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| Baile de la cosecha | |
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Níobe Médico
Mensajes : 159 Fecha de inscripción : 19/01/2010 Localización : Aliviando el dolor
| Tema: Baile de la cosecha Mar Ene 26, 2010 6:49 pm | |
| El baile de la cosecha se celebraba fuera de los muros de Atenas, en realidad, comenzaba en los dorados campos de trigo y luego los bailarines se iban moviendo hacia el interior de la ciudad para rendir culto a los dioses en el santuario de Zeus. Era una de las pocas noches en que la ciudad abría sus puertas y las calles se llenaban de gente, ciudadanos con sus respectivas familias y esclavos, los mercaderes aprovechaban para vender su mercancía incluso a aquella horas de la noche y lo vendedores de dulce lograban muy buenas cantidades de cobre durante la velada.
En realidad se hacía muchas hoguera y en torno a ellas se celebraban los distintos bailes, cualquier podía unirse pero lo más usual es que fuera con personas que ya conocía o con las cuales ya se tuviera algún tipo de vínculo. Níobe le dio instrucciones a Dimitri para que guiara a Orfeo si aparecía por la casa, había caído la noche y su compañero no había hecho acto de presencia aún.
Estuvo toda la jornada distraído, mirando a la puerta, esperando que Orfeo apareciera y medida que transcurrían las horas, más angustia iba pasando pero se contuvo, Orfeo no era ningún tonto, ni un idiota, era muy capaz de cuidar de si mismo y no necesitaba a un mortal que fuera pisándole los talones como un cachorrillo ansioso.
Níobe se había bañado, peinado su larga cabellera y se colocó una tiara de plata en la frente. En vez de llevar la túnica blanca de algodón, se colocó una de seda gris, sujeta con un cinturón blanco a la cadera y sandalia de cuerpo, un brazalete en cada muñeca, resaltando los largos brazos desnudos y perfilados.
Se movió entre las hogueras, buscando, esperando ver el reflejo de plata de los cabellos de su compañero. Varias mujeres y hombres posaron sus ojos sobre él, consciente de que el galeno no estaba acompañado. | |
| | | Orfeo Dios menor
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 15/01/2010 Edad : 37 Localización : En el Hades...
| Tema: Re: Baile de la cosecha Miér Ene 27, 2010 11:43 am | |
| Muy lejos, sentado sobre los árboles, rodeado de bastantes hombres, se encontraba tranquilamente tocando la flauta. Sus largos cabellos se distinguían como la cascada cristalina de siempre, bañados por la luz de la luna. Sin embargo, y contrario a lo que se pudiera pensar, aquellos hombres, en la lascivia que sintieron durante su llegada; se encontraban embobados y a sus pies después de que Dimitri se adelantase a la fiesta antes que el médico y vistiese adecuadamente al chico.
El buen anciano le había rescatado de aquellas brutas bestias hambrientas de los placeres de la carne, y había permanecido junto al asustado dios menor en lo que comenzaban a encender las antorchas; entonces, las primeras mujeres que fueron llegando, encontrándolo tan lindo, insistieron en cambiar sus ropas. Si bien llevaba una túnica blanca cerrada, le despojaron de esta, cediéndole la típica toga ateniense, descubierta de los brazos y los hombros, mostrando su exquisita cintura envuelta en un cinturon de oro; una suave túnica de velo en color azul le cubría por encima y a sus brazos añadieron brazaletes y aros. Sin embargo y a pesar de su atuendo y decoro, su belleza se mantenía en sus rostro, así que crearon una tiara a base de flores blancas y colgaron algunos listones azules sobre sus cabellos, pero respetando de maquillaje su faz; dándole un aire celestial y andrógino que más que causar atracción o deseo, hacía sentir a los demás mortales una especie de consideración angelical, como de quién entraba en un templo y embobado por una escultura bien tallada, dejaba flores, sin saber siquiera de que deidad se trataba.
