Desorientado

*Comenzaba a odiar el no tener una maldita brújula para orientarse....según el había salido solamente a dar un simple paseo, y finalmente, terminó en el pueblo y luego....fuera de este...¡se había perdido completamente y el bien gracias, solo hacía puchero!.

El lugar era bastante resbaloso....lodo por doquier, árboles con ramas tan altas y abundantes en hojas que no dejaban la luz pasar, a lo que daba un aspecto algo nocturno y tétrico a el sitio entero, cual aroma, edor penetrante...no era uno exactamente exquisito que se diga, cuervos volaban y se posaban sobre las ramas observándo a aquel perdido en lo bajo, con ssu orbes rojizas cuales parecían anunciar una catástrofe con el simple color que tenían, sus aleteos eran los únicos sonidos que se escuchaban....

Cabello en degrafilado de un color púrpura-violeta y ojos de el mismo color, su piel, fina, suave y blanca...como de porcerlana, complexión delgada y rasgos andróginos en el rostro por los mechones de cabello que descendían por su cara....sus ropas no eran más que un chalequín negro algo ajustado con unas muñequeras y pantalón oscuro con calzado oscuro, botas...en ese momento, mantenía un aspecto que pareciera un humano común y corriente, pues sus alas estaban ocultas a la vista ajena...sin embargo, su simple aspecto daba una visión de un ser mistico y bello; pues lo era.

Piso sobre la tierra fangosa y al sentir que apenas se iría hacía abajo, sabía bien que eso no le convenía, sin duda alguna esas arenas ocultas, movedizas, terminarían por devorarle, y no podía dejarse terminar así, retrocedió con seguridad que atrás no había peligro...y se alejó de ahí...divagándo de lado a lado con sumo cuidado de no llegar a caer en alguna de las trampas.....decidido a buscar como regresar; después de todo Aixarel no sabía su paradero y supuestamente el Ángel debía protegerle, y no estaba con el....se metería en problemas de no llegar a ''casa'' pronto....*

Hermoso lugar, de no ser por toda la suciedad que ahí se podría encontrar. Ah, cómo odiaba tener que recurrir a lugares como esos para alejarse de toda la sociedad. Estaba harto de todos esos ruidos, de personas hablando, de músicas insoportables y demás. Aunque, bueno, al menos ahora conocía un nuevo lugar en todo Atenas.

Caminaba tranquilo, muy sereno de por sí. Observaba el lugar con algo de curiosidad en sus rojizos ojos, los cuales coordinaban con su algo largo cabello carmesí. ¿Qué cosas podría hacer ahí, si no había una víctima con quién disfrutarla? Suspiró, fastidiado, hasta ver a un chico a lo lejos. ¿Día de suerte? No, el día de mala suerte del chico, quizás. Dirigió cada silencioso y cauteloso paso hacia dicha persona, mientras sonreía triunfante, ansioso y deseo de probar cuán metálica podría llegar a ser la sangre del muchacho.

Se acercó por detrás, y desde ahí cuestionó.

-¿Perdido? –rió, para luego aparecerse ante él por uno de sus costados- Qué mal…

Se acercó al chico de frente, notando cada pequeño detalle en su cuerpo. No estaba para nada mal, es más, no lo dejaría ir sin primero divertirse él un buen, buen rato. Para verle mejor, lo tomó de la barbilla con rudeza, acercando su rostro al ajeno. Lo examinó como a un experimento con sólo su mirada, para luego soltarlo y darle la espalda.

-Un ángel no debería estar aquí. –dijo dando a entender que con sólo observarle como lo había hecho, ya sabía varias cosas del muchacho.

*Descanzar un rato...relajarse un poco...pero ¿Dónde?...¿Dónde podría estar en aquel lugar tranquilamente?...si hasta el mismo suelo...que ocultaba sus arenas era un peligro para el a cada paso....un pesado suspiro, casí resignado se mostró en el, elevó el rostro y miro la espesura de las ramas y demás, buscándo un agujero pequeño por el cual pudiese escaparse...sin dañar el área a su alrededor claro.

Pero no, parecía un maldito tejado aquello....sin suficiente espacio para poder salir, si apenas la luz podía filtrarse...¿cómo salir él?...Y tal vez eso fue algo malo, estar pensando en como salir de aquel sitio tan desagradable no le hizo darse cuenta que ahí había alguien más, no solo fango y arbustos espinosos y demás plantas que decoraban el ambiente....estaba acompañado; pero torpemente no se daba cuenta en su preocupación de quedar atrapado ahí todo el día...

Una voz....fue lo que hizo que apenas se percatase, ya luego....sintió la presencia de el que yacía atrás de el, apenas viraría las iris unicamente para intentar vizualizar a la persona que se le había acercado así, pero ya no estaba ahí...¿qué clase de persona era tan rápida para moverse así?...sin duda un humano no....entonces..¿qué era?.... entrecerró sus párpados con algo de desconfianza ante la situación, y luego....a su costado, volteó de golpe pero nuevamente parecía que el otro era más rápido que el...¿o era teletransportación?...¿por qué no podía seguirlo?....Obsevaría al frente para finalmente contemplar el físico de aquel ser, un pelirrojo...y sus ojos igual o tan penetrantes...rojizos como la sangre....¡Eso no podía ser un humano!... sin duda alguna era un ser oscuro...un Demonio.

Sus manos sujetaron la muñeca ajena cuando inmediatamente sintió que le tomaba por la barbilla...con un gesto de incomodidad por la forma en que había hecho aquello, entrecerró sus ojos mirándole fijamente, apenas en su mente, se quejó. La forma en que el sujeto, el mayor le miraba era una que le dio más desconfianza de por si....soltó la mano ajena simultaneamente a como el Demonio liberaba su barbilla, aprovechándo como le daba la espalda, dio un par de pasos en reversa....

Impresión, le dio bastante impresión cuando el otro le llamaba con el término Ángel, ¿cómo lo supo así como así?....*

-Pues...como ah dicho...me perdí, pero ni se preocupe...que apenas encuentre una salida me voy...-

*Y su mirada, siguió indagando por ahí para buscar por donde podría salir de tal sitio....*

Rió al ver que el ángel no podía ni seguirle con la vista ¿Qué era eso? O los demonios se estaban volviendo más fuertes, o los ángeles estaban decayendo penosa y lastimeramente. O tal vez ambas. Comenzaba a pensar que manejar a los ángeles sería demasiado fácil, que triste, al menos esperaba un reto con el cual entretenerse antes de disfrutar, aunque, sea como sea, disfrutaría de ese ángel, usando fuerza o no.

Al parecer, ese ser frente a él no parecía estar muy “asustado”. Poner la mano en su muñeca era una clara evidencia. Qué divertido, pensó, pues era muy detallista respecto a las reacciones de los demás. Pensamiento que fue anulado por el claro sonido de los pasos en reversa… ¿Miedo? ¡Por favor! Desconfianza, eso aceptaba, miedo no, al menos no “aún”.

