Contemplación

Bien, ahí estaba, sentado en la entrada del Olimpo, mirando al horizonte, observando lo ue había bajo ellos, la tierra de los mortales. Sobre la cual ellos, los dioses tenían una influencia, un control importantes. Él personalmente no había bajado desde antes del rapto de la princesa Oritia, y en realidad prefería andar por ahí, solo, y en calma que entremezclarse entre los mortales. Aunque tampoco era muy afecto a la convivencia con los demás habitantes del Olimpo, pero eso era más que nada por su forma de ser.

Así que ahí estaba, con el torso al descubierto, ya que el día estaba fresco, algo cálido. Su cabello caía graciosamente tras sus hombros cubriendo casi por completo el ancho de su espalda. Un pantalón de telas oscuras era lo único que cubría su cuerpo y evitaba que estuviera desnudo por ahí. El viento del Norte aún no llegaba, no, aún no era le época, ahora dominaba otro de sus hermanos sobre los otros vientos.

Quizas era por eso que estaba ahí, no tenía gran cosa que hacer, y aún no estaba con inspiracion suficiente para ponerse a pintar algo. Simplemente se quedaría ahí un rato, mientras disfrutaba de la vista.

Era aún de mañana y el clima era muy agradable, la brisa que corría era cálida y no molestaba para nada, ni desentonaba con el ambiente agradable. Salió temprano del castillo pues se sentía encerrado luego de tantos días allí, necesitaba un poco de tiempo libre, tomar aire fresco y estar en paz consigo mismo, lo cual era definitivamente lo más complicado que se había propuesto en todo el día. Tal vez una charla amena le ayudaría a ordenar sus pensamientos, o por el contrario, dispensarlos lo suficiente de modo que ya no molestaran todos ordenados en su mente clamando por ser atendidos. Quería simplemente despejarse y dejar de pensar en lo negativo para concentrase en las cosas bunas que la vida le otorgaba, nunca había sido alguien pesimista, no sabía que le andaba pasando el último tiempo, pero le molestaba a si mismo notarse tan decaído. No sentía que fuera él mismo.

Dio un par de golpecitos a sus mejillas con las palmas de sus manos mientras andaba con ropas ligeras y de color blanco, una camisa de lino y unos pantalones en el mismo material, fresco y cómoda le permitían caminar por los alrededor del castillo con libertad. Era extraño que todo estuviera tan tranquilo y callado, de seguro la mayoría aún dormía y los que no, estarían haciendo travesuras en el bosque o incluso, en la tierra…

En eso divisó una figura delgada que parecía estar sentada cerca de las puertas del olimpo, le dio cierta curiosidad y en busca de una conversación que le ayudara a disipar el mal estar se encamino a su encuentro, lo reconoció cuando estuvo a pocos metros y se sintió aliviado de que se tratara de él. Boreas era alguien agradable y coherente, seguro podría brindarle algo de la paz que andaba buscando- Buenos días, amo del viento –lo saludó en un tono amable pero ligeramente cómico, ya que no quería que aquella se convirtiera en una solemne charla entre Dioses, sino en algo relajado y cotidiano, sólo para pasar el tiempo.

En un momento y sin ser consciente de ello miró algunas nubes que viajaban más abajo de donde estaba sentado, nubes que eran movidas por el viento, podía escuchar claramente el silbar de este al correr de forma sutil arrastrando esos cúmulos blancos. Era temprano aún y todo estaba tranquilo, lo que le permitió abstraerse de todo su entorno y simplemente perderse en la contemplación de aquellas nubes.

