Atrapa a esa vaca

Suspiró nuevamente, volviendo a bostezar. ¿Que le pasaba al viejo de al lado? Con la edad que se cargaba e insistía en andar a pie y él, un simple y pequeño dios menor tenía que seguirle el paso... Ni siquiera estaba acostumbrado a caminar, casi siempre se transportaba a través de los sueños o descendía directa,mente del Olimpo a donde quería llegar; pero debía admitirle que para la edad que se cargaba, mantenía un cuepro bastante sano y fuerte y que incluso si se tratase de una ilusión; era resistente... aunque el caracter del dueño fuese medio amargado.

De no ser por que conseguiría leche, se hubiese quedado dormido hacía rato en aquellos cómodos pastizales, o quizás sobre los montones de paja recién apilados, en la rama de ese árbol... Miraba a todos lados y solo encontraba sitios confortables y cómodos para dormir un rato; entonces le llegó el particular olor a cabras que hizo que su nariz hiciera un mohín de desagrado. Más cuando vio a las vacas, sonrió impaciente y divertido. Nunca había visto como se ordeñaba una vaca, solo sabía que la leche se sacaba de su interior; y como buen deidad, era un completo inútil en el arte de entender a los humanos.

Entonces se aproximaron a un granjero, quién al mirar al galeno soltó una risotada y fue a recibirle con un abrazo.
-Níobe!!
-¿Níobe? -No era la primera vez que llamaban Níobe a esa persona, así que se preguntó si esa era la forma en que Hermes se hacía llamar cuando bajaba. ¿Como se haría llamar él mismo?

-¡Delfos!-devolvió el abrazo del hombre con fuerza y luego se separó un poco para examinarlo desde su altura. Lo veía fuerte, sano, moreno y sus castaños ojos brillantes, su cabellos oscuro estaba salpicado de canas-Por los dioses, te veo muy bien.

-Gracias a ti, gracias a ti-Delfos no dejaba de sonreír, Níobe lo había tratado durante unas fiebres hemorrágicas, durante ese tiempo ya había encomendado su alma a los dioses y su familia no entraba a la casa por miedo al contagio, de forma que como no se podía mover del lecho, no solo lo estaba matando la fiebre sino también el hambre y la sed. Níobe fue quien entró en la casa, confiado, seguro, limpió con agua caliente las sábanas, lo hizo desnudarse y lo bañó con una serie de hierbas, luego comenzó con las medicinas, fue un pulso con la muerte durante una semana y al final el galeno triunfó.

-Vengo en busca de la mejor leche, un poco. Ah..y este es Morfeo

-Te puedes llevar toda la que quieras-protestó el pastor. El hombre escrutó al dios y luego le dio una fuerte palmada en la espalda que podía haberle sacado el corazón por la boca mientras estallaba en risas-¡Morfeo! ¡qué divertido!

“Pues si vieras cuando se dedica a lanzar polvos en todas direcciones” Níobe sonrió ante ese pensamiento.

-Mi mejor leche..-Delfos examinó su propio rebaño-allí-señaló una vaca blanca como la leche-Pero…

-Pero..-Níobe esperó.

-Pero nadie la ha ordeñado hace ya tiempo..es..un poco arisca..-era una forma elegante de decirlo, si hubiera crecido en otra época hubiera dicho; “tiene un instinto homicida muy desarrollado”-si la quieres..tendrás que atraparla-y le señaló una cuerda que estaba entre sus alforjas de piel.

Su cabeza rebotó ante aquel "amable" saludo, pero de no tenerla bien pegada y no ser inmortal; estaba casi seguro que se le habría caído e ido rodando colina abajo. Y encima, ¿que tenía de gracioso su nombre como para que le diera tanta risa? Estaba seguro que Delfos causaba más risa, pero cuando quiso mirarlo a mal, viniendo de un mortal tan ancho y robusto se lo pensó dos veces; no por que le diese miedo o algo parecido, sino por que era el dueño de la vaca malhumorada que tenía la mejor leche. Desafortunadamente no podía dormir a la vaca, ya que ese era el trabajo de otro de sus hermanos; así que él solo podía disponer del sueño de los humanos.

