminado por desenrredar de el canasto se habían erizado en defensa, observó al felino...cual corría por su vida de ser carne de aquel depredador...enemigo natural de su raza....sus iris, sus pupilas, se rasgaron en vertical como reacción ante el perro aterrizando en el cuerpo del gato...pequeño, y dispuesto a devorarle.

Inmediatamente se integró y su diestra, se adaptó como si fuese una pata de gato, al flexionar los dedos de la mano completamente, apenas movió suave su muñeca para verse como de la misma mano parecía invocarse una especie de pata de pelaje azulado, de una dimensión un tanto más a la que tenía el perro que agredía al felino, abalanzó la pata contra donde el can para aventarle lejano de el gatito...y seguidamente tras deshacer la garra se acerco al gatito para inclinarse y tomarlo en brazos, su cola se adaptaba a una pose en ''u'' tras el.*

-¿Estas bien?....

*Hablaba con el felino...ciertamente solo le había dado un golpe al perro así que bien este podía regresar a volver atacar, miró de reojo a donde el niño, sus palabras...que el gato morirá por alimentar al perro....acarició al gato en sus brazos mientras lentamente se integraba para volver a donde el cesto de bíberes, de ser nescesario...daría algo al gatito, o al perro en caso de volver, con tal de ayudar al gatito que sería como su familia....uno de los suyos....aunque le costase un castigo o deber un favor; no le importaba en ese momento...no pensaba en eso en ese momento...*