Después de esto y viendo Dimitri que el muchacho sabía desenvolverse con la flauta, ya que iba atrayendo más y más personas pero que se mantenía custodiado por sus guardianas; se relajó y salió en busca de su señor a sabiendas que aquellas mujeres no dejarían a su protegido ni a sol ni sombra. | |
| | | Níobe Médico
Mensajes : 159 Fecha de inscripción : 19/01/2010 Localización : Aliviando el dolor
| Tema: Re: Baile de la cosecha Miér Ene 27, 2010 4:35 pm | |
| Níobe estaba cerca de una de las hogueras, había demasiadas aquel año y algunas eran inmensas. Rodeó unas cuantas a pesar de que algunas mujeres se acercaron a él, rozando sus brazos, recorriendo su cuello con gestos lánguidos e invitadores pero el médico se limitó a inclinarse, sonriendo pero apartando los dedos femeninos lejos de su piel, sintiendo a pesar de todo que aquel ambiente era demasiado invitador, sensual y provocador.
Caminó por uno de los campos, un poco lejos de las fogatas cuando sintió algo, era como una presión en la nuca, se giró y sus ojos intentaron taladrar la noche, le daba la impresión que entre los trigales, algo estaba acechando, una presencia.
-¿Hola?-comenzó a caminar, adentrándose, alejándose de la luz. A medida que los sonidos iban quedando atrás, un ambiente opresivo, angustiaste se iba apoderando de él, incluso estando bajo cielo abierto.
-¡Amo Níobe!
El galeno se sobresaltó y se volteó para ver su anciano sirviente haciendo señales desde doscientos metros. Apretó los labios y se giró, no pudo ver el destellos de unos crueles ojos rojizos entre los altos tallos dorados.
El círculo que rodeaba a Morfeo se abrió ligeramente para dejar paso a un hombre de vestiduras roja, a la lumbre parecía que estaba cubierto de sangre de los pies a la cabeza. Su rostro era duro, cincelado, de cabellos oscuros y ojos negros, profundos que emitieron un leve destello de codicia cuando se posaron sobre Orfeo. Era un sacerdote de Zeus. | |
| | | Orfeo Dios menor
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 15/01/2010 Edad : 37 Localización : En el Hades...
| Tema: Re: Baile de la cosecha Miér Ene 27, 2010 6:36 pm | |
| -¿Níobe? ¿Níobe está aquí? -Se incorporó ansiosamente, dejando de tocar en aquel momento y tal aura de ensueño se destrozo al momento, haciendo que los oyentes se moviesen sobresaltados o amodorrados por la estruendosa música que reinaba en las hogueras. Pero aquel inquieto dios solo buscaba al galeno, ya que el mismo viento le había llevado su nombre entre sus suaves ráfagas, y sin importar donde se encontrase; iría a buscarlo ahora que parecía estar ya en aquella celebración.
-Orfeo, no te marches. -¿A donde vas, chico? Es muy pronto -Orfeo, quédate un poco más; ya vendrá ese médico tuyo.
Uno tras otro los reproches se iban haciendo presentes, aunque con la suficiente delicadeza, ya que la imagen que en esos momentos dejaba ver; mostraba una gran fragilidad a cualquier movimiento agresivo, pero por lo dicho, se desconocía que aquel bello joven era en realidad un Dios.
-¡Níobe! -Llamó en voz alta, tratando de mirar por encima de las cabezas, pelucas y otros adornos estorbosos que impedían que su vista fuese completa. Sonrió suavemente ante los reclamos a modo de disculpa, más cuando quiso abrirse paso fue violentamente sujeto por la muñeca; que en un movimiento agresivo; le devolvió a su sitio, y en ese pequeño círculo lleno de personas se hizo un profundo silencio.
-¿Que ocurre? ¿Por que me has jalado de esa manera tan grosera? -Replicó en un reproche furioso, mirando con aire gélido y despectivo al hombre de túnicas rojas que le miraba como una zorra miraría a una gallina dentro de un corral.-No vuelvas a tocarme.
Se soltó con rebeldía, dejando que sus cabellos cayesen sobre sus hombros y cubrieran sus ojos; con sorpresa para todos los presentes, ya que ese aire dulce y sereno era rápidamente sustituído por una tentadora y sensual rebeldía; mostrando un bizarro erotismo en el indomable carácter del dios menor. Y sin más, este se abrió paso fuera del círculo, ignorando los murmullos que se abrían a su alrededor. Buscaría a Níobe. | |
| | | Níobe Médico
Mensajes : 159 Fecha de inscripción : 19/01/2010 Localización : Aliviando el dolor
| Tema: Re: Baile de la cosecha Miér Ene 27, 2010 6:54 pm | |
| El sacerdote lo siguió, aquel hombre tenía un aura especial, maravillosa, mágica y no solo atraía a las personas de almas puras, gentiles y amables, también atraía a los depredadores, a aquellos seres que encontraban placer en devorar a una luciérnaga atrapada en una telaraña de seda. Sus ropajes de sangre lograban abrirle un camino entre al multitud, siguiendo los destellos de aquella cabellera de plata fundida y el aleteo de las túnicas de tono azulado como el cielo.