-Ándale hijo, es toda tuya.- Se adelantó el ganadero, empujando nuevamente a Morfeo hacía donde pastaban los enormes animales, quién entre tropezones avanzó examinando a los gordos y gigantes mamiferos que allí se alimentaban. Miró al galeno con sorpresa, como preguntándole que debía hacer; pues estaba claro que él no podía hablar con los animales, lo cual le frustraba más.
-¿Y que me voy a guardar la leche en la túnica, o que? -Replicó un poco confundido viendo como aquella vaca, la ganadora para obsequiarle aquel manjar líquido había rumeaba echándose de lado para evitar verse ordeñada.
-Ja ja ja tu muchacho es muy gracioso, Níobe. -Replicó el granjero golpeando el hombro del galeno con una mano mientras le señalaba una cubeta y una diminuta y casi rídicula sillita al dios menor.- Venga hijo, sírvete.

La risa profunda de Níobe manó como una cascada, inmensamente divertido por la cara con muecas que estaba poniendo el dios cuando de nuevo la vaca lo empujó con la cabeza, más molesta todavía porque aquel individuo insistía en acercarse demasiado a ella, los enormes ojos del animal estaban fulminando al dios del sueño, despectivamente, como si ella fuera una diosa y él un simple mortal.

Níobe-sí, es un chico divertido, los guardias de la ciudad ríen mucho con él-se inclinó y tomó la cuerda entre sus dedos-Morfeo coge ese taburete y no seas..tan..tan..-intentó buscar una palabra que no ofendiera al dios pero suspiró cuando fracasó por completo-torpe-concluyó con suavidad, ese era el adjetivo adecuado para referirse a Morfeo, dudaba que pudiera existir otro pero viendo lo torpe que era se preguntaba como es que no se dormía a si mismo con aquellos polvos por puro descuido.

Justo en ese momento la vaca eligió alzar el rabo para dejar caer un oloroso regalo a medio centímetro del pie de Morfeo.

¿Torpe? ¿Él? Joder... que de no ser por que se trataba de uno de los grades que si no, ya lo habría dejado bien plantado. Miró a la vaca buscándole formas, entonces agarró el banquillo y se acercó a ella; más el animal se había puesto a defecar.

-Venga que a esta vaca se le sale el relleno!! -Pegó el grito con asco, moviendo el pie al instante y mirando casi asesinamente a la vaca- O cooperás o te vuelvo puchero de carne.

Entonces miró a ambos sujetos y asintió solemnemente mientras alzaba el banquillo sobre la cabeza de la vaca para darle un buen golpe y dejarla inconciente. Los humanos eran brutos y medio pero si eso era lo que funcionaba para sacarles la leche a los animales... Ya se disponía a meterle el reverendo golpe en la nuca cuando la vaca se levantó y pegó carrera sabiendo que a manos de ese pequeño monstruo corría peligro su existencia.

-¿Se tiene que matar a la vaca o nada mas dejarla inconciente? -Gritó viendo al cuadrúpedo emprender carrera, puesto que un banquito no le serviría para matarla sino que necesitaría dispararle algun par de enormes piedras directo a la nuca.

-¡Ni lo uno ni lo otro!-gritó Níobe cuando vio que la vaca se giraba, se paraba y comenzaba a raspar la tierra, levantándolo por encima de su lomo e inclinaba al cabeza.

-¡oh, oh!-Delfos retrocedió pero no paraba de reir, no había nada como ver a dos respetables ciudadanos haciendo el ridículo. Algunos agricultores que estaban arando, alzaron la cabeza cuando escucharon los gritos que estaban proviniendo de aquella zona.

De repente la vaca cargó en línea directa hacia Morfeo, Níobe ni siquiera se detuvo a pensar que era un dios y que en todo caso saldría peor parado la vaca antes que el inmortal pero eso no pasó por su mente. Se quitó la túnica, quedando solo en taparrabos, haciendo caso omiso de los silbidos de alabanza de algunos de los campesinos.

Se colocó delante de Morfeo y agitó la túnica-¡aquí vaca, aquí!-aquel era el primer ruedo de la historia.