-¿Te vas, dices? No me digas que encontrarás la salida así porque sí. Qué iluso. –sonrió lujurioso, haciendo notar cierto brillo reflejado en el piercing de su labio inferior.

Con el rabillo de su ojo izquierdo observó cómo el muchacho miraba a su alrededor intentando dar con la salida. Jaja, pobre de él.

-Pareces interesante… y a la misma vez algo estúpido. -dijo estando aún de espaldas, para luego tomar el látigo escondido en sus ropas y, con él, tomar la muñeca del muchacho, jalándolo hacia él. Realmente cómo adoraba usar su queridísimo látigo, y lo adoraba aún más usarlo en chicos como el que tenía, ahora, en frente.

-¿Miedo? No me digas que tienes miedo. –dijo burlón- Seguramente retrocediste por que deduces qué soy ¿No? Entonces ¿Cómo esperas poder salir ileso de aquí?

Rió mientras tenía al chico atado de una muñeca frente a él, mientras dicho látigo parecía apretarle cada vez más fuerte.

Rió estruendosamente al ver el inútil esfuerzo del chico por escapar. Al menos sería divertido, eso sí, sería demasiado divertido verlo llorar después. Le observó sereno, y aún sonriente, elevarse con esas inmensas alas negras. Poco a poco, el chico comenzaba a provocarle, y cuando le provocaban no había quién le pare. Para la mala suerte del ángel, él era un demonio que disfrutaba demasiado de una víctima que se opusiera, es más, apenas lo cogiera probaría de su sangre.

La fuerza que imponía el menor le era casi nula, apenas y podía sentir un fastidioso “tira y jala” en su látigo. Tomó más fuerza, la cual no pensaba utilizar tan pronto, y lo tiró con todo y alas al piso. El látigo en la muñeca del menor continuaba atado, lastimándole y marcándole, como si se hubiese adherido a la piel del chico, por lo que, tomando ventaja de esto, comenzó a acercarse para por fin enredarle la muñeca lo más posible en dicho látigo. Claro, se tomaría su tiempo, todo para poder disfrutar hasta lo último del muchacho.

-¿No te vas a dejar? Por favor, lo estás haciendo demasiado fácil, chico. Si no haces algo pronto, me aburriré y terminaré por matarte antes de disfrutar de ti.

Con esas palabras, era demasiado predecible descifrar lo que vendría si el demonio se acercaba al ángel como quería hacerlo. Estaba a unos cuantos pasos de él, hasta que paró en seco. Sería más entretenido si el chico volvía a intentar escaparse, y aún más si él volvía a ridiculizarlo.

Subió su dedo índice de la mano izquierda hasta sus labios, y cortando su propia piel con sus dientes, dejó salir unas cuantas gotas de sangre. La herida era suficientemente grande como para que la sangre brotara intensamente durante unos cuantos minutos. Así, ya estaba listo para poder “drogar” al ángel, claro, si éste probaba de su sangre, cosa que Luzbel haría así éste se resistiera.

*Poco faltaría para poder safarse...pero un tirón potente lo hizo descender, no por voluntad, sino forzosamente, y para empeorarlo, no era un desceso bonito, caía en picada pero agradecía que sus alas le amortiguasen la caída un tanto, claro que el golpe dolió, eso no lo cambiaba nada, pero lo que hizo que un gesto un poco doloroso se mostrase fue lo que su muñeca estaba pasando, lentamente se integró, dirigiéndo su mirada hacía el Demonio...sin duda ese sujeto era fuerte, ya lo había notado...se odio a si mismo por tener la fuerza física tan escasa....

¿Era amenaza aquello?..¿qué le mataría antes de disfutarle?....siquiera le contesto, con un simple gesto de desagrado hacía el ajeno fue más que suficiente para dar a conocer su desacuerdo respecto a lo que el pelirrojo quería, elevó la mano libre de aquel látigo tan molesto que lo tenía aferrado, esa aura violácea se volvió a mostrar y formó lo que pareciera una daga...una daga brillante violeta que se mantuvo ahí en mano de el chico, el cual con un rápido movimiento lanzó el instrumento de energía a contra el látigo, cortándolo para evitar que el otro pudiese volver a acercarle de aquella forma como había hecho...claro que lo que estaba enrredado en su muñeca seguía ahí, sin más sus alas le elevaron nuevamente para mantener distancia, con la fuerza que tenía el otro no le convenía estar tan cerca de este, la daga energética desaparecía para así intentar quitarse el resto de el látigo que seguía enrredado insistente en su muñeca; observándole de reojo de vez en cuando para mantenerse a la espectativa de lo que el pelirrojo pudiese hacer.*

Estaba molesto, y realmente con eso último se había hartado de “jugar” con el chico. Nadie hasta ahora se había atrevido a dañar su precioso látigo. Sus ojos mostraban una furia casi palpable, mientras que el gesto en su rostro parecía volverle más demonio de lo que ya era. Tocó la punta del látigo cortada, mientras de lejos observaba la parte restante.

-¡Tú…! –furioso, y con una velocidad más rápida que la de antes, se acercó al ángel hasta tomar con una mano el cuello ajeno. Tiró el cuerpo del chico sobre el suelo nuevamente, quedando así sobre él. Apretaba con fuerza su agarre en el cuello, haciéndole abrir la boca por dicho acto, y, seguidamente, sonrió confiado. Esta vez lo pagaría, eso sí, nadie tocaba su látigo.

Sonriente, colocó el dedo que anteriormente se había cortado en los labios del menor. La sangre comenzó a deslizarse hacia dentro, provocado que, seguramente, el ángel probara de su sangre.

-Descuida, no morirás. Pero eso sí, la pagarás caro.

Habiendo dejado una buena cantidad en la boca del muchacho, posó su mismo dedo sobre la punta de su látigo. Aún mantenía, aunque esta vez con menos fuerza, ahorcado al chico, no le dejaría cerrar la boca y escupir su sangre así como así. La sangre en el látigo, poco a poco comenzó a amoldarse a la figura original del látigo. El demonio mordió dicho látigo sosteniéndolo con una mordida, mientras que la mano ahora libre tiraba fuertemente del pedazo enredado en la muñeca del ángel, sacándolo por fin. Junto ambas partes correctamente, y la sangre automáticamente arregló por arte de magia el arma. Algo ya más calmado, tomó el látigo en su mano, y miró al chico debajo suyo.

-No te preocupes, dentro de poco te sentirás realmente bien. –sonrió lascivo.

*Al parecer había hecho algo que para el Demonio no era algo de agrado en absoluto, este estaba cabreado, y bien lo notaba en la cara que tenía, esa expresión que hacía que le diese honores a el nombre de Demonio que recibían los de su tipo.