Níobe dejó que Dimitri tirará de su brazo, intentado localizar a su compañero entre aquella ruidosa multitud que los rodeaba, poniéndose puntillas para intentar localizarlo. Llevaba todo el día añorándolo, incluso se había olvidado del desastroso encuentro con Morfeo y su vaca, ahora mismo solo le importaba tener de vuelta a Orfeo entre sus brazos.
-¡Orfeo!-agitó una mano cuando le pareció verlo a trescientos metros de él-¡Orfeo!-sonreía, se soltó de Dimitri con una disculpa apenas farfullada y comenzó a dar leves empujones para abrirse paso hacia él-perdón..perdón..-su blanca y larga cabellera y la tirara de plata que hacía juego con los cabellos de Orfeo, destellaba en su frente.
Cuando estaba cerca de él, jadeó y de repente quiso gritar cuando un brazo rodeó la estrecha cintura de Orfeo, una nube roja de tela envolvió a su compañero.
-¡ORFEO!-hizo a un lado a varios hombres con enorme brusquedad y pudo ver que era un sacerdote de Zeus. No se percató que otro hombre estaba tras él, muy alto, atractivo y fuerte, también que rojos ropajes. | |
| | | Orfeo Dios menor
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 15/01/2010 Edad : 37 Localización : En el Hades...
| Tema: Re: Baile de la cosecha Miér Ene 27, 2010 7:09 pm | |
| -¡Níobe! -Gritó con una sonrisa en los labios, extendiendo los brazos para abrazarlo; más inmediatamente se vio sujeto por otra persona. Sus cabellos habían ondeado como una cortina a merced del viento y las túnicas que cubriesen su cuerpo; fluyeron tan ligeras y vaporosas que incluso aquel violento agarre se había visto delicado y sutil. Su cuerpo era delicado, pero no era débil; y definitivamente no era un ángel con buen caracter, porlo que se volvió furioso sobre aquel que se atrevía a separarle del médico; encontrándose nuevamente con aquel molesto hombrecito. -¡No!
Tal era su sorpresa que sus ojos refulgieron con ese brillo azul fuerte, ya que sus orbes mostraban no solo rabia sino una terrible furia que descargaría sobre ese sujeto si no le soltaba en ese momento. ¿Gritar? No parecería una dama en desgracia, sencillamente se limitó a empujarlo con todas sus fuerzas, aprovechando el peso corporal de ese sacerdote para hacerlo caer e inmediatamente ir a brazos de Níobe. Solo recordaba haber tenido tanta rabia en su vida y esa era para con Apolo, por lo que aferrándose al galeno, casi encajando las uñas en sus ropas; temblaba de pies a cabeza, sintiendo como sus largos cabellos comenzaban a ondear, pero no por el aire, como se pudiera llegar a creer en aquel campo abierto, sino por que era tal su furia que deseaba asesinar a ese hombrecito de rojo allí mismo.
-Sácame de aquí... -Gimió suavemente, manteniendo los ojos cerrados, al sentir aquella calidez sobre sus ojos; que sin lugar a duda estaban brillantes, dispuestos a emanar toda su energía para destruir a su objetivo; y es que, aunque fuese el dios de la música, mantenía otras habilidades para destruir, como todos los de su especie. Sabía que Níobe era capaz de defenderse por sí mismo, pero él era incapaz de controlarse; ya que no había vuelto a tener uno de aquellos arranques de furia desde lo ocurrido con Eurídice, donde literalmente había reducido a cenizas al fauno que la había acosado; llevándola al bosque donde la serpiente la mordió. | |
| | | Níobe Médico
Mensajes : 159 Fecha de inscripción : 19/01/2010 Localización : Aliviando el dolor
| Tema: Re: Baile de la cosecha Jue Ene 28, 2010 3:21 pm | |
| Níobe lo acogió entre sus brazos, notando como temblaba entre ellos, parecía un pajarito que hubiera sido azotado por una tormenta. Lo sentía estremecerse a leves intervalos pero cuando Orfeo alzó los ojos fue Níobe el que tuvo que refrenar un escalofrío que le recorrió el cuerpo entero. Los orbes de Orfeo ya no eran serenos, ni calmaos, en ellos bullía una tormenta eléctrica que creaba remolinos profundo en los que otrora fue un océano en calma.