Estaba tan perdido en la observación de aquello que un tifón, una nueva lucha entre Dioses y Titanes podría pasar a sus espaldas y él no se hubiera percatado de ello, por lo tanto no era tan raro que no se hubiera percatado de que alguien lo había notado ahí, y mucho menos que se acercase. Era casi un milagro que no hubiera empezado a desprender una corriente de aire frío proveniente de su cuerpo, pero eso era porque, a pesar de estar sereno, no estaba ese algo especial que lo hacía emocionar. Sus piernas estaban cruzadas, por lo que apoyó el codo en una de ellas y apoyó la mejilla sobre esa mano, su cabello caía hacia el lado izquierdo, y estaba a punto de cerrar los ojos cuando algo lo sacó de su estado. Una voz, la cual reconocía bastante bien.

-Buenos días, rey de los dioses- Comentó en un tono similar al que había recibido mientras ladeaba el rostro para observarlo y con un gesto de la mano invitarlo a tomar asiento a su lado. -Es temprano para lo paseos matutinos ¿no crees?- Su tono de voz era amable, y a pesar de ser respetuoso nunca pudo evitar tutear a los demás dioses, y eso, a los pocos a los que les hablaba con más de dos o tres palabras. Y precisamente Zeus era de ese grupo selecto.

Boreas se veía tan cómodo y tranquilo…Quieto, casi como una estatua de mármol, por eso cuando lo vio mover un poco la cabeza para poder ver a Zeus que estaba detrás de el pareció como si el hechizo se rompiera, y el Dios reaccionó y sonrió mas abiertamente ante su respuesta que le seguía el chiste. Se llevó el cabello hacia atrás acomodándolo detrás de la oreja, pues la brisa fresca que soplaba a esas horas le desordenaba la melena dorada. Le gustaba aquella brisa suave y fresca que hacia que las nubes blandas y de aspecto suave se movieran por el cielo, despejándolo, dando lugar a los primeros raoys del sol que descendía con asombrosa lentitud dando inicio a un nuevo día.

Se acercó hasta el Dios de los vientos del norte y se sentó a su lado, dedicándose como él a examinar aquel baile desordenado de las nubes esponjosas, provocado por la brisa matutina. Era algo relajante, que aunque rutinario ayudaba a extraviarse en profundos pensamientos. Regresó después la mirada al otro al escuchar su pregunta y simplemente se encogió de hombros- Para variar tengo algunos problemas para conciliar el sueño, y me aparecía salir a caminar un poco antes de que el trabajo me obligue a encerrarme tras las paredes de mi vivienda.

Regresó la mirada a las nubes y estas cambiaron la dirección placida en la que se movían, un grupo pequeño de ellas comenzó a amontonarse en un punto del cielo formando un dibujo… Con sólo su mirada el padre de los Dioses acababa de transformar aquel uniforme montón de nubes en un pequeño dragón alado que parecía planear por el cielo celeste, la brisa sopló más fuerte y las nubecillas volvieron a esparcirse perdiéndose la figura formad por el dios-.Es un buen entretenimiento –comentó regresando la vista al otro.

Casi siempre prefería estar solo, en algún sitio solitario, apartado, donde no le molestara el ruido ni los otros inmortales... sin embargo, la compañía de Zeus era de las que no le molestaban, por ello lo había invitado a acercarse; quizas una buena conversación les sentaría bien a ambos, pues, de sobra conocía los problemas de aquél dios para dormir, y el hecho de que estuviera por ahí tan temprano significaba que tenñía problemas con ello. Lo observó un instante mientras se acercaba, su cabello ondeaba sutilmente con la brisa mattutina, que parecía refrescar a la Aurora, Eos.

-Trabajas demasiado- Comentó tranquilamente mientrtas volvía su mirada a las nubes, observandolas danzar por el cielo, cosa que de niño hacía con su madre y disfrutaba. - ¿No has pensado en delegar un poco de trabajo? así podrías relajarte un poco y quizas dormir mejor- Comentó, aunque de antemano ya se esperaba una respuesta negativa, pues serguram,ente el otro no acpetaría hacer eso.

Hizo soplar una brisa fría que movió las nuebes dibujando un grifo en el aire por un momento. - En realidad es muy entretenido... podría pasar todo el día haciendo esto-