Siquiera supo la velocidad, ni el momento, siquiera el movimiento que el otro había hecho...pese a que sus reflejos estaban bien guiados y activos en ese momento, quizás la pinta que tenía el sujeto era lo que lo hacía estar...¿temeroso?...no...¿nervioso?...si, y bastante sin duda alguna. Una tremenda presión en el cuello fue lo que lo hizo ponerse en un estado de shock momentáneo, su respiración se cortó, sus fosas nasales no podían con el oxígeno, pues siquiera recibían este las dichas.

Un golpe fuerte, para cuando se dio cuenta estaba en el suelo tumbado, sujeto de el cuello, sin poder respirar, había tosido por la fuerza con la que el otro le había impactado y ahora estaba sobre su cuerpo, sus manos fueron directo a la que mantenía sometido su cuello, la presión, su boca intentaba agarrar aire, abriéndola, intentando tomar bocanadas de aire para mantenerse conciente...pues bien se sabía que si el cerebro no recibe aire, este termina por darle un corto y el desmayo se presenta y posteriormente, la muerte; y eso, claramente era algo que no deseaba.

Sus ojos entrecerrados estaban, mirándo fijamente al que yacía sobre su cuerpo, sintió como un líquido comenzó a deslizarse por su garganta, más y más, trato de desvíar el rostro para que el otro no siguiese con aquello, pero era tanto el dolor en su cuello, la presión y falta de aire que de plano, no le era posible mover con tanta libertad la cabeza; por lo cual terminó tragando la sangre que estaba en su boca, con tal de intentar respirar por esta.

Apenas reaccionó nuevamente cuando el otro arrebataba con tal fuerza el restante de el látigo de su muñeca, cual había quedado conla marca de este, entrecerró sus ojos y le miro con enfado, llevándo ambas manos hacía el frente, sujetó las prendas de el Demonio, del pecho, y tras unos segundos un destello violeta se mostró.

Suficiente fue aquello para causar una explosión sobre el pecho de el Demonio, para alejarle de si mismo así como safarse de su agarre, se integraba lentamente, sus alas sacudían suavemente para acomodarse, tosió un par de veces sujetándo su cuello con suavidad, mirándo a donde estaba el pelirrojo.*

-¿Qué diablos...me hiciste?...-

-No mucho realmente. Agradece que no te envenenara, “angelito”. –sonrió.

Sabía perfectamente cómo solía actuar su sangre en un cuerpo ajeno: sin duda lo que más le gustaba era que, al final, el chico no recordaría ni qué hacía en un lugar como ese. Unos segundos y la sangre debería estar haciendo efecto, al menos eso era lo normal. Primero esperaba esta típica expresión de sonrojo en el otro, y es que la droga, o sangre, provocaba un rápido aumento de temperatura apenas era probada. Sabía que se le irían las fuerzas, así que se aproximó más hacia el ángel sin tener mucho cuidado.

-Te recomiendo que te sientes a esperar. Caerse por falta de fuerzas puede ser algo doloroso. –sonrió. ¿Pero y a él qué le importaba si era doloroso para el otro? Ah, bueno, sí… Claro que le importaba. Ahora, Luzbel quería ser el único quien le provocara dolor, y definitivamente gozaría de ello apenas el chico esté lo suficientemente “manejable”.

Aumento de temperatura, embriaguez, dificultad para mantenerse en pie y para hablar, pérdida instantánea de fuerza y de la capacidad de usar cualquier tipo de poder a voluntad. Poco después amnesia y por último, para algunas horas después, la sangre de Luzbel que el muchacho ingirió ya debería estar corriendo en las mismas venas de la sangre del chico, aumentando así los efectos de la droga. Es decir, cada vez para el ángel se le ponía peor, y para el demonio mejor.

Se acercó hasta quedar atrás del otro, para después “abrazarlo” desde la espalda mientras que con una mano tomaba su barbilla y con la otra delineaba una mejilla con la punta de los dedos.

-Luzbel Lawrosse, recuérdalo. –sonrió- No... Lo recordarás así no quieras.

Tras su sonrisa llevó la mano que acariciaba la mejilla hacia el cuello del ángel. Lo delineó de igual manera, para luego hacer un delgado y finísimo corte con una uña. No lo podía evitar, amaba sentir los diversos sabores metálicos que las personas podrían ofrecerle, y obviamente esta no sería la excepción. Lamió la herida, de la cual apenas unas cuantas gotas comenzaban a brotar, casi introduciendo su lengua en dicha herida. Dulce sabor, y a la vez metálico. Normalmente era salado y metálico, pero esta vez, seguramente por tratarse de un ángel, la sangre tenía cierto dulzor que, de por sí, le encantaba.

Comenzaba a impacientarse, quería gozar y disfrutar al muchacho ya, sin embargo, prefería llamar a sus presas por sus nombres y no por adjetivos.

-Y… ¿Me dirás tu nombre, angelito? Si no quieres, puedo sacártelo a la fuerza...

*Su cuerpo....calor, comenzó a sentir bastante calor, su respiración se agito un poco más, y sin siquiera saber, un tono rojizo inundó sus mejillas, suave...su diestra fue hacía donde su cabeza, tomó esta delicado, tal cual un dolor de cabeza tuviese, sus ojos habían entrecerrado un poco, su cuerpo sentía cosquilleo, como si temblase, cansancio....se encorbó suavemente al frente, como si el cuerpo entero comenzase a pesarle ...¿qué era lo que estaba pasándole?...¿por qué reaccionaba así?....

Apenas pudo ver, algo borroso al otro acercarse, por intento de defensa, por inercia llevó la zurda al frente, intentando manipular su energía pero...la pesadez de su cuerpo y cancancio eran mucho....no podía, siquiera una pizca de el aura violácea que podía usar....comenzó a tambalearse un tanto, sus alas incluso fueron demasiado pesadas para el, y se ocultaron en su espalda nuevamente, apenas dejando una que otra pluma negra en el suelo como rastro de la presencia de estas.

Estaría por caerse pero no....solo sintió los brazos tras de el, el colo le rodeaban en un aparente abrazo...bajó su cabeza ahora respirando por la boca por la sensación de agitadez y el calor que tenía, ese rubor yacía en el rostro aún...sus mechones violáceos-púrpuras se encargaban de ocultar sus ojos cuales hacían esfuerzo por ver bien...miraba medio borroso el suelo, y sentía el mareo y agotamiento...¡¿Qué diablos era eso que le había hecho el otro?!.... apenas ladeó suave su cabeza ante el roze de los dígitos ajenos, de la punta de estos sobre su piel, y sus labios, su boca formaba una mueca despreciable dedicada al otro...*

-A..le..jate...

*Ese nombre....Luzbel...si lo recordaría...preferiblemente no, pero las palabras que escuchó seguido de la presentación del pelirrojo fueron como una amenaza hacía si mismo, así lo creía...¿qué lo recordaría quisiese o no?....

