Selección

Los demonios, jueces y espectros habían sido convocados en Mnemósine. Hades se desharía de aquellos que fueran un asco para el inframundo, los que avergonzaban con sus miserables existencias al dios de los muertos y al mismo tiempo; obligaría a aquellos que permanecieran, a deshacerse de los inútiles.

Manteniendo a Stefan a su lado izquierdo, a Radamantis a su lado derecho y a Minos como el juez selector, tomo asiento sobre su trono de ónix y obsidiana, con sus amplias y majestuosas vestimentas deslizándose ampliamente en ese gigantesco recinto, una armadura rodeaba su pecho y hombros, ya que todo su cuerpo había quedado fuera de la vista por la oscura capa que cubriese su torso. De igual manera, mantenía su espada fijamente aferrada, aunque con la punta hacía abajo. Aquel encuentro anunciaba algo fuera de lo común donde, descendiendo los escalones; los pilares darían alojo a los demonios que próximamente se verían participes del primer movimiento contra el Olimpo.

Sin embargo, podía decirse que no solo contaba con demonios, espectros y jueces; entre sus filas podrían apreciarse semidioses y dioses menores que inconformes con el gobierno de Zeus en el Olimpo, habían decidido que era momento de un cambio en su imperio; ya que curiosamente, había seleccionado a soldados y guerreros, no a simples despojos del Olimpo que se autollamaban así mismo demonios, cuando eran incapaces de cumplir una tarea simple o una petición realizada bajo presión. El reloj de arena dejaba caer uno a uno sus granos, y de hecho, el ambiente era tenso, cargado de temor y aprehensión. Varios demonios yacían detrás de las puertas labradas incapaces de entrar y quedar bajo la vista minuciosa y penetrante del dios de los muertos; Hades casi podría sonreír con crueldad al sentir el temor flotando en ese aire denso que reflejaba con su eco todos los sonidos.