Casi ni escuchó su ruego hasta que sintió como aquello dedos se hundían con mucha fuerza en su túnica, causando incluso un leve pinchazo de dolor por la presión que ejercía. Nadie hubiera pensando que bajo aquel aspecto frágil y delicado de Orfeo se escondía aquel poderío. Uno pudiera dejarse engañar pero porque ignoraba la propia leyenda del dios, nadie que bajara al mismo hades podía ser un débil de corazón.
- Sí-se comenzó a dar la vuelta cuando chocó con el otro hombre envuelto en las rojas túnicas. Parpadeó, confundido y alzó el rostro, con ceño fruncido. Luego se abrió más sus grises ojos hasta casi perder el color en ellos-¡Cacius!-jadeó, notando que la bilis le subía hasta el pecho. ¿Cuándo había regresado a Atenas?
-Níobe-susurró el hombre, a pesar de bajar la voz, su tono era como el filo de espada helada-pequeño médico-alzó una mano para intentar tocar el rostro del galeno pero éste retrocedió varios, pasos, llevando con él a Orfeo.
De repente estalló un vocerío cuando unas llamaradas se alzaron, uno de los campos se había prendido fuego. Cacius se giró, alarmado, por los gritos y Níobe aprovechó el momento para escapar, tomando de la mano a Orfeo intentó abrirse paso entre la estampida de personas que huían de las llamas que se estaba propagando a una velocidad completamente anormal, dotadas de una voracidad anormal. | |
| | | Orfeo Dios menor
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 15/01/2010 Edad : 37 Localización : En el Hades...
| Tema: Re: Baile de la cosecha Jue Ene 28, 2010 5:00 pm | |
| Corrió detrás de Níobe, más a la entrada del bosque se detuvo en seco, con la mirada perdida en el pánico y comenzó a gritar que todos retrocedieran. Desafortunadamente su voz se veía opacada poor los gritos y el caos en general, así que simplemente se aferró al brazo del galeno tirando de él para que fuesen directo a donde estaba el fuego. -No, Níobe, no vayas por allí!!Debemos volver, anda, vámonos!! Ambos sacerdotes habían sido los primeros en ser escoltados dentro del bosque para escapar del fuego, ya que dicho elemento arrasaba con la pradera y literalmente les había rodeado; pero el temor en sí del dios menor no era el fuego, a quién podía persuadir por unos segundos y abrirse paso, sino los minotauros, hambrientos de carne humana, los agresivos centauros que protegerían su dominio del bosque, y de la invasión de humanos que destruían todo a su paso con tal de salvarse. Las arpías se habían colocado sobre un árbol, estirando la madeja y pasando las tijeras a cada segundo, como si fuese una carrera contra reloj por ver quién cegaba más vidas en ese instante.
Se dice que un dios puede intervenir para socorrer a sus protegidos, pero no puede hacer nada si a estos les había llegado ya la hora de morir; así que se quitó el velo azul que le cubriese los hombros y se lo dio al mortal para que tapara su boca y que el humo no le dejara inconciente antes de poder salir de allí. Después de todo, su peso y masa corporal le superaban por mucho; y en dado caso de que Níobe quedase inconciente, no podría sujetarlo. Pero a sabiendas que las grandes actástrofes dejaban ir únicamente a unos pocos, sabía que tanto la fortuna como el destino podían ensañarse con los dioses cuando estos se negaban a dejar ir lo que les era preciado; o al menos eso pensó cuando un árbol envuelto en llamas se abalanzó sobre ellos. | |
| | | Níobe Médico
Mensajes : 159 Fecha de inscripción : 19/01/2010 Localización : Aliviando el dolor
| Tema: Re: Baile de la cosecha Jue Ene 28, 2010 5:43 pm | |
| Níobe estaba jadeando, miró a Orfeo y luego el fuego que lo estaba rodeando como un cepo, una boca hambrienta de dientes de fuego que los estaba cercando. Intentó tirar de nuevo hacia el bosque pero Orfeo se lo impidió con sus ojos, sus manos y su voz que incluso en medio del rugido espantoso de las llamas. Los orbes grises estaban llorosos y su pulmones se estaban saturando por completo, le comenzaba a doler la garganta, apretando sus cuerdas vocales de tal forma que sabía que mañana no podría emitir ni un solo sonido.