Un dolor algo agudo, no tanto, se sintió en su cuello, apenas un suave y no tan audible quejido se escuchó de sus labios, su cuerpo estremeció suavemente, como si un shock eléctrico recorriese su cuerpo entero, trato de safarse, pero claramente era inútil, prácticamente se mantenía de pie por que el Demonio le seguía ''abrazando''. Otro quejar más de su parte, igual leve con la sensación de la lengua en aquella herida que el otro había provocado....siquiera le miraba, respirando agitado, escuchándole; sus ojos cerraron completamente.*

-¿Por qué ...debería...decirte...mi...nombre?...

*En efecto, no pensaba decirlo.*

Ah, cómo le encantaba contemplar esa expresión en el chico. Ese sonrojo, esa debilidad, esa inestabilidad, ese… ¡Todo! Claro, debía admitirlo, seguramente no en cualquier persona esos efectos provocarían tal belleza. Ese chico, teniéndola ya de por sí, comenzaba a lucir aún mejor para Luzbel. ¿Arrepentirse a esas alturas? Oh, demonios, jamás pasaría por su cabeza, por más que observara en el otro lágrimas de sangre y gritos desesperados, aunque, pensándolo bien, eso era justo lo que más ansiaba.

Miró tranquilo la escena, disfrutando al detalle de cada malestar ajeno. Ahora las alas del ángel ya no estaban, qué bueno, ya no estorbarían. Suerte para el ángel, pues de estorbarle al demonio, éste se las hubiera arrancado sin piedad de un sólo tirón. Bueno, no era tan malo en realidad, pero de tratarse de dolor, seguramente sí lo hubiera hecho.

Sonrió ante el intento del ángel por tratar de protegerse aún en ese estado… Qué lamentable, y qué exquisitez. Pudo sentir la agitación del menor, respirando por la boca por la falta de aire y dejando escapar así su aliento en otra provocación para el demonio. Comenzaba a pensar que el chico lo hacía a propósito… ¿A propósito? Sí, claro, buena broma, ya que el gesto de desagrado en los labios del chico lo decía todo. Y le gustaba.

-¿Alejarme? Creo que no estás en posición de mandarme, chico. Deberías portarte bien a partir de ahora si deseas poder si quiera salir volando de aquí, porque caminar… lo dudo. Además, te aseguro que no la pasarás tan mal…

Aún no había escuchado que el menor le dijera su nombre. De seguir así, se hartaría, y cuando se harta… pues ya para qué explicar.

-Pues porque creo que tienes uno ¿O no? Todos los tienen, y merecen ser llamados por él. Tal vez prefieras esperar como mascota a que tu amo te ponga un nombre, si es así, te lo pondré.

Claro, su “educación” todavía existía. No por nada había recibido clases hasta hartarse. Esperaba su respuesta en lo que volvía a lamer esa pequeña herida en el cuello del chico. Una mano aún sostenía la quijada ajena, mientras que la otra, ya impaciente, se deslizaba por debajo de las ropas que cubrían el pecho del otro.

*Sus labios nuevamente mostraban ese desaprobamiento de su parte hacía el demonio, una mueca no solo que expresaba un tanto de dolor por una nueva aunque leve descarga eléctrica por así decirlo, otro estremecimiento, otra vez esa lengua en su cuello, la humedad así como la sensación de ardor en su cuello, su rostro se movió un poco para intentar alejar este de el agarre al que su mentón estaba; mientras su boca bien seguía haciéndo gala de desagrado hacía el otro.

¿La mascota que espera que su amo le ponga nombre?...¿qué diablos significaba eso?...era obvio para el, su cuerpo tembló de una manera suave...aunque por estar con el Demonio pegado a el de aquella forma sería notable para este...¡Si tan solo pudiera hacer algo!...pero esa sensación de debilidad...que su cuerpo prefería quedarse como vil muñeco, su mente perdida un tanto, desconcentrada de todo...como si licor corriese por sus venas y le dejase bulnerable...*

-Yo...no...soy tu...mascota...

*Pero su dificultad de hablar ya no le dejó terminar con un ''maldito'' o algo semejante, y luego...se exhaltó completamente.

Un tacto, sintió una mano colarse por debajo de las prendas que cubrían su pecho, el cual subía y bajaba por la respiración tan agitada que llevaba....sus labios entreabieron al igual que la boca en si, dejándo que aire escapase de golpe por la impresión, intentando recuperarlo con bocanadas de el mismo, su respiración ya era incluso audible, y sus nervios comenzaban a hacerse del notar, elevó un poco el rostro cual seguía con aquella apolpación rojiza en los pómulos, ese rubor....¿Cómo era que en un pantano hiciese tanto calor?...no, no era el ambiente, era lo que el otro le había dado, ya lo tenía claro...le había hecho algo que lo dejó tan bulnerable como el crío felino al perro adulto....sus párpados habían abierto, sus iris cual color era idéntico al cabello se dirigieron hacía su propio pecho, vizualizando el bulto que se formaba bajo la prenda por la mano que yacía bajo estas....su pupila estaba algo dilatada en clara señal de ese nerviosismo que le comenzaba a dominar, trató de llevar su mano hacía la ajena, pero no le respondió.*

-Dé...jame...

*Si eso era una manera de presionarle para que dijese su nombre....realmente hacía efecto, por que comenzaba a pensar seriamente en identificarse, sus ojos nuevamente se ocultaron tras los párpados, y luego finalmente lo dijo...acompañado con un quejido leve.*

-D-Dark...Mousy...

Aumentó la fuerza en el agarre del mentón del chico para acercar más el cuello de este al verlo alejarse. No, no señor, nadie se escapaba de él, y menos lo haría un ángel. Lamía con sumo placer la piel ajena, su sangre, su dulzor… como si estaría por devorarlo en cualquier momento, como si estuviera lamiendo cualquier dulce que pronto terminaría por estar embarrado de él. Ya no le prestaba atención al claro desagrado del menor por lo que hacía, al contrario, ahora sólo se concentraba en ir explorando, poco a poco y más minuciosamente, cada centímetro del torso del menor.

¿Acababa de sentir un temblor? Oh, cielos, de seguir así terminaría por desangrarlo al violarlo de una y ya. El ángel, aunque inconcientemente, le provocaba cada vez más, haciendo justamente lo que más al demonio le enloquece. ¿Cómo podría ser un ser como él un ángel cuando se comportaba tan provocativo estando frente a un demonio? No se lo imaginaba, pero tampoco pensaba preguntarlo o investigarlo. Así, tan provocativo, le bastaba.

-Pero, ángel, ¿No soy yo aquí el que manda, y tú el que obedece? Es exactamente igual a un juego de amo y mascota, ¿No te parece? –pensó por unos segundos, para luego esbozar una sonrisa lujuriosa y decir-: Hagamos esto más divertido y más interesante…

Amarrarlo, esposarlo, encadenarlo… Huh, demasiadas ideas para un solo muchacho. Aún así, tuvo que decidirse por sólo amarrarlo con sus propias prendas, pues además de ser suficiente, sería más rápido. Tal vez luego se animaría a algo más.