-Te digo que si le das en todo el hocico con el banquillo seguro y se... -Se interrumpió por la sorpresa al ver las piernas desnudas de Níobe. Alzo una ceja y se miró sus túnicas. Los humanos eran bastante extraños pero como no le gustaban las risas de los demás, sonrió maliciosamente y sacando su flautilla; comenzó a tocar, claro, advirtiéndole previamente al galeno que se tapase los oídos.

Entonces tanto labradores como dueño de la vaca comenzaron a trabajar como siempre, pero entonces aquel hombre fornido avanzó hacía la vaca y haciéndole cariños y hablándole bonito; fue acercándose hacía su animal hasta que este, reconociendo a su dueño y no queriendo emprender carrera contra un sujeto que agitaba delante de sí su túnica; así como tampoco huir de un crío con instintos homicidas, se dejó guiar con suavidad hacía el sitio de ordeñado donde con extraña apariencia, Delfos se sentó sobre el aire soñando que lo hacía sobre un banquillo y acercándo el cubo de madera extrajo la leche.

-Creo que hubiera hecho eso desde le principio.- Renegó distraídamente mientras se sentaba sobre el pasto y recargaba su cuerpo en el lomo de otra vaca dormida observando de reojo a aquel hombre a su lado, desnudo- Si no fuera por que solo tú te pudiste acercar a esa mujer a la que nadie más; juraría que eres mortal.

Níobe tenía las mejillas muy rojas y se sintió muy estúpido por hacerse despojado de las túnicas e intentar distraer al animal, hubiera sido mejor que la vaca arrollara a Morfeo y su bolsita de polvos mágicos aunque luego hubiera tenido que pagarle a Delfos el animal cuando Morfeo se hubiera recuperado y la hubiera matado a base de golpes con el diminuto taburete.

-Soy mortal-siseó, su pecho bajaba y subía profundamente, estaba manchado de tierra al igual la túnica que comenzó a colocarse con cierta irritación, el tejido estaba coloreado de tono rojizo y roto en el cuello, de eso no podía culpar al dios..sí, sí que podía porque si no hubiera llamado la atención de los guardas nada de aquello hubiera sucedido.

Sabía que era enormemente infantil acusarlo de aquello pero lo hizo sentir mejor-¿lo haces a posta?-sus ojos grises se clavaron en su rostro-podías haberlo hecho desde el principio, ¿o querías verme hacer el ridículo?-cogió el cubo con la leche, solo faltaba la miel y no volvería a ver a aquel dios nunca más, solo quería regresar con Orfeo.

-Jo, y como se supone que yo iba a saber que tenías ganas de encuerarte delante de esos hombres apestosos y velludos?- Replicó frunciendo el ceño con desagrado mientras le miraba. Ahora que era mortal, él se encontraba también muy ofendido, por que habría bastado con llegar, comprar leche como hacían el resto de los mortales e incluso esperar cómodamente sentados en el cobertizo y después agregarle un poco de miel; pero ah no, incluso él había tenido que ir a buscar a la susodicha vaca y encima se atrevía a regañarlo.

Suspiró y trató de calmarse. Nada ganaba con ponerse a dijo y te diré con aquel humano enojón que solo se ponía a gritarle y a culparlo si a fin de cuentas él fue quién le había ofrecido la miel.
-Quiero miel con leche -Replicó frunciendo el ceño y mirándolo de reojo. Solo por ello lo mantenía despierto que si no, desde hacía un buen rato lo había dejado perdidamente dormido y se habría regresado por donde vino; sin embargo y a fin de cuentas debía darle crédito, no cualquier humano se metía a ayudar a un demonio, y mucho menos permanecía a su lado cuando los guardias les señalaban o en el peor de los casos;: él se ponía a hacer un poco de su magia.- Te pagaré con lo que quieras, solo quiero...

Entonces pego el brinco al ver a Zasafráz sobre la vaca.
-Me llevaré a esta vaca al Olimpo!

Níobe dio un respingo, sabía que Morfeo no podía estarse quieto ni medio segundo y menos aún tener una idea razonable-¡No puedes llevarte una vaca!-lo miró para ver si era sentido del humor divino, Morfeo le devolvió la mirada y Níobe supo que iba mortalmente en serio.