En torno a ellos ya escuchaban los gritos de los que se estaban quemando vivos, figuras que corrían entre las llamas, una madre con su bebé que ardía entre sus brazos pero que se negaba a soltar, un hombre con los cabellos ardiendo y los ojos ciegos, derramando sangre por las mejillas que se levantaban en ampollar por el terrible calor.
Cuando el árbol se precipitó hacia ellos, las arpías se pusieron en pie en la rama donde estaban cómodamente instaladas, una de ellas extendió un hilo plateado, brillante y otra alargó hacia él las tijeras entre risas hueca, chillones y alegres; la vida de Níobe.
Justo en ese instante, el médico empujó con mucha fuerza a Orfeo, éste salió despedido y rodó hasta el linde del bosque. Níobe cayó entre un cerco de llamas, tosiendo, tratando de ponerse en pie para escapar, pero el fuego y el humo lo cegaban. Volvió a caer, desmayándose.
Unos cascos dorados se detuvieron junto a Orfeo y unas manos fuertes lo tomaron con delicadeza, alzándolo en el aire y lo colocaron sobre un lomo equino, de tono rojizo y pelaje suave para que se recostara sobre una espalda ancha y fuerte-Orfeo-una voz profunda y molesta se alzó, indiferente a las llamas que se acercaban. | |
| | | Orfeo Dios menor
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 15/01/2010 Edad : 37 Localización : En el Hades...
| Tema: Re: Baile de la cosecha Jue Ene 28, 2010 6:24 pm | |
| -¡Níobe! ¡No! ¡Níobe! -El humo había irritado su garganta, por lo que su voz era apenas un graznido y entre cada vez que tosía, iba sintiendo más irritada la garganta y se le dificultaba respirar, sin embargo; se resistió a aquel agarre como pudo, demasiado anonadado por el humo como para responder. Al verse sentado en aquel lomo, comenzó a perder el conocimiento, se encontraba mareado y le dolía la cabeza pero aún así quería bajar e ir corriendo a buscar al galeno; pero cuando quiso bajarse, únicamente consiguió estamparse en el suelo de un golpe, dejando que sus cabellos quedaran libres de aquella alta coleta y sus ropas se ensuciaran con las cenizas; entonces con torpeza se fue incorporando, aferrándose a aquel centauro y mirándole con ojos suplicantes.- Por favor...
Aún cuando apenas y podía mirar aquel rostro de rojizos ojos, continuaba demasiado mareado y el humo le nublaba por demás la vista, pero en sus rostros llorosos por la desesperación, la angustia y el calor, buscaba entre los árboles a las arpías; esperando poder distraerlas de algún modo de forma que cesaran sus intentos de cortar el listón de plata de aquel mortal con el que vivía; y de ser preciso, entrar a las llamas a protegerlo. El inmortal era él a fin de cuentas y aunque las heridas tardasen en sanar, ya no podía permitirse perder a una persona importante para sí sin poder remediarlo.
-Por favor, no permitas que le maten... -Susurró más como una oración que una petición, avanzando torpemente pero con la mano extendida tratando de tantear algo, asqueado por el olor a carne quemada y por el denso humo que se metía en sus pulmones; pero estaba tan ensimismado en Níobe que no notaba nada de eso. | |
| | | Níobe Médico
Mensajes : 159 Fecha de inscripción : 19/01/2010 Localización : Aliviando el dolor
| Tema: Re: Baile de la cosecha Jue Ene 28, 2010 6:41 pm | |
| Belenos se quedó unos segundo estáticos, quieto, hacía ya dos siglos que no veía a Orfeo pero lo recordaba con claridad solo que él era un potrillo cuando el dios tocaba para los últimos centauros del bosque, en realidad se sentaba en un claro, solo, dejando vagar sus dedos por las cuerdas de su lira y poco a poco iban apareciendo los centauros, feroces, temibles pero extrañamente tímidos cuando comenzaban a sentarse en la hierba para escucharlo. Luego desapareció y no volvió a verlo hasta esta misma noche.