Estando con una mano bajo la prenda del chico, comenzó a subirla, más y más, hasta llegar casi al cuello. Disfrutaba de cada ligero toque que le daba a esa piel tan fina y delicada, la cual le invitaba de sobremanera a ser manejada a su antojo. Esa expresión del chico, su aliento, su sonrojo, su agitada respiración… El calor en el cuerpo ajeno era ya palpable a sus manos, sentía cómo el otro se derretía ante la alucinógena temperatura en la que se encontraba. ¿Dejarlo? Sí, claro, después de haber probado cada recoveco del cuerpo del ángel.

Hizo caso omiso al pedido que acababa de acariciar sus oídos. Esperaba que pedidos así se repitieran numerosas veces durante el resto de su diversión, así se le haría más pecaminoso, y por lo tanto, más excitante.

-Muy bien, Dark, es realmente un placer conocerte. –dijo dándole un doble sentido a sus palabras- Ahora, sólo resta que estés listo.

Qué fácil fue sacarle el nombre, y seguramente más fácil sería ahora hacer que obedezca, aunque en el fondo esperaba que no lo hiciera. De un tirón, y aprovechando la debilidad del menor, jaló rápidamente la prenda que tenía sobre la mano que aún se deslizaba por el pecho ajeno, para luego, con esa misma, amarrarle los brazos hacia atrás, dejándolo imposibilitado de poder moverlos.

-Anda, ¿No lucharás por tu libertad? Haz esto divertido, Dark.

Teniendo al chico amarrado de brazos, posó una mano en el desnudo pecho de este, comenzando a acariciar para luego pellizcar sin cuidado los pezones que encontró a su paso. Lo hacía fuertemente, con las claras intenciones de oír los quejidos de dolor que tanto le excitaban. La otra mano, la libre, comenzó a bajar por el abdomen del menor, pasando por debajo de su pantalón y de cualquier prenda que encontrara, para dar con el miembro de este. Aún no le haría nada, no lo más fuerte, esperaría a excitarlo, y luego, disfrutaría de los dolorosos momentos que le haría pasar.

*Esa nueva presión en su mentón...¿Por qué le pasaba a el?...un profundo sentimiento se le despertó hacía aquel que estaba tras de si, hacía ese pelirrojo...y no era algo agradable, era odio...resentimiento, pero igual sentía la impotencia, su debilidad...¡Estúpida droga o lo que fuese que le había metido el otro!...

Y su rostro, se elevó un tanto más, al sentir el desliz de la mano ajena, que casí estaba en su cuello nuevamente...escuchó sus palabras ys us párpados abrieron, un tanto, no del todo. Por más que intentó evitar ese rubor, no podía, su cuerpo resaccionaba naturalmente ante la temperatura corporal que sentía...demasiado elevada...

¿En qué momento el otro había hecho aquello?...sus brazos estaban a contra su espalda...sujetos por sus prendas y un aire repentino le dio la indicativa inmediatamente, el otro había arrebatado ese chalequín y usado como amarres en sus brazos,ambos ojos abrieron con algo de impresión, y el...sin poder hacer nada....nada por evitarlo.

Siquiera tuvo que hacer caso al otro, su cuerpo dio una sacudida, otra y otra más....sus brazos trataban de separarse, sus manos se empuñaban con las nulas fuerzas que le quedaban, bajó la cabeza para ocultar el gesto de molestía que tenía. apenas elevó un poco esta, su cuerpo se había encorbado algo al frente...desvió el rostro por sobre su hombro para ver a donde estaba el pelirrojo, fijamente, con quel odio reflejado en los ojos, pese a ese carmín que detallaba el rostro fino que poseía.*

-Eres...un...

*Otra vez, sus palabras fueron interrumpidas....un quejido salió en vez de el ''maldito''...algo fuerte, audible, al tiempo que su cuerpo tiritó un poco con la sensación que tuvo...los actos ejercidos por el otro sobre su pecho y pezones no era algo que fuese grato a alguien....mismos quejidos que se repetían a conforme el otro seguía haciéndo aquello.*

-Bas...ta...ya...tsk...

*La gota que derramó el vaso....la mano que se deslizaba libremente por su cuerpo y adentraba bajo sus prendas, bajo el pantalón, con apenas el primer roze que sintió en su miembro, lo hizo exhaltarse y automaticamente impulsarse al frente, dando un cabezazo anticipadamente para hacer al otro retroceder, apenas se separaría...un metro tal vez...tambaleaba....y bastante, le era sumamente difícil mantenerse en pie, y ahora peor tantito, amarrado, pues si caía no tendría como evitar el golpe o apoyo para levantarse, a menos que se arrastrase que si podría en caso de ser nescesario....se giro para ver al otro, encorbado al frente, con mechones descendiendo en su rostro que le realzaban el innato y andrógino aspecto que tenía, así como aquel rojo más intensificado en su rostro....su mirada seguía como antes, reflejando su desprecio hacía aquel Demonio.

Pese a estar tambaleante, intentaba no caer y trataba de safar los amarres, daba uno que otro paso a los lados y de vez en cuando en reversa por el mismo tambalear que le producía un efecto ''borracho''...más de lo que ya estaba por aquella Droga que había sido obligado a ingerir.*

Sonreía a cada expresión en el rostro del otro que veía. Le encantaban, fascinaban y hasta alegraban el día. Soltó una ligera carcajada al ver cómo el menor intentaba zafarse de su agarre. Tener un cuerpo tan apetitoso moviéndose así le causaba cierta emoción.

-¿Soy un…? –repitió, como burlándose de que no haya podido terminar la oración, o mejor dicho, el insulto que el chico le quería escupir en la cara.

Los quejidos que oía eran lo que causaba que la fuerza ejercida en los pezones del ángel aumentara. Después de todo, quejarse no era algo a favor si escapar se quería tratándose de Luzbel. Continuó en lo suyo, apretando, pellizcando y estimulando cada centímetro del pecho del menor. Deseaba escuchar más de esos deliciosos sonidos que escapaban de los labios ajenos, y, sobre todo, ansiaba cuanto antes de hacerlo llorar. Claro, sabía que con la actitud que tenía el chico eso le tomaría un poco más de tiempo, pero de todas maneras lo haría.

Sin que lo esperase, aunque en realidad sí, el intento del ángel dio resultado si quería apartarse de él, cosa que lo puso más deseoso del chico. Sonrió, conteniéndose una risa, para luego no poder más y soltar una carcajada. ¿De qué le serviría al otro intentar escapar cuando su cuerpo estaba en tan mal estado? Tambaleándose y balanceándose así lo único que lograría hacer sería caerse al sucio suelo.

Colocó su mano en su cabeza, como sosteniéndola, mientras volvía a aguantarse otra risa. No se estaba burlando, jamás lo haría, pero eso sí, su emoción, cada vez que lo atacaba, le hacía reír como psicópata.