-Eso sería robar! Es de Delfos-se puso delante de la vaca, protegiéndola con su cuerpo porque no se le ocurría otra cosa mejor, no iba a darle con el cubo de leche en la cabeza porque sería del todo irrespetuoso y además ya se imaginaba contándole su jornada a Orfeo; "Hola, Orfeo. Sí, un precioso día, compré las medicinas, las perdí y luego aticé a Morfeo con un cubo lleno de leche. ¿Crees que ofenderá?"

-Y no tienes la miel-trataba de desviar su atención de aquel peligroso curso de acción.

-A callar por que te duermo y hago que sigas bailando desnudo- Objetó con el ceño fruncido mirándole mal y con molestia. ¿Que se creía ese humano para no hacer la volutad de un dios? Él se llevaría esa vaca así tuviera que gastarse sus polvos para dormir en todos los humanos que tratasen de impedir que hiciera su voluntad. El punto radicaba en como podía robarse a una vaca malhumorada, al menos ya sabía como se ordeñaba pero aún así...

-Le dejaré una pista donde encontrar oro o le daré bonitos sueños por un mes, que se yo; pero quiero esa vaca. Aparte, debería castigarlo por haberme hecho pasar ese mal rato cuando quería un vaso de leche; que por cieto, tú me ofreciste. -Lo observó de pies a cabeza alzando una ceja y pensando partícularmente como desquitarse sin embargo y como ya lo había dicho; habíase visto defendido incluso de la vaca esa; por lo que no podía hacerle nada. Pero ahora que lo pensaba...

-Tú por que hueles a jazmín? ¿Vendes perfumes o algo parecido?- Le miró fijamente y desistió de su plan de robarse a la vaca, pero en todo caso; ya sabía de donde podía recoger ya leche y tenía pereza de buscar la miel.- ¿Y la miel?

Aún quería su vaso de leche dulce.

Níobe frunció el ceño, ¿le estaba amenazando?, así eran los dioses, incapaces de decir algo tan sencillo como; por favor. Había sido un tonto por ayudarlo, ahora solo deseaba desaparecer o al menos olvidar aquel incidente-Me encanta el jazmín-no iba a delatar a Orfeo a otros dioses, antes prefería que le cortara la mano o le sacara los ojos, o en el caso de Morfeo que lo hiciera bailar desnudo en el mismo altar de Zeus.

-Ahora tendrás tu miel-se volteó, registró entre las alforjas de Delfos que no paraba de canturrear todo feliz y ajenos a ambos hombres. Encontró un pequeño recipiente, lo abrió con cuidado, quitando el tapón de cera, relevando la dorada y dulce sustancia.

Cogió el cubo, cogió leche con un recipiente de cerámica que era del mismo pastor y a continuación lo regó con la miel. Se lo tendió a Morfeo-es tuyo-se lo entregó y luego se volteó para caminar hacia la carretera de la ciudad. Dejando atrás a Morfeo, no solo quería regresar al lado de su compañero sino que debía recuperar su bolsa de medicinas que olvidó en el mercado, la había dejado caer por ir a rescatar a Morfeo. Se sentía un imbécil, un dios no necesitaba ayuda o quizás era la convivencia con Morfeo había suavizado su aversión a los dioses.

Miró aquel recípiente como de quién no está muy convencido por que a fin de cuentas parecía algo tan común y corriente. Más cuando dio el primer trago hizo una mueca de incredulidad y volvió a dar otro trago, entonces sí que le gusto y se lo bebió todo. Para cuando acabó, el mortal ya no estaba y la noche había caído; por lo que tranquilamente se incorporó y fue a despertar a aquellos hombres que habían completado sus labores desde hacía rato y estaban haciendo horas extras.

-Me pregunto que estarán mas cansados, si la mente o el cuerpo... -Suspiró oculto detrás de unos matorrales con la enorme vaca que se había traído con él; a la que había logrado sonsacar con algunas espigas para mascar y uno que otro fruto que había allí. Entonces sí, muy quitado de la pena y después de haber dejado algunas monedas de oro, de esas que se encontraba enterradas por allí en el sueño de personas que las obtenían de la peor manera, se llevó a su nueva vaca Clementina hacía el Olimpo, preguntándose si el dios de los cielos le permitiría la entrada o lo reenviaría a la tierra de los mortales como granjero o a devolverla.

(Escena Terminada)