Había venido siguiendo otro rastro, de una criatura muy parecida a la que atacó a la ninfa y casi la mata. Pero en vez de encontrar a la criatura, se había hallado de frente con aquel devastador incendio. Se percató que las llamas había sido provocadas, era imposible que aquello fuera natural, que el fuego actuara como una criatura mágica, no, aquel fuego era mágico.
Alzó una mano y agarró el brazo de Orfeo con fuerza, tirando de él hacia los árboles, éstos no se quemarían, estaban protegidos por el poder de Zeus, el fuego no tocaría el bosque a menos que aquella criatura de oscuridad tuviera el poder de un dio-Quédate aquí-lo apoyó contra el tronco-no te muevas-le advirtió.
A continuación extrajo su arco, lo alzó, lo tensó cuando colocó una gran flecha en él y disparó a una de las arpías que gritó de furia y soltó las tijeras que cayeron al suelo. Belenos aprovechó y saltó el muro de llamas, comenzó a galopar en medio del fuego, notando que sus pelos se quemaban pero era un centauro, resistente y fuerte, no tenía ni por asomo la fragilidad de un humano.
Saltó otra cortina de fuego y se topó con aquel hombre de larga cabellera blanca que había estaba abrazando a Orfeo. Tenía ganas de dejarlo allí, seguro que había secuestrado al dios contra su voluntad pero si era así..¿por qué Orfeo suplicaba por él?
Se inclinó y lo alzó entre sus largos y musculosos brazos, apretándolo contra su pecho, se dio la vuelta, retrocedió varios pasos y aceleró con mucha potencia, salvó las llamas, giró sobre si mismo y sus cascos dorados pisaron la hierba que ardía pero sus pezuñas lo protegían de aquel fuego.
Volvió a saltar y entró en el bosque que regó de frescura toda su piel-¡Sube!-le indicó a Orfeo. Todavía cargaba a Níobe entre sus brazos como si fuera una pluma. | |
| | | Orfeo Dios menor
Mensajes : 228 Fecha de inscripción : 15/01/2010 Edad : 37 Localización : En el Hades...
| Tema: Re: Baile de la cosecha Jue Ene 28, 2010 6:58 pm | |
| Cuando se vio lanzado a los árboles, permaneció donde aquel centauro le había indicado. Posteriormente se preguntaría quién era, de donde le conocía, pero en ese momento lo único que le interesaba era que salvara a Níobe. Había visto caer a la arpía y soltado las tijeras, aquello ya le había ganado un poco más de vida para el mortal, sin embargo no era su deseo que aquel que les ayudaba saliera lastimado. En ese extremo del bosque, donde se mantenía a resguardo del fuego, soplaba un viento frío que le despejaba; haciendo que su cuerpo temblase como la orilla de un lago al cual arrojaban una piedra.
Sin embargo, cuando le vio salir, una sonrisa agradecida surcó su rostro y sus ojos se cubrieron de lágrimas por el alivio, la angustia y el temor de que algo malo le hubiese ocurrido a Níobe, por ello no dudo ni un instante en obedecer ciegamente al centauro y montar sobre su lomo dejando que este emprendiese carrera con rápidez.
¿Que diablos hacía un dios menor en aquel caos? ¿Tan importante era esa persona como para que él hubiera permanecido a merced del fuego? Sin embargo, mientras más lo pensaba más caía en la cuenta que si hubiesen corrido hacía donde estaban los centauros y aquellas bestias agresivas de las que le quería proteger; no habría quedado atrapado el médico en su intento por mantenerlo a salvo. La sola idea que quemó por dentro y le heló el cuerpo. Níobe habá estado a punto de morir por su culpa, no importaba la crueldad con la que aquel fuego asesino había sido invocado por un ser despiadado y sádico sino el hecho de que él le hubiese enviado a su interior a la persona más importante...
(Escena Terminada) | |
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| Tema: Re: Baile de la cosecha | |
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