Se acercó, con paciencia, tranquilidad y luciendo muy confiado. Lo tomó de vuelta por la barbilla, y en un segundo, ya tenía a su látigo envuelto en el cuello del menor. No lo asfixiaba, para nada, es más, hasta un poco suelto estaba, sin embargo, ahora más que parecer un látigo, parecía una correa para… perros.

-Mascota desobediente. ¿Cómo te atreves a morder a tu amo de esa manera? Tendremos que castigarte, Dark-chan.

Le gustó cómo sonó el “chan” en el nombre del ángel, por lo que seguramente comenzaría a llamarlo de esa manera. Jaló del látigo, y por lo mismo del cuello del chico. Sabía cómo lo había amarrado de brazos, así que no se preocupaba por si pudiese zafarse, porque creía francamente que en su estado no podría. Al jalar de la “correa”, acercó así el rostro ajeno al suyo. Lamió con sumo placer el cuello del chico, comenzando a hacerse un hábito, para luego con la mano que tenía libre (porque la otra la tenía puesta en el mango del látigo) moverla de vuelta a donde la había puesto en un comienzo: bajo el pantalón del menor y en su miembro.

Probablemente, el chico volvería a querer escaparse, pero si lo hacía, ahora él mismo se ahorcaría. Jaja, divertido para el demonio. Lo único que le quedaba por hacer al otro sería dejarse hacer, sin embargo, si continuaba con sus “berrinches” también sería divertido continuar. Sin esperar una reacción en él, comenzó a estimular el miembro en sus manos fuertemente y sin delicadeza, esperando aún emocionado los quejidos que tanto le gustaban.

*El clima frió de el pantano ya no sería nada...puesto que el calor corporal que tenía en ese momento por la reacción a la droga que había tomado forzozamente le hacía mantenerse a una alta temperatura, ese rubor...maldito rubor que no podía desvanecer por más que intentase, se mantenía con su respiración agitada así como mirada entrecerrada, algo borrosa y haciéndose incluso una doble visión de los objetos a los que miraba, quizás efecto de la droga también....sus manos se movían en intentos de safarse de esas prendas que antes cubrían su abdomen y ahora hacían de ''cadenas'' con sus brazos, maldita debilidad....estúpida fuerza física tan escasa que tenía....sus púrpuros ojos se mantenían sobre la ahora borrosa y casí bizarra en doble figura de el sujeto que se le acercaba, y su tambalear...por unos momentos casí termina en el fangoso suelo, pero el dar un paso a la derecha logró ''estabilizarle''....de momento.

¿En qué momento....?...¿Cuándo?...¿Cómo?...el otro ya le tenía del mentón nuevamente, sujeto...su mirada estaba entre impresionada y casí retadora....estupifacata podría decirse....el hombre ubicaba su látigo en su cuello, tal cual un collar para un perro o algo similar...¿cómo supo sin ver?...el tacto, su cuerpo sentía el látigo enrredado en el....

Tras escuchar esas palabras...mascota....y el castigo, su mirada fue retadora y pese a la visión borrosa y el posible mareo que se daría, desvió bruscamente el rostro para safarse de el agarre ajeno, sintiéndo un poco más de presión en su cuello a lo cual un gesto de disgusto se mostró en el, tambaleante....pero fue integrado por la forma en que el Demonio le acercaba usando el látigo....quedándo nuevamente a cortas distancias con el pelirrojo.

Otra vez....otra vez la sensación de la lengua de el mayor en su cuello; su cuerpo reaccionó como si lo hubiesen electrificado, erizándose en lo llamado por los humanos seguro como ''piel de gallina''...un tremendo escalofrió lo recorrió con la mano nuevamente ubicada en sus prendas, bajo estas y sobre su miembro, el quejido suave que emanó, bajó el rostro intentando no dar espacio en su cuello para que el otro se siguiese ''deleitando'' con este...ocultando igual su mirada tras sus cabellos y ese gesto despreciable hacía el pelirrojo que mantenía aún....

Los movimientos que el otro comenzó a hacer....ese estimulo con su mano sobre su falo lo hizo estremecer al tiempo que se quejaba más audible....arqueó su cuerpo al frente un tanto, sintiéndo el látigo en su cuello, e intento cerrar sus piernas para que la mano del otro no continuase con aquello, respiraba ya bastante agitado de por si...ahora se podría decir que su nariz era un adorno, pues no hacía su función, no podía respirar por esta, puestoq ue no respiraba, lanzaba bocanadas de aire y las atraia con la misma boca.

Tras unos segundos, su cuerpo por inercia no se alejo, sino lo contrario, se acercó más al Demonio para intentar golpearlo con su cuerpo, embistiéndole para tumbarle, claro que aquello haría que el látigo lo ahorcara un tanto, pero no le importaba....el sentir el cortón de aire repentino y la forma brusca de su tráquea cerrándose e impidiendole respirar del todo, impidiendole respirar por nariz o boca, fue algo terrible para el ciertamente....su cuerpo se encorbó más, tembloroso y tambaleante, para intentar aflojar el látigo de su cuello, pero por su mismo estado terminó con la rodilla derecha posada en el suelo y la izquierda flexionada, sus manos seguían con sus intentos, ahora desesperados, de safarse y su mirada estaba ya un tanto más desorientada....cerró sus ojos intentando calmar su vista, para abrirlos nuevamente y dirigirlos hacía el Demonio...*

-Mal...di..to...

*Y finalmente...logró decirlo....*

Adoraba ver al chico en ese estado. Respirando tan agitadamente y con ese intenso rubor adueñándose de sus mejillas. La mirada retadora del chico, para Luzbel, no era más que otra tentación por parte del otro. Hundió su rostro en el cuello ajeno al ver cómo el ángel le reducía el espacio en este, continuando con sus lamidas y con su deleite. Sin embargo, poco pasó para que siguiera en el mismo lugar, por lo que del cuello pasó a la oreja más próxima, mordiéndola, al comienzo, suavemente, mientras lamía igualmente ciertas zonas en la misma.

Su mano no paraba de estimular al menor, y más al escuchar cómo se quejaba ahora tan sonoramente. Sonrió de medio lado al momento en que el otro cerraba inútilmente sus piernas, para luego, ahora sí con la fuerza quiso hacer desde un comienzo, morder “con ganas” la oreja del chico. Después de haberla mordido como quería, pasó su lengua muy suavemente por la zona en donde los dientes habían estado, como “acariciando” la mordida.

Parecía que el chico hasta el último no quería darse por vencido. Rió ligeramente ante el “temblor” provocado por la embestida del cuerpo ajeno, notando así divertido cómo su látigo cumplía con su propósito en el cuello del chico. Seguramente ahora necesitaría aire, ¿Dárselo o no? Si decidía que no, podía seguir divirtiéndose con la agonía en la que el chico se encontraba, y si decidía que sí, podía, mediante un beso, disfrutar de esos provocativos labios que soltaban respiraciones tan agitadas… o tal vez así le quitaría más el aire al otro…

Sin embargo, al verlo luego de su “golpe” así, apoyado en una rodilla sobre el piso, todo inestable y sin poder zafarse aún de su propia prenda, le hizo decidir que, mejor, lo dejaba como estaba.

