*-..Una declaracion..-*

Detrás de aquello, Salí volando de aquel lugar donde me encontraba, lleno de rabia y ira, no quería que esa oscura realidad siguiera conmigo de tal forma, me hacia daño ese pensamiento tan vulgar, pero cierto y verdaderamente me dolía mucho solo el pensarlo, esos pensamientos que ahora acudían con un fuerte dolor en mi mente…

Cuando llegue a un claro de un bosque, que ni siquiera me di cuenta solo me deje guiar por mis alas, me tire hasta caer en la fina y húmeda hierba, he de admitir que aquel joven acertó en lo que era pero por mi tonta cabeza y mi entupido carácter reaccionaba de aquella forma tan extremadamente tonta.

Caí en el césped bocabajo donde ya no pude resistirme mas a mis verdaderas emociones y comencé a sollozar de lo que tenia que venir, o lo que todavía me esperaba a lo largo de la eternidad. Que seria cierto que no encontraría a nadie…
Aunque, ya lo había encontrado, pero, suponía que por mi forma de ser… como siempre, solo seria un estúpido juguete…

Sentía que una suma oscuridad me sumaba y me consumía aquellos pensamientos, aunque en las profundidades del bosque, solo relucía una tenue luz, una aureola que me crecía cuando mantenía las alas extendidas.

Iba caminando sin rumbo, no quería volver aún al inframundo; sería vergonzoso llegar a encontrarse a Hades y tener que admitir que lo había golpeado un ángel y lo había dejado ir como si nada. Además de lo que recibiría quizás de burlas estaba el castigo severo que le daría el amo del inframundo.

Sus pies lo guiaron sin darse cuenta hacia una zona boscosa cercana al pantano, un sitio solitario, donde pensó que podría quedarse solo esperando que su inflamada mejilla volviera a la normalidad. Sinceramente no se había esperado una reacción así por parte de Gabriel, se esperaba que le dijera sucio demonio, que lo tomará del cuello y después lo soltara como ya había sucedido varias veces antes. Pero en lugar de eso obtuvo un puñetazo y vio al otro salir volando velozmente. Estaba tan aturdido que no se había decidido a seguirlo.

Pero ahora, entre los árboles y la hierba algo llamó su atención, un sollozo, esperaba que fuera algún humano moribundo al cual atormentar. Sin embargo al irse acercando se topó justamente con aquél sujeto. Que giros da la vida. Negó levemente para si mismo antes de caminar hacia él y sentarse en silencio en la hierba a su lado. -Angelucho-

Solloce hasta que pocos segundos después de que su gran palabrería volviera a inundar con indulgencia y soberbia mi mente, y mis crueles pensamientos ¿tan difícil era entender que solo me dedicaba al trabajo?
Que me había vuelto así simplemente por miedo…

No podía permitirme el lujo de vacaciones mi trabajo era tan repetitivo y tan exigente en algunos términos, que acababan alejándome de la demás creación por así decirlo.
Apoye mi peso sobre mis manos hasta quedar sentado pero aun apoyándome…
Desvié el rostro de lado para poder ver la perfecta figura del demonio y así lo hice, tan perfecto…
Suspire como si mi eterna vida se doblegase a ello.

-T-tienes ra-razón….-

Termine por sentenciar lo que el mismo dijo antes de que yo le golpease.
Apreté la hierba entre mis manos, haciendo un puño, aunque no llore en sollozo, pero si en silencio, no lo podía creer, me estaba mostrando muy vulnerable ante aquel ser, pero no podía evitarlo…

No sentía culpa por haber dicho aquellas palabras, y mucho menos por haber sido tan brusco al decirlo, simplemente no era parte de su naturaleza, de igual forma que las palabras dulces y las verdades suavizadas con la sutileza eran cosas que jamás salían de sus labios. Quizás si sentía algo cercano a la culpa era porque sus palabras eran tan tajantes, un poco ambiguas quizás, y adquirieron un sentido peor que el que hubiera querido transmitir en un primer momento.

Observaba el frente, dándole algo de privacidad en su llanto al ángel, aunque lo observaba detenidamente mirándolo de reojo de vez en cuando. Le causaba curiosidad el hecho de que Gabriel hubiese confesado tener miedo, y por desconocimiento no entendía a que podía temer un arcángel, si lo supiera sería un punto débil que pudo usar antes para cumplir con lo que deseaba, pero no era así.

Ladeó el rostro ahora si al escuchar sus palabras, buscando su mirada, aunque dudaba que el otro se la dejara ver en primera instancia. -No, no la tengo... bueno, quizás si, pero no de la forma que entendiste... no dejas que nadie se te acerque- aquello lo dijo mientras se apartaba un mechón de cabello del rostro sin dejar de mirarlo con la frialdad propia de su mirada. - No puedes esperar que alguien especial llegue si no lo dejas acercarse, angelucho testarudo-

-Quizás tengas razón... pero, no se como reaccionar por eso me cierro a mi mismo para que no hagan eso, utilizarme...-

Susurré, no sabia hasta donde podía llegar aquellas palabras pronunciadas por el adulto, y como me dejaba aconsejar por otro sucio demonio más.
Pero sinceramente, me daba igual ya, todo me daba igual.

Alcé mi rostro, en busca de sus ojos, mis orbes cristalinas como el cielo, se fijaron en la esplendida figura contraria, y como sin poner sentimientos se refería a mi.
Suspire con pesadez en la voz, ciertamente, no sabia reaccionar enamorándome, jamás experimente esa sensación que volvía estúpida a la gente.

-Oye deja de llamarme así o te llevaras otro puñetazo como el que te di anteriormente.-

Dije con frialdad pero a su vez una muy (Muy) ligera sonrisa en los labios, como a modo de diversión.
Apoye mis manos sobre la fina hierba, sujetando mi peso en ellas como si me costase trabajo elevarme y levantarme, pero no quería irme sin aquel ser, ahora...
Me embargaba una sensación extraña, como un revoloteo en mi interior, ciertamente. Me dio repulsión.
Sin saber que era esa pequeña sensación, y sin dejar de mirarle a los ojos.