-¿Maldito? –rió- Dark-chan, no deberías hablarle así a tu “amo”, ¿Sabes? Porque puede que luego te vaya muy mal. De seguir así, no me hago responsable de lo que pueda llegar a hacer. –dijo sonriendo lujurioso, sabiendo de antemano que desde el comienzo no pensaba hacerse responsable.

Estando el menor de rodilla, no tuvo otra opción que darse cuenta de que ya no podía mantenerse en pie. ¿Qué hacer? Fácil, acostarlo…

Cargó, levantándolo “en una”, al menor en sus brazos, con algo de rudeza pues sabiendo cómo de insistente era podía salirse de su agarre, para luego arrojarlo en una zona en donde el suelo no esté tan… sucio. Antes de que el chico pudiera levantarse o intentar algo, cosa que dudaba por el estado en el que se encontraba, lo acomodó rudamente mirando hacia arriba con obviamente ambos brazos aún atados por su espalda. La visión que tenía era maravillosa, y estaba por ponerse aún mejor.

*Intentos por integrarse...por levantarse....y no volver a caer, los estaba realizando con insistencia, su mirada se mantenía a la espectativa de los movimientos de el otro...y su gesto así como la misma mirada que tenía eran las anteriores, retadoras y de desagrado hacía el pelirrojo.

Su cuerpo seguía tambaleando de aquella forma cada que intentaba ponerse en pie...no lo conseguía, pues cada que más o menos estaba lográndolo, ese tambalear lo regresaba a la primea posición....decaído.

Sentía que el pecho le presionaba...¿eran nervios?...¿qué significaba esa presión en el pecho que tenía?...seguramente si eran nervios, de no poder hacer mucho para defenderse, de estar sujeto así....pero también era rabia por lo que había escuchado provenir de la boca del ajeno....¿amo?....¿Se creía el ''amo'' ese sujeto?....su mirada le reflejo el odio que tenía por esa miserable palabra....

Bocanadas de aire bien acompañadas por uno que otro toser de su parte por el hecho que el acto anterior lo había hecho ahorcarse a si mismo...movió suavemente su cabeza para tratar de aflojar el látigo en su cuello, cosa que resultaba sumamente difícil y más por que no contaba con sus manos en ese momento. Su visión apenas pudo ver cuando el otro ya estaba frente a el y le tomaba con una...cargándole así de fácil....y un nuevo quejido...menos audible que los anteriores salío de su boca, pero fue seguido de otro más audible al oído ajeno cuando caía sobre el suelo...el golpe que se había llevado fue de lleno, pues sus manos no podían ayudarle a amortiguar la caída y mucho menos a integrarse rápido; pese a que si intento pararse sin las manos, le resultó imposible y más por que el otro ya estaba sobre el acomodándole, pero de una forma que no era para nada ortodóxa....lo hacía de manera agresiva....su mirar se ocultó tras sus párpados unos momentos, su rostro se elevó por inercia, pues al tener los brazos tras la espalda, su espalda se arqueaba un tanto por efecto de estar boca arriba, su respiración era la misma, su pecho subía y bajaba mientras sus ojos apenas se abrían nuevamente, muy poco, conservándo el carmín de sus mejillas...apenas pudo musitar.*

-Tu no eres....mi...amo...des..gracia...do...

Rió estruendosamente por la mirada del chico, como si estuviera divertido. ¿Tan mal le iba hacer de mascota y tener un “amo”? Oh, vamos, qué le podría interesar eso si ahora estaba disfrutando aún más del odio ajeno.

Tal vez si el menor se hubiera dejado hacer desde un comienzo ahora no estaría en esa situación ¿Por qué? Pues por el simple hecho de que a Luzbel se le hubiera hecho terriblemente aburrido. Para su suerte, o para la desgracia del ángel, su presa oponía la mayor resistencia posible que hasta ahora podría haber visto.

Sonrió, esta vez ladino, al escuchar su lamentable quejido tras el otro caer al suelo. ¿Debería haber sido más cuidadoso?... No, mejor así. Observaba lujurioso cómo el ángel se arqueaba, cómo hacía subir y bajar su pecho por la, seguramente, difícil respiración, y cómo aquellos brazos sujetados en su espalda cumplían un perfecto cometido.

-Si no fuera el “amo”, ahora no estarías en esta situación. –tomó rudamente al chico del cuello con su mano derecha, como si estuviera por hacerle una advertencia, aunque claro, cuidadoso de no matarlo por la falta de oxígeno, sino ¿Cómo continuaría su diversión?- Y, verás, no soy tan malo. Un “desgraciado” hace mucho que te hubiera mandado al infierno.

Lo soltó, aunque quizá esta vez haciendo un poco de fuerza antes de retirar su mano, para luego sonreírle lujurioso. Se levantó y se retiró el ya estorboso saco que tenía puesto, así como aflojó su corbata y sacó su boina. Se acomodó (de rodillas) en el medio de las piernas del chico, dejándole sin poder cerrarlas así, para luego comenzar a bajar de a pocos el pantalón ajeno. Una vez bajado un tanto, no del todo o al menos aún no, se colocó sobre él, mientras que con una mano continuaba masturbándolo y con la otra metía dos dedos en la boca del menor, barnizándolos así con su saliva.

Su lengua saboreaba el pecho del ángel como si se tratara de algún dulce, lamiendo y mordisqueando ciertas zonas como los pezones o el vientre en las que, aunque no lo hacía tan fuerte como acostumbraba, ya dejaba sus marcas.

*Si la voz le alcanzase y la respiración no la tuviese así, hubiese gritado mil maldiciones para el otro, pero por ese látigo que se había encargado de sacarle el aire...no tenía suficiente oxígeno para hablar con claridad y fluido.....

Un quejido escapó de su boca con el agarre de el cuello, y el gesto que tenía, ¿temeroso de morir ó rencoroso?...era difícil de saberse ciertamente, y nuevamente, su boca daba bocanadas con intentos de recuperar aire, de no asfixiarse...que aunque el otro no le estaba ahorcando, su mente le hacía la jugarreta que si...por lo cual intentaba respirar por la boca con algo de desespero incluso.

El hombre retiraba su mano, almenos ahorcado ya no sería, sus ojos habían entrecerrado con la sensación que tenia, y sus brazos comenzaban a entumirse, los movió en otro intento de safarse del agarre de estos, de ese amarre que tenía por la propia prenda que le habían quitado, su cuerpo se ladeó un poco quizás, pero prontó por la presión sobre un brazo....tuvo que regresar a estar en la misma primera posición que tuvo....apenas pudo elevar un tanto el rostro....mirándo como el otro se integraba...y retiraba saco y boina....y luego...¿se ubicaba entre sus piernas?...¿qué demonios?... pensó...ahora si algo más nervioso; intento cerrar las piernas topándose con el cuerpo ajeno, por lo cual pese a la prácticamente nula fuerza....realizó intentos por patearlo....intentando patearle el rostro, el pecho...lo que fuese....pero no...apenas creía que eran rozes suaves contra ese sujeto...¡¿Cuánto tiempo tendría que estar con ese efecto de la droga?!...

Un estremecer le recorrió completamente con el desliz que sintió...su pantalón era retirado, no del todo pero aún así....estaba más abajo de lo usual...le miró de golpe, con aquel gesto que ahora era algo de sorpresa y nerviosismo, con el tono carmesí en este aún.*

-¡¿Q-Qué haces?...¡Deja...!...

*Nuevamente se quejó, tratando de evitar que el otro le introdujese los dígitos en la boca para humectarlos, apenas ladeó un tanto l rostro para evitarlo y luego, sentía los dedos en su boca...humedeciéndose de forma innata e innevitable por las papilas de su lengua quehacían reacción ante el ...extraño sabor que tenía en la misma...

La humedad en su pecho y sensación de ser ''devorado'' por el otro no tardo mucho en hacerle soltar un sonido....pues gimió, pero no era de placer en si...se notaba como en ese gemido había queja...como si aún estuviese a contra el otro...y de hecho así era....los nervios fueron tales que mordió...presionó con sus dientes los dedos yacientes en su boca, con la fuerza que tenía.....*

-Tsk..kjjj...

La supuesta “mordida” que él ángel le había dado no le hacía más que cosquillas. Le hacia, de cierto modo, gracia que aún intentase oponérsele, después de todo, el demonio ya había hecho bastante para dejarle en claro quién era el que “mandaba” ahí.

A pesar de las cosquillosas mordidas que daba el otro, Luzbel continuaba con su juego en la cavidad bucal ajena. No porque lo necesitara, pues sus dedos ya estaban más que húmedos, sino porque sabía que eso le molestaba al ángel, y por puro placer de verlo enojado y fastidiado continuaba. Dejó de estimular el miembro del ángel para poder bajar un poco más el pantalón de éste con la misma mano, dejándolo ya casi por las rodillas. Ah, qué hermosa visión tenía. El ángel ahí, curveado por las manos a su espalda, haciendo subir y bajar su pecho por su dificultosa respiración, y todo con un rubor más que provocativo que lo único que lograba hacer era poner más ansioso al demonio. Y, claro, el último y mejor detalle: ahora tenía la completa visión de la parte “noble” del chico.

Retiró, finalmente, sus dedos de la boca ajena, para luego dirigirlos a la entrada de este. No los introdujo, lo haría, sí, pero antes tenía que ver cada reacción del menor.

Comenzó primero con delinear dicha entrada, haciendo por momentos como si fuese a introducir ambos dedos de una sola vez, como haciendo presión. Pero no lo hacía, obvio, sólo quería ver la expresión del muchacho. Delineaba suavemente y muy despacio, saboreando cada centímetro en donde próximamente estaría ahogándose en placer. Su otra mano, la cual había bajado los pantalones, estaba ya de regreso en el miembro del menor. No descuidaba el miembro del ángel, al contrario, cada vez hacía sus movimientos más rápidos y fuertes, mientras que su lengua relamía sus labios en una señal de estar entrando en impaciencia.

Luego de relamerse los labios, pasó a ayudarse a estimular el miembro del chico con su lengua. Lamía según sus antojos, en donde le apetecía y en donde se le daba la gana, no por querer que el menor se sintiera bien, sino más bien por propia degustación.

De un momento a otro, introdujo de golpe ambos dedos en su entrada. Era un demonio, ¿Qué se podía esperar de alguien como él? Sin piedad o remordimiento, empezó separando sus dedos dentro del chico, haciendo movimientos circulares o metiéndolos y sacándolos. Al menos el ángel debía agradecer que lo estaba “preparando”, aunque muy a su manera, porque de estar de malas no se hubiera tomado la molestia.

*Sus intentos por ''destrozar'' según el los dedos que yacían en su boca introdujidos seguían viéndose...casí desesperado, y realmente comenzaba a estarlo. Pero el otro no sacaba los dedos, sus manos tras el se empuñaron con la nula fuerza que tenía, ¿cuánto tiempo estaría con ese efecto por la droga?....sus párpados habían cerrados sintiéndose impotente por su situación, pero no significaba que dejaría de hacer esos intentos por ''defenderse''.

Cuando finalmente los dedos salieron de su boca, dio una bocanada de aire bastante notoria, como si por tener los dedos ajenos en su cavidad oral se estuviese ahogando, y tratase de recuperarse....su pecho continuaba subiendo y bajando continuamente....

Y cuando pensaba que todo había acabado (ciertamente un pensamiento bastante estúpido de su parte)....se exhaltó demasiado, que no pudo siquiera evitar el perder un poco más de aire...al sentir como el otro parecía ''amenazar'' con adentrar ambos dedos humectados en su cuerpo, sus piernas intentaron flexionarse para impulsarse y alejarse, pero...tan bulnerable quizás, que siquiera eso pudo lograr sin llegar a sentir un momentáneo pero fuerte dolor en los brazos por la forma en que estaba acomodado.....elevó el rostro y cerró sus ojos, emanó un quejido al tiempo que su cuerpo tiritó suavemente.*

-Tsk...

*Su cuerpo hizo un severo intento por arquearse cuando el otro comenzó co el estimúlo de su miembro empleando la lengua en ello; intento verle, con uno de sus ojos entrecerrados mientras el otro yacía completamente cerrado, tiritaba nuevamente, intentó removerse, solo consiguiéndo retorcer su cuerpo, tratándo de girarlo para quedarse de lateral, quizás así podría moverse y tratar de alejarse...conservando ''esperanzas'' tal vez....

Un estimulo más y luego, una sensación de golpe, como si una descarga eléctrica recorriese su cuerpo, toda su columna...muscúlos y demás, su gesto...estaba en un total shock, y un gemido/grito había escapado de su boca....sus ojos yacían abiertos de par a par, ayudándo a aquella pinta shockeada....y ahora si su cuerpo si que no podía dejar de tiritar....temblando apenas suavemente pero continuo y notorio al tacto...que seguro el Demonio ya había notado.*

-Aaaahhhgg..!..-

*Y por si fuese pocos, quejiditos suaves se escapaban de el por la forma en que el otro removía sus dedos en su interior, su cuerpo se intentaba mover, pero aquella sensación de estar siendo electrificado, suavemente pero electrificado lo mantenía ahí tumbado, temblando suave....desvió el rostro para que le otro no le viese....que el otro no viese ese tono carmín en su rostro que se mantenía ahí por la temperatura corporal al que estaba sometido...sus párpados habían cerrado en un intento de evitar miradas con el otro igual....y su gesto era uno entre de enfado y de impotencia ante el otro...apenas pudo hablar, cortado, pues sus quejidos seguían escuchándose.*

-Tsk....mal...di...aahg..to...